H, Matamoros, Tamaulipas:

No se hagan bolas

PALACIO
Por Mario A. Díaz


      EN los últimos días, dos temas han polarizado la opinión pública. Uno, el cambio de nombre al máximo paseo turístico en este puerto fronterizo y, el otro, la petición de cambio de identidad a una de las avenidas más transitadas de la comunidad.
    Mientras el cabildo ya aprobó que de ahora en adelante a la playa Bagdad se le conozca como playa Costa Azul, ese cuerpo de representación popular analizará una propuesta ciudadana que solicita que a la avenida Manuel Cavazos Lerma se le identifique como Jorge Cárdenas González.
    El cambio de nombre a la playa matamorense obedece a rendir tributo al canta-autor RIGO TOVAR y su Grupo Costa Azul. Del mismo modo, la rectificación de nombre a la arteria citadina ubicada en el centro geográfico de la ciudad, tiene como finalidad honrar y recordar al primer alcalde de oposición en la esquina noreste tamaulipeca.
    Respecto a la decisión por mayoría de votos del cuerpo edilicio, el cambio de Bagdad a Costa Azul al balneario levantó ampula en distintos sectores sociales.
    Los argumentos en contra más recurrentes son, por ejemplo, que se va en contra de la historia y la tradición; que no existe respeto a la decisión tomada por el cabildo de la época al cambiar el nombre de la playa de Lauro Villar a Bagdad; que existen otros asuntos de más importancia para la colectividad que requieren de la atención de los ediles; que con el pretexto de incentivar el turismo se envía un mensaje subliminal de tinte político panista con “costa azul”; y que, dadas las circunstancias económicas, ausencia de infraestructura, inseguridad en la tenencia de la tierra y la presencia de pescadores en el lado sur del balneario, poco o nada se habrá de avanzar en el actual trienio albiazul.
    En contraparte, las opiniones favorables se centran en que el cambio de Bagdad por Costa Azul reactivará el turismo y derrama económica en ese destino del noreste mexicano; que será una motivación para incrementar la presencia del turismo nacional, principalmente de las entidades vecinas de Tamaulipas y del Valle de Texas; y que, además, se honraría al artista que con sus melodías musicales logró que Matamoros sea inmediatamente ubicado en el territorio nacional y extranjero.
    Al margen del absoluto respeto que ambas posturas ciudadanas se merecen, lo cierto es que, para bien o para mal, la voluntad ciudadana representada en el cabildo que presidió DON JORGE CARDENAS GONZALEZ que aprobó el cambio del nombre de playa Lauro Villar a playa Bagdad, prácticamente ha sido violentada por el actual, como en su momento se hizo al pasar de Washington a Lauro Villar.
    Lo que necesariamente obliga a reflexionar acerca de una legislación que garantice la autoridad y decisiones de los órganos colegiados y de representatividad ciudadana, como son los cuerpos edilicios.
    Sin el menor ánimo pesimista, lo cierto es que el detonante que requiere el máximo paseo turístico en esta ciudad norteña fronteriza no es el nombre de Washington, Lauro Villar, Bagdad o Costa Azul. Lo que realmente se necesita para atraer la inversión de capitales es la seguridad en la tenencia de la tierra, energía eléctrica, agua potable, reubicación de los pescadores y, además, la seguridad para los inversionistas y para el turismo nacional y extranjero que elijan ese destino para vacacionar.
    Así de sencillo.
   Referente a la propuesta ciudadana para cambiar de nombre a la avenida Manuel Cavazos Lerma por el de Jorge Cárdenas González, el asunto no es tan sencillo como parece. Primero, por los efectos colaterales que el cambio de nomenclatura traería consigo para efectos de direcciones en documentos oficiales o comerciales, y segundo, porque, al margen de comparaciones odiosas, ambos gobernantes, desde sus respectivas responsabilidades, aportaron beneficios para sus representados.
   Como el tema da para más, lo abordaremos en futura colaboración.
   Y hasta la próxima.

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Editores periodico frontera

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