DIALOGANDO
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Por Roberto Olvera Pérez.
Para recordar, por cierto, con todo
respeto una anécdota y recordando al buen amigo y polémico que se nos adelantó
en el camino. Me refiero a Don Ernesto Rodríguez Garza, mejor conocido como “El
lobo”, haciendo alusión al apodo al lugar donde radicaba en un Ejido del municipio
de Méndez, donde fue Presidente Municipal en el período 1981-1983. También fue
líder de la
Confederación Nacional Campesina de la Liga de Comunidades Agrarias
y Sindicatos Campesinos en Tamaulipas y diputado local de la LVII Legislatura
Local del Honorable Congreso del Estado
en el período 1993-1995, provocando consternación en figuras públicas y
amigos que le conocieron a lo largo de su trayectoria.
El lobo, quienes todos los
conocíamos era sencillo, simpático, amable; además de un gran líder era un gran
ser humano.
Resulta un día y en buen día, en un
lugar de la mancha de la capital del Estado rumbo al norte de la ciudad,
precisamente frente al Ejido Benito Juárez, el buen “Lobo”, estaba dando rienda
suelta a sus cosquilleos amorosos con una joven y bella dama; sin pensar que
era vigilado todos sus movimientos y muy de cerca por la –dizque- dueña de sus
quincenas en ese entonces, acompañada esta de otra mujer más madura, cuando
esta misma sin mayor recato alcanzó a llegar al cuarto del hotel donde había
entrado el amigo nativo del municipio de Méndez, Tamaulipas. Usted amable
lector ya sabe a qué iba…El Lobo la reviró y corrió pronto como pudo al cuarto
del baño ahí se refugió por buen espacio hasta que se calmaran los ánimos de su
“querreque”, cuando sin pensarlo esta dos veces la dama le tocaba la puerta
fuertemente donde estaba oculto “El lobo” y le decía: Lobo, lobo estas ahí y
dicen que contestaba el Lobo, me estoy bañando; por lo que nunca supimos como
le fue al final con su amasia.
Bueno, pasaron los días y que me lo
encuentro por la calle Hidalgo por donde acostumbraba a transitar siempre. Le
pregunte, mi líder como le fue ese día de los hechos, me dijo, uta cabrón no le
deseo a nadie lo que me pasó, por poco me linchan, pero al fin la libre.
Por cierto, la dama que fue a
reclamar lo suyo también era compañera de bancada del Congreso del Estado en
aquella legislatura al cual ambos pertenecían. Lo que sabemos que la amasia era
originaria del Ejido Calabacillas del Municipio de Bustamante y según se decía
era descendiente del Profr. Y General Alberto Carrera Torres. ¿Adivine quién
fue?
Cabe destacar, que este inanimado
líder campirano lo enamorado nunca se le quitó pese a su edad madura y decía
“viejo yo, viejo los cerros que todavía enverdecen”, pues era hombre de campo y
compartía con el que este escribe detalles sobre a su paso de su carrera
política. Recientemente se le distinguió en el 86 aniversario de la CNC celebrado en la capital
del estado donde el gobernador Egidio Torre Cantú, entregó Medallas al Mérito
Agrarista a destacados líderes agrarios tamaulipecos entre ellos al hoy extinto
líder Ernesto Rodríguez Garza, que a nombre de él, pasó una de sus hijas a
recoger tal distinción. Esa fue una de sus últimas faenas de la política tamaulipeca.
Por lo que desde este espacio le
enviamos nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos. Pero más con
profundo dolor los campesinos de Tamaulipas, que dirige actualmente Juan Báez
Rodríguez, lamentan la pérdida de este gran líder y mejor ser humano.
Por
hoy es todo, en la próxima seguiremos dialogando del acontecer político
tamaulipeco.
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