H, Matamoros, Tamaulipas:

¿Sopa de su propio chocolate?

PALACIO
Por Mario A. Díaz

      
         LUEGO de varios años de actuar impunemente, incluso, sin rienda oficial, los agentes del Departamento de Tránsito Local han externado públicamente su descontento ante lo que consideran abusos del nuevo titular en esa dependencia del actual gobierno municipal panista.
    Mal trato, bajos salarios, fin a la compensación por infracciones, renuencia a la disciplina militar son, entre otros, los argumentos de los ahora llamados policías viales.
       Como en su momento lo hicieron los trabajadores del Departamento de Limpieza Pública, los oficiales reguladores del tráfico vehicular manifestaron su inconformidad, el pasado lunes, frente a la presidencia municipal.
         Utilizando las patrullas como escaparates, colocaron cartelones en donde anotaron sus inconformidades y a la vez sus exigencias.
    En aquella ocasión, una comisión fue recibida por el Secretario del Ayuntamiento por instrucciones de la alcaldesa LETICIA SALAZAR VAZQUEZ, mismos integrantes que se entrevistaron con el funcionario, la tarde-noche de antier.
     
  Independientemente de lo que especifique la normatividad laboral y si reciben un trato militar o no, lo cierto es que los “extamarindos” están sintiendo el rigor de la autoridad civil y de las fuerzas armadas.
    Acostumbrado a hacer y deshacer a su antojo e infraccionar a automovilistas por el más mínimo motivo, sin criterio alguno, hoy en día los policías viales están pagando por los innumerables abusos que cometieron en contra de inermes ciudadanos.
     Bastaba cualquier motivo para que el agente vial elaborara una boleta de infracción que, en muchos de los casos, no causaba alta en la tesorería municipal.
    Con la amenaza de llamar a “terceras personas” en su apoyo, los oficiales de tránsito local disuadían de inmediato cualquier reclamo del ciudadano infraccionado. Sobran casos de agresiones verbales y físicas, no denunciadas, por supuesto, para quienes osaban manifestar su inconformidad al patrullero.
    Asimismo, son incontables los casos de obreros que gastaban todo su salario o un porcentaje importante de éste para sufragar el costo de la infracción e, incluso, el arrastre de la grúa al corralón de tránsito local.
    Cínicamente, los inconformes reclaman salir a las calles en labor de patrullaje, para obtener un ingreso mayor proveniente del porcentaje de las infracciones aplicadas.
    Es decir, obtienen mayor percepción económica infraccionando, que los mil 850 pesos que reciben quincenalmente.
    Con la mano dura de la autoridad municipal en ese rubro, cierto es que los oficiales de tránsito local no están ganando económicamente ni recibiendo el trato al que estaban acostumbrados en la cadena de mando. Sin embargo, también es muy cierto que, en contraparte, los automovilistas en esta ciudad fronteriza y quienes viajan de paso, ya no tienen que lidiar con esos malos servidores públicos, con sus excepciones, por supuesto, ni tampoco gastar en dádivas o pago de infracciones que generalmente no ingresaban a la hacienda municipal.
     Cabe señalar que como consecuencia del acuartelamiento de los policías preventivos y ahora de los agentes viales, se hace cada vez más necesario que el ayuntamiento acelere el proceso de liquidación o reincorporación a sus actividades, tramitando la agilización de la prueba de confianza de las instancias gubernamentales estatal y federal.
    Resulta inconcebible que decenas y decenas de policías preventivos y viales, permanezcan incrustados en la nómina oficial sin desempeñar ningún trabajo.
     Cierto es que existen condiciones de trabajo y legislación laboral que tanto trabajadores como la parte patronal deben cumplir al pie de la letra. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, no pasa desapercibido que tanto azules como tamarindos están recibiendo una sopa de su propio chocolate y pagando los abusos que cometieron en contra de la sociedad.
   Ni hablar.
   Y hasta la próxima.

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Editores periodico frontera

1 comentarios:

Anónimo dijo...

queee buenoo... andeles tarde o temprano les iva a tocar