LIC. LUIS GERARDO GONZÁLEZ ÁLVAREZ
AYER LOS OFICIOS
HOY LA TECNOLOGÍA
Hola que tal amables
lectores hace algunos días mi camioneta presentaba una faya eléctrica, la
clásica que al estar haciendo alto, faya la maquinada y obviamente tienes que
ir a llevarla al mecánico, empieza uno a checar el bolsillo e imaginarse y
hacer cuentas previas sobre el costo de esta reparación.

De repente entró la
computación y obviamente los mecánicos tienen que saber más de leer un Escáner
o cambiar un sensor, y reemplazar algún componente electrónico como la marcha,
el motor de arranque etc., etc. Se acuerdan ustedes de los talleres eléctricos
como el del chino Lee en la Av. Lauro Villar en contra esquina de Republica de
Cuba, que quitaban estas piezas y prácticamente las reconstruían, reembobinaban,
cambiaban los carbones y la armadura también la reconstruían, un oficio y un trabajo muy profesional en su
tiempo.
Es hoy un oficio que
también va de salida son muy pocos los mecánicos que tienen computadora y que estos se meten al internet.
Otro oficio que sin
lugar a dudas ya esta fuera de actualidad, es el del fotógrafo de estudio, se
acuerdan de aquel clásico fotógrafo del barrio como no acordarnos de nuestras
primeras fotografías y del álbum familiar, la foto de un bebe cachetón, gordito
y encuerado. Era una foto clásica que tenían las mamas de sus niños y
obviamente más si se trataba del primogénito.
Causa nostalgia
recordar que antes los álbunes de fotos eran la biografía sentimental de uno,
cuando nos bautizaron, la primera comunión, tu confirmación, los XV años, la
boda, los hijos y hasta el velorio. Todas estas etapas las tenías en tu álbum
fotográfico y casi siempre eran fotos de estudio en la que se incluía a toda la
familia.

Oigan se acuerdan del
afilador?, este hombre que iba en su bicicleta silbando y gritando ¡El afilador!,
prácticamente creo que ya nos lleva ya varias décadas, más bien parece un
personaje salido de alguna película o de algún álbum fotográfico, del cronista
de alguna parte de la republica.
Hoy en día es cada vez más difícil encontrar un afilador con su llanta de bicicleta o rueda de carruaje, con su cinta y una piedra de esmeril para ir afilando. Hoy compras unas tijeras chinas o un cuchillo que te duran 15 días y las tiras, pero que tal antes uno ahorraba para comprar el regalo de 10 de mayo a la mamá, su juego de cubiertos, sus finos cuchillos para los días de fiestas importantes.
Otro oficio que
también esta en extinción ya quedan muy pocos, mucho muy pocos sastres, de ésos
que te podían entregar un acabado maravilloso, aquí en Matamoros tenemos uno
que ya tiene historia y un gran prestigio, nuestro amigo costuritas ahí en la
calle González contra esquina de un centro médico muy importante.
Muchos de estos
sastres hoy en día han hallado su negocio en la confección de los vestuarios de
los grupos artísticos, para las obras de
teatro y musicales, para bailarines y
bailarinas.
La sastrería antigua
ha pasado a transformarse a modistos de alta costura, donde cobran un prestigio
de talla internacional, y obviamente se podría decir que estos son la segunda
generación en cuanto a este oficio se refiere, y por ultimo el zapatero el
llamado zapatero remendón, este que ponía el relieve y cocía esta parte
dolorosa de nuestro pie donde esta el juanete, el cayo, el ojo de pesado, el
talón mal formado para hacer tu horma de
manera exacta.
Se acuerdan ustedes
de aquellos zapatos tan conocidos por su durabilidad y elegancia los Zapatos
Canadá, con su modelo exclusivo para hombres el bostoniano, Los Blasito para
los niños, y obviamente están por ahí los Tres Hermanos, hoy todas esas
empresas importan zapatos de Brasil, China o Indonesia.
Los talleres que aun
subsisten en cuanto a reparación de calzado, y que tienen todavía esa
sensibilidad estética se han vuelto unos artesanos maravillosos y que ya nada
tienen que ver con la producción masiva del zapato.
Hoy en día los
adelantos tecnológicos se encargan de modificar nuestras costumbres, y por ende
se erradican dramáticamente un gran número de estos oficios dejando la
nostalgia y un vacio en las Familias Mexicanas.
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