Mucha industria y pobres servicios públicos
Por Ambrosio Garza D.
El enorme
potencial de Altamira, en el rubro industrial, ha generado que nomás unos
cuántos se beneficien, mientras la mayoría tenga que pagar el precio del
“progreso” viviendo entre el atraso y la marginación
El municipio de Altamira es rico en industria, vista a ojos de
todos, pero la inmensa mayoría de sus habitantes viven en la miseria y el
olvido de las autoridades municipales.
Por ello en
Altamira, día con día, crece la inconformidad contra las autoridades
municipales, incluyendo a los diputados, por el abandono en que vive la
población, mientras que en contraparte la industria, allí aposentada desde hace
años, sigue produciendo millones de pesos diarios de utilidad.
RECUENTO DE DAÑOS
Los altamirenses
viven entre el olvido y las aguas negras, con falta de empleo y los que tienen
alguna ocupación laboral, reciben nomás migajas de las enormes utilidades que
produce la industria.
Con agua potable
contaminada, con falta de escrituras en la mayoría de los terrenos en donde
viven, teniendo como vecina a la basura y las aguas negras, ante la falta de
servicios públicos, la población de Altamira vive en una paradoja, pues por un
lado la floreciente y boyante industria la colocan con un potencial en la zona
sur, pero en su contraparte la infame miseria en que vive la inmensa mayoría
ubican al municipio en el último eslabón del progreso, casi una aldea de un
país tercermundista.
Los graves
problemas de salud pública a los que se enfrenta el ciudadano de a pie no
corresponde al enorme progreso que la industria pudiera representar ante los
ojos de todos, en donde las letrinas siguen siendo parte de la “calidad” de
vida de la población.
La educación
pública es mediocre, ante la falta de estructura y, en muchos de los casos, la
existente se está colapsando.
La falta de
alumbrado público en varias colonias se contrapone a la gruesa “inversión” de
60 millones de pesos que se hizo en luminarias y que arrojó importante “diezmo”
a los bolsillos del alcalde PEDRO CARRILLO… Es decir que compraron los cerillos,
pero no hay veladoras.
La prensa está
sometida, porque no han acallado el reclamo de la sociedad gracias al grueso
billete que PEDRO CARRILLO ESTRADA emplea para “agradecer” su silencio, pero lo
más grave es la difusión de las cuentas alegres a través de boletines,
presumiendo las “bondades” de un gobierno que en la práctica y señalado por la
población, es inoperante.
Lo anterior es
la realidad en que se revuelca un pueblo que ha sido azotado por la plaga del
burocratismo, de la política y de la complicidad infame para el saqueo.
El alcalde PEDRO
CARRILLO y su pandilla, como son los síndicos, regidores y los diputados
locales GRISELDA CARRILLO REYES y ARMANDO LÓPEZ, siguen haciendo de las suyas, devorando el
presupuesto como los carroñeros políticos que son.
Y mientras la
realidad del grueso de la población no cambia y no cobija ninguna esperanza de
que lo haga, el alcalde PEDRO CARRILLO sigue sustrayendo recursos para terminar
unos locales comerciales, sin importarle que se hayan edificado en una zona
federal…
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