La selección mexicana cerró su preparación rumbo a la eliminatoria con un triunfo ante Brasil, vengando la derrota ante la verdeamarelha en Torreón.
Arlington, EU. • En principio, la selección mexicana le ganó a su similar de Brasil 2-0 ayer por la tarde en un pletórico Cowboy Stadium porque quiso ganarle. Y esto, que parece muy simple, hay que hacerlo notar porque no siempre en el futbol coinciden en un mismo punto el deseo y la realidad.


Hasta esta anotación los dos equipos se habían neutralizado. Brasil hecho un caos, peligroso por la capacidad de sus estrellas, México mordiendo como perro hambriento, pero con pelotazos a la extraordinaria velocidad de Javier Hernández, único en punta.
Si el gol de Giovani le dolió a los brasileños no se notó. Ni su codiciada estrella Neymar, ni el velocista lateral izquierdo del Real Madrid, Marcelo, ni el fortachón Hulk, pesaron como para conceptualizar una reacción.
Al minuto 30, Andrés Guardado aprovechó el espacio que le dejó su marcador Danilo y en un largo pelotazo se comió la banda izquierda, sacó entonces un centro venenoso por abajo que apuradamente desvió a tiro de esquina el capitán Thiago Silva.En la larga jugada que procedió a este cobro se registró el segundo y definitivo gol mexicano.
Describir esta acción es un resumen perfecto del juego: quisieron salir con la pelota dominada los defensores amazónicos, pero Gio mostró más energía que ellos y en plena área rival recuperó la pelota, se enfilaba con ella a la meta cuando le salió al paso el defensor Juan, Dos Santos le hizo un quiebre a la izquierda y con extrema torpeza fue derribado. Penal inobjetable que cobró elChicharito a la izquierda de Rafael, por abajo, pegado al poste.
Dos goles eran demasiada dosis de veneno como para no dañar de muerte al inoperante equipo dirigido por Mano Menezes. Y eso que apenas iban 31 minutos de la primera mitad.
En el segundo tiempo hubo espacio y tiempo para casi todo: Jesús Corona, que había sido exigido sólo en un disparo de Óscar en el primer tiempo, tuvo dos o tres buenas atajadas. Entraron varios jugadores de cambio, sin descomponer el cuadro mexicano, aunque ya sin la capacidad de generar más goles.
Aldo de Nigris, al reemplazar a Giovani al minuto 54, es el que más minutos tuvo de los habituales suplentes. Pero también jugaron Édgar Andrade, por Pablo Barrera; Gerardo Lugo, por Javier Hernández; Ángel Reyna, por Guardado e Israel Jiménez por Severo Meza, quien se había dado unos manotazos con Neymar minutos antes.
Quizá los brasileños, acostumbrados a que les rindan pleitesía por donde se aparecen, ni se acordaban que le habían puesto el alto al inicio triunfador del Chepo de la Torre, el 12 de octubre pasado en Torreón. Para los mexicanos sin duda el triunfo en este fastuoso escenario fue toda una revancha. En la cancha y en la tribuna, donde se dio un duelo cargado de colorido y ocurrencias entre seguidores de una y otra camiseta.
El equipo mexicano tuvo la suerte de los que trabajan muy bien al inicio de la jornada. Los brasileños reaccionaron con el ingreso de Lucas y Alexandre Pato en la segunda mitad, pero no al grado de sentir realmente que podían hacerle daño a Corona. Quizá aquel centro por izquierda de Hulk en el que precisamente Pato no atinó a meter la pierna, cuando apareció sólo ante la portería nacional, fue la mejor ocasión de que dispusieron.
Y si Giovani y Chicharito tuvieron el reconocimiento como anotadores del partido, hay que hacer mención especial al despliegue del lateral izquierdo Jorge Torres Nilo, muy concentrado y efectivo no sólo en la defensa, sino cuando se atrevió a incorporarse al frente. Muy bien los contenciones Jesús Zavala y Carlos Salcido, también Andrés Guardado, siempre dando salida por su sector izquierdo.
Sobrado de entrenamientos y partidos, el equipo mexicano comerá su postre el viernes en el Estadio Azteca, ante Guyana y tendrá que apelar al carácter para que el juego contra El Salvador el martes 12, en la capital de ese país centroamericano, se convierta en un adecuado digestivo. De lo contrario, tanta comilona en suelo estadunidense, puede convertirse en una gran vomitada.
Un negocio de 10 millones
Si alguien duda que la selección mexicana es un creciente y magnífico negocio cada que aparece en territorio estadunidense, chequen estos números: Se dice que el precio promedio de un boleto para el partido de ayer por la tarde en el Cowboys Stadium, se cifró en los 129 dólares.
Nada exagerado. Tuve la oportunidad de platicar con personas, parte de grupos familiares de hasta 20 integrantes, que me dijeron que pagaron por cada boleto 200 dólares. Aún en un sector en el que se puede ver el partido de pie, en una amplia explanada en la que la cancha prácticamente no se ve y sólo se tiene línea de vista con algunas de las enormes pantallas, pagaron 60 dólares por cada entrada.
Bueno, si uno toma en cuenta que la entrada oficial, anunciada por el sonido del estadio, fue de 84,516 espectadores y multiplica esta suma por 129 dólares, se obtiene la mágica cantidad de 10,902,564 dólares (sí, más de diez millones 902 mil dólares).
Con mucha dificultad se puede encontrar un partido de futbol que genere tanto dinero en cualquier parte del mundo.
Ya entrados en estos cálculos, habría que tomar en cuenta otro ingreso muy importante para los organizadores del juego de México contra Brasil. Los famosos esquilmos, la venta de comida y bebida, el pago de estacionamiento, la compra de souvenirs o recuerdos.
Con la arbitrariedad que genera la falta de información oficial, si uno definiera un gasto de 60 dólares por persona por esta serie de conceptos (cifra que se antoja conservadora), habría que sumar otros 5 millones 100 mil dólares.
Nadie cuestiona que un juego contra los brasileños deje enseñanzas buenas para los jugadores de la selección mexicana. Pero que a nadie le quepa ninguna duda de que lo que realmente inspira este tipo de juegos, en este tipo de escenarios, es el elemento negocio.
Sirve para “delinear cosas”
El entrenador de la selección mexicana, José Manuel de la Torre, declaró que “este resultado nos indica que le ganamos a un gran equipo”, aunque se tratara de la selección Sub 23 de Brasil, e indicó que “hemos ido delineando las cosas”, pero se abstuvo de dar el once titular ante Guyana para el juego del próximo viernes.
“Como siempre he mencionado, no me puedo adelantar a la alineación porque las circunstancias cambian y la principal intención de estos partidos es la preparación para la eliminatoria y el juego ante Guyana”
Agregó: “Por supuesto que hemos delineado las cosas, viendo a los jugadores, pero yo no puedo adelantar nada, siempre voy a esperar hasta el final, saber cómo están ellos para poder dar el mejor once que va a enfrentar al rival que esté en puerta”.
Respecto a la victoria 2-0, el estratega está consciente que no fue sobre el primer equipo brasileño. “Este resultado lo único que nos indica es que le ganamos a un gran equipo que se está preparando para Juegos Olímpicos, con gran calidad y bien dirigidos. No siempre tienes facilidad para enfrentarte a equipos como Brasil, entonces siempre va a ser importante ganarles”.
Sin embargo, destacó la utilidad del partido de cara al duelo del próximo viernes ante Guyana en el Estadio Azteca: “Aquí estamos matando dos pájaros de un tiro, jugar con un buen rival y seguirnos preparando muy bien para el objetivo, que es la eliminatoria”.
Sobre si el Tri tuvo menos problemas con las condiciones del campo y con el plantemiento de Brasil, De la Torre aseguró que: “México se adaptó rápido a las circunstancias, a cómo juegan ellos, supo aprovecharlas y hacer dos goles, de Brasil no puedo hablar porque el responsable es Menezes y allí no me meto”. (Agencias/Arlington)
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