1 DE MAYO. FESTEJO DE UNA CRISIS
Por: Jaime sosa
Ayer martes 1
de mayo se conmemoró una vez más el Día Internacional del Trabajo, los
trabajadores y sus gremios salieron a las calles de la Ciudad mara manifestar
sus informidades, demandar solución a sus problemas, pero a su vez (de manera
velada) a refrendar su compromiso con el gobierno en turno. México y su clase
trabajadora atraviesa una de sus peores crisis en décadas, la seguridad laboral
y social poco a poco desaparecen del lenguaje común, ahora lo importante es la
productividad, eficiencia y gerencia; así mismo los salarios mínimos no
corresponden a una situación económica marcada por la crisis y la constante
alza de precios.
Desde la
llegada del neoliberalismo como un sistema holístico, los trabajadores a nivel
mundial han venido sufriendo retrocesos en sus conquistas históricas, su fuerza
colectiva cristalizada en sindicatos ha ido perdiendo su prestigio social y
político. En nuestro país la mayoría de los sindicatos han crecido bajo el
manto del oficialismo, sobre en la etapa del Partido Revolucionario
Institucional (PRI), con su refundación, se dio paso al corporativismo, un
sistema que a través de grandes centrales mantuvo un férreo control sobre
organizaciones populares, campesinas y obreras.
Es así que el
oficialismo mantuvo el control a través de dadivas a los líderes de los
sindicatos más importantes de la corporación obrera, no obstante en la década
de los años 70´s comenzó un movimiento de insurgencia sindical, es decir, la
formación de organizaciones que escapaban del control priísta, además de
marcarse con tendencias democráticas en sus procesos internos y sobre todo se
organizaron en centrales propias. Pero a pesar de estos esfuerzos los
trabajadores siguen siendo de los sectores más afectados por las crisis, además
de existir nuevas formas de explotación como la llamada tercerización
(outsoursing), la cual impide a los trabajadores generar derechos sociales
debido a giribillas legales que consisten en contratos por días, semanas o
meses.
De igual
forma se ha criminalizado de manera constante las huelgas, tildando a los
trabajadores de flojos, se ha generado una opinión negativa hacia las
conquistas logradas llamándolas privilegios, es triste escuchar voces y leer
opiniones que se manifiesten en contra de estos avances, en lugar de que exijan
los mismo para todas y todos los trabajadores de México. Otro elemento que
corre riesgo es la contratación colectiva, muchas empresas a través de filiales
se dedican a cazar jóvenes a quienes contratan de forma individual, los afilian
a un sindicato blanco y es algo que por lo regular el contratado ignora,
preocupa sobre todo porque éste desconoce por completo que existen leyes que
garantizan sus derechos como trabajador.
Pero el
escenario promete pintar peor ante una reforma laboral que por el momento se ha
detenido, debido a que el periodo ordinario en la Cámara de Diputados ha
concluido, pero el peligro esta latente, debido a que el Partido Acción
Nacional (PAN), no ha desmontado el aparato corporativo el cual se ha regionalizado,
sobre todo con los sindicatos de trabajadores del sector público. Bajo los dos
gobiernos emanados del blaquiazul, las organizaciones sindicales independientes
como el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) han sido proscritas y
marginadas, en contraste se ha fortalecido sindicatos muy cuestionables como el
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el cual es señalado sobre todo
por sus dirigentes principales: Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther
Gordillo.
Es necesario
señalar que la taza de sindicalización en México ha decrecido de manera
importante, sólo el 5% de la Población Económicamente Activa (PEA) cuenta con
un sindicato que lo respalde, probablemente este fenómeno responde a la
incapacidad de respuesta de los propios sindicatos y me refiero a los que se
afirman como independientes, de igual forma estas organizaciones han caído en
los vicios que tanto se le criticaron a los sindicatos oficiales. El reto que
tenemos como trabajadores, empleados, etc. es monumental, finalmente se nos ha
quitado nuestro ethos emancipador otorgado por Carlos Marx, no obstante tampoco
podemos desentendernos de la realidad que golpea a una clase nodal para el
desarrollo de nuestra nación.
Finalmente se
puede afirmar que las consecuencias de este ascenso de incertidumbres (en
palabras de Robert Castel), lo vamos a pagar en 50 años, debido a que el bono
demográfico de México simplemente se esta desperdiciando, la base de viejos
aumentará y la pirámide poblacional se invertirá, en otras palabras habrá más
viejos que jóvenes y la seguridad social simplemente colapsará, porque no
fuimos de generar condiciones favorables desde hoy
0 comentarios:
Publicar un comentario