Urgente el drenaje pluvial
-Egidio y Lety deben dejar como herencia ese proyecto
-El primer paso sería recordado con el paso del tiempo
-El problema se agudizará, como consecuencia de cambios climáticos
POR ser todavía tema recurrente ante la
declaratoria de zona de desastre, bien vale la pena abundar en el grave
problema que representan las inundaciones en esta ciudad fronteriza.
Con todo y que los gobiernos estatal y
municipal que presiden EGIDIO TORRE CANTU y LETICIA SALAZAR VAZQUEZ,
respectivamente, están por concluir, sería conveniente que antes de entregar la
estafeta a sus sucesores dejaran como herencia un proyecto encaminado a
terminar, de una vez por todas, con esa problemática citadina.
Ambos, EGIDIO y LETY, debieran conjuntar
esfuerzos para aprovechar la segunda mitad del mandato constitucional del
presidente ENRIQUE PEÑA NIETO, para obtener los recursos federales que se
requieren para el cada vez más necesario drenaje pluvial.
Cierto es que una obra de tal magnitud
requiere de una inversión millonaria, dadas las condiciones topográficas en la
esquina noreste tamaulipeca.
De acuerdo a los expertos en la materia,
la planicie en donde se ubica la tres veces heroica Matamoros requiere forzosamente
de un sistema de bombeo, ante la imposibilidad de retirar los excedentes de
agua de lluvia por medio de la gravedad.
Desafortunadamente, por tratarse de una
obra, importante, sí, pero de esas que no se ven ni hacen lucir al gobernante,
tanto alcaldes como gobernadores en turno evitan enfrentar y solucionar esa
grave problemática urbana.
Sin embargo, ante los cambios climáticos
que se han presentado en el planeta en los últimos años, como consecuencia del
calentamiento global, se hace cada vez más urgente y necesario evitar las
inundaciones en este puerto fronterizo.
Es objetivo precisar que ante la presencia
de fenómenos meteorológicos atípicos, ni las ciudades más modernas escapan al
colapso que provocan precipitaciones pluviales de alta densidad.
Cuestión de analizar las inundaciones y
daños que provocó en el sureste de Texas la misma tromba que afectó el noreste
tamaulipeco justo el pasado viernes.
Desde luego que no se trata de comparaciones
odiosas o actitudes malinchistas. No obstante, es sano subrayar que las
ciudades en el Valle de Texas también se inundaron como consecuencia de las
siete pulgadas que registraron los pluviómetros durante el paso del meteoro.
Allende el Bravo, Edimburg,
Harlingen, McAllen y Brownsville, por ejemplo, son ciudades que fueron
colapsadas por la gran cantidad de agua que en tan poco tiempo descargó la
madre naturaleza. Ni sus sistemas de bombeo ni sus resacas naturales pudieron
evitar los acumulamientos de agua en colonias, calles y avenidas.
Sobra decir que la furia de
la naturaleza, en muchas ocasiones, no es posible enfrentarla y evitar los
lógicos daños colaterales, como los sufridos en la contingencia del pasado fin
de semana.
Aunque, claro está, la falta de
infraestructura hidráulica necesaria originó que en Matamoros y sus alrededores
los daños fueran tan cuantiosos que el gobierno federal tuvo que reconocer la
región como zona de desastre.
Tocará a gobernantes y
representantes en el Congreso de la Unión exigir la pronta entrega de los
recursos provenientes del Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN).
No es necesario señalar que
la burocracia gubernamental volverá a ganar espacios informativos ante la
tardanza para la entrega de los
necesarios recursos que en algo habrán de paliar las
economías de las centenas de familias damnificadas.
Ante tan grave situación,
no está de más que tanto el gobernador EGIDIO TORRE CANTU como la alcaldesa
LETICIA SALAZAR VAZQUEZ sumen esfuerzos para dejar como herencia, al menos, el
necesario proyecto que representa el sistema de drenaje pluvial en Matamoros.
Y hasta la próxima.
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