PALACIO
Por Mario A. Díaz
LA diferencia
entre el “deber” y el “hacer” bien puede aplicarse al polarizado asunto que dio
vuelta al país y al mundo la semana pasada, cuya protagonista principal fue la
alcaldesa LETICIA SALAZAR VAZQUEZ.
Como es de sobra
conocido, la situación de riesgo que vivió esta ciudad fronteriza el domingo
antepasado, obligó a la Jefa
de la Comuna a
lanzar una alerta ciudadana en prevención de riesgos innecesarios como
consecuencia del enfrentamientos de dos grupos delictivos antagónicos.
La decisión de
SALAZAR VAZQUEZ fue aplaudida por los residentes locales, pero criticada desde
la perspectiva de la política estatal y nacional.
El saldo oficial
de trece personas muertas durante la sangrienta jornada dominical, aunado a la
alerta de la presidenta municipal un día después, ante las altas probabilidades
de que los enfrentamientos continuaran, provocó la natural atención de los
medios impresos y electrónicos de presencia nacional.
De manera tendenciosa o bien con origen en
tintes políticos, lo cierto y objetivo es que a LETICIA SALAZAR le adjudicaron
un término que nunca dijo de manera literal. A la primera mujer alcaldesa en
este puerto fronterizo se le atribuye haber decretado un toque de queda, aunque
nada más apartado de la realidad.
Sin ánimo de
defensas oficiosas pero a la vez innecesarias, nunca será lo mismo lanzar una
voz de alerta en prevención de tal o cual contingencia que externar o decretar
un toque de queda, con todo y lo que ello significa.
Líderes de opinión
con presencia nacional dividieron criterios en lo que a juicio de ambas
posturas consideraron. Por un lado tacharon de irresponsable y fuera de su
ámbito que SALAZAR VAZQUEZ haya decretado un toque de queda. Por el otro,
reconocieron la valentía de la edil y su responsabilidad al frente de sus
representados.
Lógicamente, los
niveles de gobierno estatal y federal acusaron el golpe político ante el grave
clima de inseguridad que, reconózcanlo o no, priva en Tamaulipas y otras
entidades.
SALAZAR VAZQUEZ
desnudó las acciones de la coordinación interinstitucional en materia de
seguridad pública y, por supuesto, dejó por los suelos la actividad que
supuestamente llevan a cabo en Tamaulipas las fuerzas federales de apoyo.
Sin embargo, le
sobra razón cuando el mismo gobierno federal a través de sus instituciones
armadas y de procuración de justicia consignaron que durante la jornada
violenta del domingo antepasado que se prolongó durante la mayor parte de ese
día en distintos puntos de la ciudad, el saldo mortal fue de trece personas que
perdieron la vida trágicamente.
No es necesario
tener más de dos dedos de frente para entender y reconocer la nula o
insuficiente presencia de soldados, marinos o policías federales.
Ahora bien, vale
la pena analizar entre lo que una autoridad debe hacer y lo que tiene que
hacer, en base a responsabilidad ciudadana y cadena de mando
político-gubernamental.
Sobran quienes ven
con buenos ojos que la alcaldesa matamorense haya lanzado una alerta ciudadana
con el único objetivo de evitar víctimas inocentes. Lo mismo hacen las
autoridades de Protección Civil en casos de desastres naturales, por ejemplo, o
bien las embajadas y consulados de los Estados Unidos de Norteamérica, cuando
sugieren a sus ciudadanos no visitar destinos de riesgos en el territorio
nacional.
En contra parte,
también existen opiniones en el sentido de que la presidenta municipal no
respetó el protocolo e, involuntariamente, se llevó de encuentro a los
gobiernos estatal y federal.
En consecuencia,
la embestida del gobierno del presidente ENRIQUE PEÑA NIETO, vía Secretario de
Gobernación, MIGUEL ANGEL OSORIO CHONG, no se hizo esperar tildando de
irresponsable a quien sólo lanzó una alerta ciudadana y nunca decretó un toque
de queda.
Justo ahí es donde
debe prevalecer la cordura y la reflexión objetiva para separar entre lo que se
debe hacer y lo que se tiene que hacer.
Todo parece
indicar que LETICIA hizo lo que tenía que hacer en bien de sus representados, y
pasó por alto lo que tenía que hacer en base al protocolo
político-gubernamental.
Y hasta la
próxima.
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