H, Matamoros, Tamaulipas:

PALACIO


   
 ¿Cultura o pesos?

 SI bien es cierto que las leyes y reglamentos son para respetarse, también es muy cierto que, en muchas de las ocasiones, la autoridad competente actúa de manera parcial o bien con fines meramente económicos y no de interés común.
    Lo anterior viene a colación por la campaña exagerada en contra de automovilistas que ha desatado el Departamento de Tránsito Local.
    Lejos de tratarse de acciones tendientes a reforzar la cultura del respeto a los ordenamientos viales, los patrulleros de esa dependencia prácticamente se dedican a cazar conductores que por descuido o a propósito no respetan el reglamento en la materia.
    El uso del cinturón de seguridad, el respeto a los señalamientos y semáforos, circular a la velocidad permitida o bien los cristales polarizados son  causales de sanciones administrativas, cuando el automovilista hace caso omiso a tal normatividad.
    Sin embargo, el espíritu de la ordenanza se pierde cuando los encargados de hacer respetar el reglamento vial cumplen con su responsabilidad llevando como único objetivo el captar un número determinado de infracciones para lograr la recaudación de tal o cual cantidad de pesos y centavos.
   Lejos de acciones que inhiban el paso de un alto o bien el exceso del límite de velocidad, los agentes viales se emboscan en lugares estratégicos para cumplir su misión que tiene como fin la captación de recursos.
    La combinación de ambas acciones contribuiría a reforzar la cultura vial en la comunidad y, además, el reforzamiento de las finanzas municipales mediante el cobro de las infracciones.
   Como si se tratara de cumplir una cuota diaria o por turno, los policías viales dedican la mayor parte de su tiempo a cazar conductores despistados o abusivos, según el caso.
    Si realmente la Dirección de Tránsito Local quisiera contribuir a la regulación del tráfico vehicular y apoyar la competitividad y modernidad citadina, sus acciones debieran enfocarse en someter al orden a los operadores del trasporte público urbano.
    La anarquía en ese rubro está a los ojos de propios y extraños a lo largo de todas las rutas establecidas y avaladas por la Delegación local del Transporte.
    En el entendido de que no necesariamente tengan pasar por alto otras infracciones al reglamento vial.
    El uso del cinturón de seguridad, por ejemplo, es una costumbre que poco se usa en el territorio nacional, contrario a lo que ocurre cuando cualquier ciudadano fronterizo cruza la línea divisoria y se interna en los Estados Unidos de Norteamérica.
    No es con multas, que a su vez generan prácticas corruptas, como se logrará que los conductores aztecas entiendan las ventajas que representa conducir sus unidades motrices con ese aditamento. Se requiere de una campaña efectiva y duradera para lograr ese objetivo.
    Ahora que, si de lo que se trata es de aprobar reglamentos que generen beneficios económicos a través de las sanciones administrativas, eso es otro cantar.
   Un efecto colateral de la exagerada campaña de Tránsito Local en contra de los automovilistas podría reflejarse el día de las próximas votaciones.
    Bajos salarios, canasta básica por las nubes, alto costo de la electricidad y gas butano, rentas, entre otras calamidades, agudizan el acosamiento de los agentes viales.
    Tampoco se trata de que los poseedores de vehículos hagan y deshagan el reglamento vial. De lo que se trata es que la autoridad competente inhiba la violación al reglamento e induzca la cultura en el manejo.
    Mientras prevalezcan los pesos y centavos por encima del bienestar común, poco o nada se podrá hacer para que Matamoros sea considerada una ciudad modernista.
     Por cierto, lo mismo sucede con el arrastre al corralón de tránsito local por las grúas al servicio de esa dependencia.
    Sin señalamientos debidamente orientados, los automovilistas tienen que desembolsar cantidades por encima de los 800 pesos tan sólo por dejar estacionado su vehículo en una zona restringida.
    Operativos como los antes mencionados dejan entrever que el objetivo es la captación de recursos por encima de la orientación vial.
    Ni hablar.
   Y hasta la próxima.
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Editores periodico frontera

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