Tangente
Por Oscar Díaz Salazar
El 24 de febrero de 2002 se celebró la elección por
la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional, en la que
participaron como candidatos la tlaxcalteca Beatriz Paredes Rangel y el
tabasqueño Roberto Madrazo Pintado, quien resultó ganador de estos comicios y
por tanto de la
Presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, llevando
como formula, en la
Secretaria General , a la Profesora Elba
Esther Gordillo Morales.
La diferencia entre los votos recibidos por las dos
formulas participantes en la elección fue inferior a 2 por ciento, en una
votación total aproximada a los tres millones de sufragios captados en una
consulta abierta a militantes y simpatizantes.
La diferencia tan pequeña entre las votaciones de
Madrazo y Paredes Rangel, y el uso de estrategias que con regularidad utilizan
los priistas en las elecciones constitucionales, es decir en la contienda con
otros partidos, pero esta vez en perjuicio de ellos mismos, los llevaron a
escenificar un litigio postelectoral que fue reseñado ampliamente por la prensa
nacional.
El encono de la lucha y lo cerrado de los
resultados, fueron los factores que pusieron en riesgo de ser invalidado al
proceso para elegir a la corriente que se quedaría con el control del PRI que
en ese tiempo se disputaban Carlos Salinas de Gortari (apoyando a Roberto
Madrazo) y la confederación de gobernadores (TUCOM) afines a Ernesto Zedillo
(impulsando a Beatriz Paredes Rangel).
Entre el 24 de febrero, día de la elección, y el 4
de marzo, fecha señalada para la toma de protesta del nuevo dirigente, la
elección tuvo que ser validada, y desechadas las querellas, por la Comisión Nacional
para el Desarrollo del Proceso Interno, a cargo de Humberto Roque Villanueva.
En esos días de litigios postelectorales inter
priistas, la definición del futuro del PRI (y no es exagerado decir que de
nuestro país) estuvo en manos del órgano encargado de validar las elecciones,
en manos de un grupo de políticos priistas que tuvieron la responsabilidad de
acatar el triunfo de Roberto Madrazo (haiga sido como haiga sido) o anular la
elección ante las múltiples evidencias de irregularidades.
En ese pequeño grupo de dirigentes priistas existía
un empate entre los que creían que la elección se debería repetir y los que
apoyaban a Madrazo, el muy cuestionado ganador por un margen mínimo.
El voto decisivo, el fiel de la balanza, el voto que
destrabó ese empate e hizo posible la llegada de Roberto Madrazo Pintado a la
presidencia del CEN del PRI, fue el del diputado federal tamaulipeco Alejandro
Guevara Cobos, quien formaba parte de ese grupo en virtud de ser también el
presidente nacional del Frente Juvenil Revolucionario.
Muy pocos conocen
las presiones a las que fue sometido en esos intensos días el legislador de
Ciudad Mante para manifestarse en sentido inverso y frustrar el triunfo de
Roberto Madrazo. Muy pocos conocen las amenazas que sufrió en ese tiempo el
político que ha sido dos veces diputado federal y dirigente nacional de los
jóvenes del PRI.
El tono de las amenazas que el ex gobernador Tomas
Yarrington le hizo al entonces joven Alejandro Guevara, primero para favorecer
a Beatriz Paredes y luego en represalia por no hacerlo, motivaron la
intervención del padre de Guevara Cobos.
El Capitán Guevara, militar que en tiempos de
Américo Villarreal fue alto funcionario de las dependencias a cargo de la
seguridad publica en el estado, se reunió con el Gobernador Tomas Yarrington
para decirle, de hombre a hombre, que no anduviera amenazando a su hijo, que el
muchacho no estaba solo, que lo tenía a él y a un amplio grupo de militares
amigos a los que no les intimidaba su condición de Gobernador, agregando que si
le pasaba algo a su hijo, le harían pagar la afrenta.
Esos son los apoyos y padrinos con los que cuenta el
Coordinador de giras y eventos del presidente Enrique Peña Nieto.
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