H, Matamoros, Tamaulipas:

Gobierno reaccionario


Tangente
Por Oscar Díaz Salazar 
Un gobierno reaccionario es el que encabeza el Ing. Egidio Torre Cantú, un gobierno en el que se aplica y elogia la máxima porfiriana de hacer poca política y mucha administración.
Ignorante de nuestra historia, el gobernador Torre le restaura privilegios a la iglesia católica, le entrega un predio para multiplicar la presencia de la institución que por varios siglos obstaculizó el nacimiento y desarrollo de nuestra nación, y saqueó sus riquezas para prolongar la vida del imperio español.
Traicionando a la institución que, por obra de la casualidad y el sentimentalismo mal encausado, fue puesta en sus manos - la autoridad civil - Egidio Torre transfiere una suma importante de dinero, 6 millones de pesos, para que la iglesia católica construya una institución en la que se “atienda” a las familias, desde una óptica que no se explica y con métodos que no se conocen, pues así de escueta es la nota informativa en la que se reseña la cesión de recursos del gobierno de Tamaulipas a la iglesia católica.
Como si la labor de “atender” a las familias fuera una asignatura acreditada completamente por el gobierno estatal, atendida en todas sus variantes, cubierta en todos los rincones de Tamaulipas, el Ejecutivo tamaulipeco dispone de una cuantiosa suma de recursos monetarios y de un predio de la hacienda pública, para dárselos a los jerarcas de la iglesia católica a fin de que sigan haciendo proselitismo ideológico – espiritual para su causa.
Reaccionario es la definición que mejor acomoda al gobernador Torre, y al usar esta denominación lo hago sin el sesgo ofensivo que muchos comentaristas aplican a los que simpatizan o militan con el Partido Acción Nacional. De mi parte no es para ofender, es para describir al mandatario tamaulipeco que uso el termino de reaccionario, y lo hago porque las decisiones de Torre Cantú, la de patrocinar a la iglesia y otras, son actos de gobierno inspirados en un pasado que afortunadamente ya superamos, y por cierto a un precio muy alto en pérdida de vidas humanas, en violencia, desorden y discordia.
Reaccionario es mezclar los sentimientos religiosos con el ejercicio de la autoridad civil. Y créanme que no es asunto menor, pues si ahora fue un trasiego millonario de dinero público a las arcas de la iglesia, mañana puede ser la entrega de los registros de población, hasta hoy llamados registros “civiles”. Si hoy se tolera, y en muchas ocasiones se fomenta, la educación religiosa, se corre el riesgo de que mañana las escuelas religiosas no sean la excepción sino la regla. Si hoy está vigente una prohibición para que los jerarcas de las iglesias se involucren en la política, mañana puede pesar más la amenaza de ser excomulgado para los que no se sujeten a los dictados del Vaticano y sus representantes. Si hoy existe la libertad de cultos y se tolera incluso su abuso, mañana puede ocurrir que todos los mexicanos se vean obligados a profesar la religión católica.  
Reaccionario es el gobierno que privilegia a los ricos, como en el caso de las becas que se otorgan a los hijos de los pudientes de Tamaulipas para que estudien en las universidades privadas más caras de México.
Contrarrevolucionario es el gobierno que cancela programas de apoyo a los que menos tienen, como en el caso de las despensas, en aras de una supuesta eficiencia administrativa.     
Reaccionario es un gobierno que, transcurridos dos años de gestión, la máxima obra que puede presumir es la remodelación de la casa donde vive el Gobernador.
Reaccionario es un gobierno que adquiere más de 500 vehículos para el uso y disfrute de sus burócratas más encumbrados, y por otro lado difiere el compromiso de dotar de ambulancias a todos los centros  de salud del estado.
Reaccionario, ineficiente e insensible es un gobierno que regala millones a una institución que posee recursos en abundancia, sabiendo que ha fallado en la prestación de los servicios que la ley le indica brindar a los ciudadanos.  
Considero que el Gobernador Torre Cantú le está fallando a los miembros de su partido, a los militantes de un instituto político que presumen de ser herederos de los liberales y enemigos históricos de los conservadores, y también le está fallando a los tamaulipecos al no atender el juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución política de nuestra patria, la de Tamaulipas y las leyes que de estas emanan.
Me dio muy buena impresión y sentí confianza en que los tamaulipecos tendríamos un buen gobernante, cuando me platicaron que el Ing. Egidio Torre Cantú era una persona temerosa de Dios, un practicante fiel de la religión católica, un jefe de una familia que ajustaba sus costumbres y decisiones a lo que señalan los preceptos bíblicos, un hombre de profundas creencias religiosas, un creyente, un católico muy apegado a la iglesia. Lamentablemente hoy no mantengo el mismo sentimiento ni la creencia de que está en buenas manos la administración estatal.
Egidio Torre Cantú no ha sabido diferenciar los asuntos del Cesar y los de Dios.
Si yo fuera católico, terminaría estas notas compartiendo mi deseo para que Dios le diera la sabiduría al Ing. Egidio Torre que le permitiera gobernar inspirado en la filosofía cristiana, sirviendo a los pobres, haciendo más justa nuestra sociedad, ayudando y respetando al prójimo.   
Además de ofrecer mis disculpas a quien se sienta ofendido en sus sentimientos y creencias religiosas por lo que escribí, cierro estos comentarios como simple ciudadano, como laico, reclamando al Gobernador de Tamaulipas el respeto a nuestras leyes (civiles).
Reynosa, Tamaulipas a 16 de octubre de 2012
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Editores periodico frontera

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