H, Matamoros, Tamaulipas:

Razones y Palabras…


Silencio…
Por: María Jaramillo Alanís

Ciudad Victoria, Tamaulipas.- De pronto los mexicanos y el mundo se han quedado huérfanos de voces, de personajes que dan lustre a este México nuestro que esta anegado y aun así sobrevive a los borbotones de sangre que manan en cualesquier punto del territorio, mientras el mundo entero llora la muerte de Carlos fuentes.
No sé si algún día nos daremos real cuenta de la importante obra escrita de este polifacético y fantástico escritor. No sé siquiera si a los mexicanos les es  conocido el autor, pues pasa que según dicen, la mayoría de nosotros, sólo leemos un libro y quien sabe de qué autor.
Tampoco sé si los  mexicanos que Felipe Calderón mandó a la guerra- como Mambrú- alguna vez leyeron La frontera de Cristal, y ya a quién le importa, pues.
Pero además se le ocurre morir  cuando el país se cae a pedazos, y los partidos y sus candidatos, juegan el  juego de Juan Pirulero diciéndose ganadores en  un país que ya perdió casi todo. Pero además a Fuentes fallece de muerte natural, cuando aquí desde hace casi doce años se estila el estallido de granadas  o el tableteo letal de una Ak 47.
Tienen razón algunos que sostienen que ya se ha dicho todo pasadas las primeras  horas de la muerte de Fuentes, pero me atrevo a pensar que miles estarán pensando en este justo momento cómo pagar a Electra los abonos chiquitos, que al final Salinas Pliego se embuchaca el doble del crédito otorgado, miles en  este momento estarán muriendo por “daño colateral”, otros tantos estarán pensando en el hipotético desayuno de sus hijos.
Fuentes tenía mil historias que contarnos, no una, ni dos novelas, sino decenas de ellas, pues  cada uno de los que le sobrevivimos tenemos el pulso real de lo que le ha acontecido a este país y sí, también tenía harta razón “la literatura es el faro de un país desviado” y hoy, se desvió mucho más.
Tenemos que darnos el pésame por la muerte de Carlos Fuentes,  por su  pluma apagada, quién sabe qué enfermedad le arranco su intención de seguir escribiendo a las horas de la madrugada. Y todos los mexicanos tendríamos que consolarnos unos a otros por la pérdida de cada novelista, poeta pintor, actor, cantante que han muerto, pues con ellos se va lo bueno y puro de nuestro pasado y presente.
Yo puedo decir que al menos he leído tres obras de Fuentes: La muerte de Artemio Cruz; Aura, la novela proscrita por Javier Lozano en el cole de su hijita y La frontera de Cristal.  Podrían ser más, pero ésas me bastan para homenajear desde mi humilde trinchera a un gran escritor que ha puesto el nombre de México  alto, muy alto donde no lo alcanza el lodo de la política.
Descansa en Paz Carlos Fuentes.
Compartir en Google Plus

Editores periodico frontera

0 comentarios: