Por: María Jaramillo Alanís
RAZONES Y PALABRAS…
Ciudad Victoria, Tamaulipas.-La
historia se repite una y otra vez. Como un Déjá Vu, el Correcaminos fue
aplastado por los panzas verdes del León, con un marcador que sólo queda para
el análisis: 5- 0 y un global de 6-2. En
lo personal no me extraña, pues esa ha sido la historia de un equipo que no es
del barrio y del que muchas familias de
apellidos ilustres de está capital se han llenado el bolsillo a
costillas del juego del hombre y de los que sí pagan boletos temporada tras
temporada.
El estadio Marte. R. Gómez tiene
capacidad para albergar cómodamente sentados a 25 mil aficionados, esa fue la
primera adecuación que realizó el gobierno de Américo Villarreal Guerra para
qué el ya equipo de la primera división cumpliese con las normas reglamentarias
de la Federación Mexicana de Futbol.
Y traigo esto a colación porque en
el primer encuentro contra el León, dijo la directiva que se había vendido todo
el boletaje, y déjenme decirles que sólo la mitad de los aficionados-los de
siempre- pagaron su boleto, el resto son amigos, familiares, vecinos de Egidio
Torre Cantú. Y como dice Francisco García Cabeza de Vaca, no lo digo yo, que la
contraloría de la Universidad Autónoma de Tamaulipas y la de Doña Gilda Cavazos
Lliteras, investiguen.
En ese partido, cientos de
aficionados se quedaron fuera del estadio
aún y cuando habían comprado boleto, pero no pudieron entrar pues ya
estaba lleno el inmueble.
Pero a nadie le importó pues los
medios de comunicación, sometidos, entregados y esclavizados por su amo, se
mantuvieron callados, omisos al atropello, su premio, -como niños de kínder- el
gobierno de Tamaulipas los trepó en un “pool” de prensa rumbo a León, para que
fueron testigos de la entrega descarada
y cínica de una partida de vivales.
Decía que no fue de extrañarse, el
marcador en León, pues esa misma
situación se dio frente a Tigres de la UANL, un 4 -0, en un Alvizo Porras perplejo,
que lució un lleno hasta las banderas. Hoy casi son los mismos de antes, y que
también se dicen Correcaminos de corazón: Enrique de la Garza Ferrer, Francisco
Filizola González, Egidio Torre López, Egidio Torre Cantú, José Basave Benítez,
“el Güero Tota”, propietario de las gordas Doña Tota, Federico Manaoutou Villarreal,
Pepe Cárdenas del Avellano.
Después, tiempo después,
Correcaminos, dirigido por José Luis “La Pedorra” Saldivar, jugando también contra
el León, perdió.
No es vergüenza tener un equipo
que pierda, si en el juego se gana y se pierde, pero cuando se pierde de esa
manera la sospecha es inmediata. Pues no es posible que un cuadro que dejó el
alma en la cancha dos días antes, entreguen en bandeja de plata la promesa de
quienes dirigen al Correcaminos y a sus propios jugadores. Tampoco es
relevante, el juego del hombre es y será simple negocio de unos cuántos. ¿O no?
Ignacio Rodríguez técnico del Club
Correcaminos, anunció este día su renuncia, y en conferencia de prensa, dijo
sentir vergüenza. Está por demás decirle que no vimos una pizca de vergüenza por
parte de sus jugadores en la cancha del León.
“Por supuesto que siento
vergüenza, estoy muy apenado, ya sólo falta detallar algunas cosas con mi
cuerpo técnico, y detallarlo, en la semana hablaremos de hacernos a un lado,
tiene que venir alguien, no sé, esa vergüenza que traigo no me permite regresar
con ánimos como para seguir”
Lo cierto es que este lunes, los
jugadores del Correcaminos se fueron de vacaciones, ya no hay director técnico,
pero aún no se va Pancho Filizola, quien
sigue al frente de la directiva y es la renuncia más esperada pues de futbol,
sabe lo qué yo de astronomía.
Raúl Orvañanos, comentarista de
Fox Sport, dijo mientras comentaba el
trascurrir del partido “¿Este es el equipo que quiere estar en primera
división?” Y claro, a los jugadores del
Correcaminos les faltaron dos razones poderosas con las que se gana la fama, el
billete grande, ésos que Dios les puso pa’diferenciarnos, pues.
Con pena y todo, Ciudad Victoria
no es plaza de primera división por
muchas razones, la principal es que los empresarios lugareños se atiborran de
billetes de dónde les pongan, pero jamás invertirán en un equipo como el Correcaminos.
Si tuviésemos empresarios
patriotas, que de verdad se jugarán su dinero y qué no vivieran a costillas de
las prebendas que provienen del Gobierno
estatal en turno, otro gallo le cantaría a Victoria, no solo en futbol, sino en
todas las asignaturas del desarrollo.
Triste el caso, pero Victoria es
un pueblo de nubes arreboladas, globero y bicicletero, por eso cualquiera puede
hacer cera y pabilo. Y nadie dirá nada y se mantendrán calladitos, mientras
unas cuántas familias siguen metiendo la mano a los bolsillos, -no hay otra palabra- de los
victorenses, robándolos a ojos vistos.
El futbol se siente, se analiza y
se explica con manzanitas desde está trinchera.
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