PALACIO JUEVES 22 DE MARZO…
POR:MARIO DIAZ
LAMENTABLE, muy lamentable la
violencia extrema que registra hoy en día la otrora tranquila capital
tamaulipeca.
Enfrentamientos entre civiles fuertemente
armados, o de éstos en contra de las fuerzas federales de apoyo se han
convertido en el pan de cada día.
Pero eso no es todo. Los estallidos de
coches-bomba o de granadas de fragmentación también mantienen intranquilos a
todos los habitantes de ciudad Victoria.
Las detonaciones de artefactos explosivos
han ocurrido lo mismo en oficinas de procuración de justicia, corporaciones
policiales, centros comerciales y céntricas avenidas.
Lo peor del caso es que la intensidad de
la violencia ha subido de tono y ese tipo de manifestaciones orquestadas por
manos criminales ha alcanzado ya a los medios de comunicación.
Un vehículo de fuerza motriz cargado con
explosivos estalló, la noche del pasado lunes, frente a las instalaciones del
periódico Expreso, allá en la capital cueruda.
Hasta el momento se desconocen las causas
del atentado que mantiene en zozobra a los trabajadores de redacción, administración
y talleres del rotativo.
Como es del dominio público, por fortuna,
el incidente sólo arrojó daños materiales y algunas personas lesionadas con
heridas que no ponen en riesgo la vida.
La disputa por la importante plaza que
representa la capital de Tamaulipas entre dos grupos delictivos antagónicos es
la causa principal que ha originado ese brote de violencia, muy similar,
proporciones guardadas, a lo que ocurre en la Sultana del Norte.
En un acto poco usual pero seguramente
obligado por las circunstancias, el Gobierno del Estado emitió un boletín
oficial reconociendo la “situación de riesgo” y anunciado que se llevan a cabo
las investigaciones pertinentes.
Cabe señalar que, como nunca antes, la
violencia se ha recrudecido en la capital tamaulipeca con todo y la presencia
de la Marina Armada ,
Ejército y Policía Federal.
De poco o nada, según el cristal con que
se observe, ha servido el convenio Federación-estado en materia de seguridad
pública que mantiene acuarteladas y desarmadas a las corporaciones policiales
municipales.
Del mismo modo, es magro el resultado de
la instalación de tres batallones de la Secretaría de la Defensa Nacional , acantonados
en ciudad Mante, San Fernando y ciudad Mier, respectivamente.
Para desgracia de los habitantes en la
esquina noreste del país, no se vislumbra el término del conflicto armado, a
escasos días de que termine la veda electoral e inicien las campañas de
proselitismo.
Con todo y que la información violenta se
acote a nivel local, los medios de comunicación impresos y electrónicos con
presencia nacional, además de las redes sociales, dan cuenta de la terrible
realidad que enfrentan los tamaulipecos en materia de seguridad pública.
Aunque, a decir verdad, en el entorno
nacional las acciones bélicas y asesinatos forman parte del acontecer social lo
mismo en Nuevo León que en Coahuila, Chihuahua, Zacatecas, Durango, Guerrero,
Veracruz, estado de México y donde cada día se manifiesta aún más la presencia
del crimen organizado: el Distrito Federal.
De cara al proceso eleccionario en puerta,
es evidente que el cierre de sexenio del presidente FELIPE CALDERON HINOJOSA
habrá de pasar a la historia como el peor período constitucional en la historia
contemporánea de México.
Lo que necesariamente obliga analizar que el
primer año del mandato del ingeniero EGIDIO TORRE CANTU recopila incidentes
violentos o “situaciones de riesgo” en un grado superlativo.
De vuelta con el coche-bomba que estalló
frente a las instalaciones del periódico Expreso, vale la pena mencionar que el
hecho se registra, coincidentemente, justo cuando a quien se le adjudica la propiedad
de esa empresa editorial, TOMAS YARRINGTON RUVALCABA, ha sido señalado como un
exgobernador sujeto a investigación por parte de autoridades mexicanas y
estadounidenses.
Al margen de presunciones delictivas, lo
cierto es que el atentado a ese medio de comunicación ha provocado mayor
incertidumbre en los distintos sectores sociales victorenses.
El gran problema estriba en que, al menos
por el momento, la violencia continuará en Tamaulipas.
Ni hablar.
Y hasta la próxima.
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