H, Matamoros, Tamaulipas:

Las posadas sin perder el tino



POR: JAIME SOSA

A partir de hoy y hasta el 24 de diciembre se realizan las posadas, en donde las piñatas, los peregrinos y la letanía tienen su propio significado

Así describe don Antonio García Cubas (1832-1912) la celebración de las posadas en el México de principios del siglo XX, en El libro de mis recuerdos, que el geógrafo, historiador y narrador mexicano escribió en 1904, y en el que ya apuntaba los cambios que había observado en estos festejos desde su niñez.

Más de un siglo después, este rito religioso previo a la Navidad, que consiste en nueve rosarios, en los que se rememora el viaje de la Sagrada Familia de Galilea a Belén, ha dejado los atrios de los templos, los conventos y las plazas públicas para alojarse sobre todo en las casas.

“Más que desvirtuarse, las posadas se van recreando, se van mezclando con otras fiestas, otras creencias y poco a poco ha cambiado la forma como las percibe la gente”, explica en entrevista la investigadora Irene Gómez.

“El origen de las posadas viene desde la Conquista española en América, y especialmente en México. Estas fiestas formaron parte de las labores de evangelización cristiana de los españoles.

“Con el tiempo han sufrido cambios, porque son resultado de una mezcla entre lo prehispánico y lo Colonial, y ahora lo contemporáneo”,

“Las posadas significan los nueves meses del embarazo de la Virgen María, por eso es que son nueve días.

“Ahora decimos que comienzan el 16 y concluyen el 24 de diciembre, para coincidir con la Nochebuena y el alumbramiento de Jesús. Al final esas fechas son relativas. No existe un dato que diga cuándo deben comenzar, pero se han ajustado al solsticio de invierno”,

los nueve días de celebraciones se refieren al pasaje donde José y María tienen que salir a otro lugar por órdenes del gobierno de entonces.

“Ella ya está en los últimos días de su embarazo y por eso empiezan a buscar un lugar donde puedan tener a su bebé. Cuenta la historia que el único sitio donde hubo espacio fue en un pesebre con los animales”

las posadas contemporáneas han sobrevivido elementos como la letanía, las velas, los silbatos, el ponche, las colaciones y la piñata.

“El orden: primero es la salida de los peregrinos, se cantan las letanías, se abre la casa donde van a entrar los peregrinos, se coloca el espacio donde se quedarán y se rompe la piñata”,

La práctica de las posadas mexicanas, según el estudioso Florentino Cruz, se originó en el poblado de San Agustín Acolman, a un lado de las pirámides de Teotihuacan, sitio sagrado de la Mesoamérica indígena, pues fue uno de los primeros lugares donde se establecieron estos religiosos para realizar su tarea evangelizadora.

En 1587, apuntó, fray Diego de Soria obtuvo del Papa Sixto V la bula autorizando la celebración en el Virreinato de la Nueva España de unas misas llamadas de aguinaldo.

Estas festividades se realizarían en los atrios de las iglesias. Fue así como nació esta tradición.

El éxito de estas fiestas se debió a que coincidían con una ceremonia que hacían los aztecas.

De acuerdo con las crónicas, precisamente era en el solsticio de invierno, cuando los originarios celebraban el nacimiento de Huitzilopochtli, su Dios de la Guerra.

“La sorprendente analogía de esta fiesta azteca con el nacimiento de Jesucristo hizo que los frailes agustinos la aprovecharan para infundir en los indígenas la nueva religión, adecuando una tradición a la otra”, se refiere.

Las posadas tuvieron un origen totalmente religioso; pero el entusiasmo festivo y la participación de la gente las han vuelto una celebración verdaderamente popular, a la que pocos logran sustraerse año con año.
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Editores periodico frontera

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