POR: DANIELA MONTALVO.
Olvida todo lo que crees saber, te contamos
la historia de la iglesia de San Juan Chamula.
México nunca deja de sorprenderte, pero es
qué la iglesia no tiene parangón con ninguna otra, la iglesia de San Juan
Chamula es católica-tradicionalista, por lo que viene a conjugar tradiciones,
creencias, dioses y rituales, que han sido conservados por los indígenas con el
paso del tiempo.
En la entrada siempre hay un vigilante, qué
te advierte que queda estrictamente prohibido tomar fotografías, y en caso de
desobediencia te espera una multa de $3,900 pesos y el riesgo de qué te quiten
tu celular o cámara.
Tan sólo con cruzar la puerta de entrada,
se respira un aire diferente, a mi gusto denso, y es qué la iglesia desde su arquitectura
hasta su acomodo, es absolutamente sui generis.
Seguramente me quedaré corta al describir
lo que mis ojos vieron, pero imagínate entrar a una iglesia que en las orillas
tiene 46 imágenes de Santos, cada una en caja de cristal con un espejo en el
pecho, el piso tapizado de hoja de pino y la gente que acude a realizar sus
rezos y oraciones (únicamente en su lengua Tzotzil), se inca en el piso, prende
cientos de velas y comienza su ritual de sanación.
El guía que me acompañó por el recorrido,
llamado Agustín, me contó toda una historia de fe y organización que profesan
en Chamula, para empezar no hay un sacerdote de planta, únicamente va a oficiar
misa los domingos y a bautizar a los niños, único sacramento que se ofrece,
pues ni siquiera el matrimonio (se utiliza únicamente la unión libre y se
formaliza esta unión con una fiesta que organiza la familia de los novios).
Continuando con la iglesia, su
mantenimiento es bastante costoso, cambian las hojas de pino tres veces a la
semana, hay cuidadores de planta las 24 horas, pues con los cientos de velas
que se encuentran en su interior, es indispensable que alguien esté al
pendiente.
Todo tiene un significado, desde el color
de las velas, su acomodo, la posición de las imágenes, hasta el espejo que portan
los santos en su pecho, que se utiliza para el auto-confesión, es decir, en la
iglesia no va el sacerdote a confesar a los fieles, sino que ellos mismos
viéndose a la cara frente al Santo confiesan sus pecados.
La organización es una de las cosas que más
me ha sorprendido, todo corre a cuenta de los “mayordomos” hombres y mujeres de
gran respeto de la comunidad, que en ocasiones esperan hasta 30 años para
lograr ser reconocidos como tal.
Su trabajo es cuidar las imágenes,
patrocinar la limpieza y las fiestas (invierten entre $200,000 y $300,000 pesos
al año), por ello deben de contar con un patrimonio propio, los hombres
empiezan a ahorrar desde jóvenes, y las mujeres únicamente pueden ser
mayordomas si son viudas o con un gran patrimonio, las mujeres jóvenes no
pueden serlo, pues si se casan no podrían cumplir con el encargo.
Ahora bien, seguramente todos conocemos lo
que es ser barrido por un huevo, pues bueno imagínate que en la iglesia de San
Juan va una especie de brujo o curandero, prenden cientos de velas y empiezan a
curar al enfermo, y en caso de ser grave no se utiliza un huevo, sino un pollo,
mismo que es sacrificado al terminar el ritual (el pollo es desnucado, no
pueden derramar sangre).
El fervor de las oraciones, el humo del
ambiente, las velas consumiéndose, el sacrificio de los pollos… solo en San
Juan Chamula, Chiapas.
Un país tan diverso y multicultural como México, para una vida
resulta sin fin.
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Editores
Periódico Frontera de Tamaulipas
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