-Regidor enfrenta verdadero vendaval
-Embestida oficial por intentar hacer valer un derecho
-En riesgo una vida de
trabajo por una actitud visceral
SIN lugar a dudas, es un exceso de fuerza la que se
está empleando en contra del noveno regidor MARIO ALBERTO CORTEZ, tan sólo por
exigir la comparecencia del tesorero municipal, LUIS MIGUEL FUENTES, ante el
cabildo en pleno.
El edil,
quien lleva la voz cantante del grupo disidente de la fracción panista en el
actual ayuntamiento, está enfrentando acciones represivas a través de la
dirección de Protección Civil municipal y de Control Ambiental. Personal de
ambas dependencias mantienen vigilancia con lupa a la empresa de su propiedad
que se dedica a retirar desechos en distintas factorías y centros
hospitalarios.
Pero no tan
solo eso.
Los mastines
mediáticos al servicio del régimen han descargado su furia de una forma
despiadada, luego de que un empleado de CORTEZ, irresponsablemente, tirara
basura en un terreno ubicado en la zona rural.
Cierto es
que se debe respetar la normatividad ambiental y aceptar las consecuencias en
caso de omisión. Sin embargo, cuando el verdadero motivo tiene origen en
diferencias políticas, de plano, el operativo municipal no tiene justificación
alguna.
Cabe mencionar que la represión oficial se origina en
la solicitud de comparecencia ante el cuerpo edilicio del encargado de las
finanzas públicas, para aclarar asuntos que tienen que ver con pesos y
centavos. Como es evidente, nada relacionado con temas personales o escándalos.
Sin embargo,
el noveno edil panista está pagando cara su legal y justa osadía, solo por
pretender conocer el estado de las finanzas municipales.
No obstante,
las baterías oficiales no están orientadas a críticas relacionadas con el
ejercicio de la función pública, sino en la vida personal del representante
popular.
En
consecuencia, MARIO ALBERTO CORTEZ está siendo vapuleado por la embestida
oficial, sin que la parte represora analice o tome en cuenta el daño personal,
familiar y patrimonial que está ocasionando, por el simple hecho de hacer uso
de la autoridad que le brinda el pertenecer a un cuerpo colegiado, como lo es
el cabildo. No hay que olvidar que todos los integrantes gozan de la misma
autoridad, aunque, eso sí, es presidido por uno de ellos.
Es una
verdad de a kilo que arriba de un ring nadie sale sin huellas del fragor de la
batalla. Sin embargo, el combate que se
vive al interior del actual cabildo con mayoría panista
no se destaca, precisamente, por la caballerosidad de uno de los contrincantes.
Es
inconcebible que por una mera diferencia partidista, el noveno regidor esté
sufriendo el hostigamiento mediático y oficial en lo personal y lo patrimonial.
El esfuerzo de toda una vida de trabajo está en grave riesgo, como consecuencia
de una actitud que podría equipararse como de origen visceral.
Tal parece que quedaron en el olvido principios que
deben prevalecer en un ser humano. Es notoria la ausencia de valores humanistas,
de valores de compañerismo, de valores de activismo político e, incluso, de
valores religiosos.
Lo peor del
caso es que el escabroso asunto está exhibiendo falta de sensibilidad política
y, lo más grave, está poniendo en entredicho al propio Partido Acción Nacional
a unas semanas de que inicie la competencia eleccionaria local.
Ahora que, si
no hay malos manejos ¿Porqué negarse a la solicitud de un grupo de regidores?
Además, en
caso contrario, el maquillaje de números, se supone, no debe ser ningún
problema para un contador público.
Ni hablar.
Y hasta la
próxima.
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