Por:Lidia Rita Bonilla Delgado
"Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos"— Paulo Coelho

Hay,
igual otros organismos que están
cautivos de una cofradía o de un solo individuo que lo detenta como franquicia para
su muy personal beneficio, sin dejar que
haya una representatividad plural.
Pero
bueno, el caso que nos ocupa ahora es el del reiteradamente perdidoso aspirante
a la alcaldía por el albiazul. Partido
político que si bien cuenta con un buen porcentaje de simpatizantes en el
municipio altamirense, su membresía es
raquítica, muy raquítica, apenas
sobrepasan los 200 militantes quienes
por cierto no logran ponerse de acuerdo
casi nunca, ya que siempre hay pugnas
por quienes lo tienen cautivo y pretenden siempre llevar agua a su molino
“abanderándolo” como candidatos.
Y
es que, de nuevo levanto la mano ya Jesús Zeferino Lee Rodríguez, quien espera
quizás, que ahora si le
toque la buena suerte y que se cumpla el
estigma de “la tercera es la vencida”, lo cual realmente estaría muy lejos de suceder; pues si bien es
cierto, ha sido postulado en dos ocasiones seguidas para ostentarse como candidato a la alcaldía,
poco o nada ha hecho para trascender después de perder, sino que se ha
refugiado a rumiar su frustración y
ocasionalmente a chambear pegado a la ubre presupuestal en un cargo de nimia
trascendencia, en donde paso de noche, pues no dejo huella.
De
la misma manera, el susodicho pretenso
de la candidatura por la alcaldía, ha pretendido también ocupar una curul y ser diputado local, pero igual, tampoco ha
logrado obtener triunfo alguno. Y
difícilmente lograra alcanzar
posicionarse en el ánimo de la ciudadanía.
En
el 2001 cuando busco por primera ocasión
la alcaldía, fue si acaso, el momento más idóneo para que él, Tino Lee,
alcanzara el objetivo; nadie lo conocía, y aún estaba fresco el triunfo de Fox, el polémico presidente de las botas
de piel de víbora; solo que el candidato
a vencer era un hueso duro de roer: Juan Genaro de la Portilla Narváez, quien
ya había hecho historia y regalado terrenos a más de un centenar de gentes que
junto con sus familias agradecían y bendecían al priista que los beneficio con
un patrimonio. Después de su derrota,
como can apaleado se perdió del horizonte para surgir tres años después,
nuevamente pugnando por, ahora si ganar la alcaldía, fallando nuevamente su estrategia, más bien
su falta de estrategia, pues se dejó
envolver y apabullar por militantes tricolores que integro a su campaña
pensando cándidamente que iban a apoyarlo. ¡Iluso!, por segunda ocasión mordió
el polvo de la derrota, aflorando el rencor y la frustración que se refleja
cada vez más en sus pretensiones de ser él y solamente el, el adalid que
abandere a Acción Nacional, ¡pobre PAN!
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