H, Matamoros, Tamaulipas:

PALACIO


A rendir buenas cuentas

-INE obligado a recuperar la confianza
-Candidatos trabajan a marchas forzadas
-Fiscalizan con lupa los gastos de campaña

    EN Tamaulipas, el todavía flamante Instituto Nacional Electoral está obligado a ganarse la confianza ciudadana y, sobretodo, demostrar que valió la pena el millonario gasto para suplir al desaparecido IFE.
    Teóricamente, el nuevo árbitro electoral es un ente cien por ciento ciudadanizado y, por ende, fuera del alcance del gobierno federal y de los partidos políticos.
   En consecuencia, su actuación en la competencia eleccionaria para la renovación de curules en el palacio legislativo de San Lázaro, prácticamente será su prueba ante los ojos de los electores tamaulipecos.
    Justo ahí es donde nace la reflexión obligada acerca de la imperiosa necesidad que tiene el INE para lograr la confianza ciudadana.
     Una actuación parcial a favor de tal o cual partido político o candidato sería una mala estrella para el nuevo órgano fiscalizador en materia de elecciones constitucionales, locales y federales.
    Al igual que los abanderados de los distintos institutos políticos y candidatos independientes, el INE está obligado a recobrar la confianza que se perdió con el actuar del entonces IFE.
    Justamente, las promesas incumplidas de los candidatos a diferentes cargos de elección popular y la parcialidad del desaparecido órgano arbitral electoral son situaciones que han provocado el abstencionismo en cada proceso eleccionario.
    Cuestión de analizar las promesas, proyectos e iniciativas de quienes pretenden integrar la nueva legislatura en la Cámara Baja del Congreso de la Unión.
    Por ejemplo, los diez abanderados que compiten en el IV Distrito más el candidato independiente, coinciden en que habrán de gestionar más recursos para programas sociales, mejores salarios, seguridad, apoyos para el campo, modificar la ley del Infonavit, bajar la tarifa eléctrica, mejorar la infraestructura hospitalaria, etc., etc.
    Luego entonces, quiérase o no, la pregunta obligada es ¿qué han aportado a los tamaulipecos diputados federales de la LXII Legislatura?
    Lo malo del caso es que estos servidores públicos que están por concluir su labor legislativa, prácticamente ofertaron lo mismo de quienes ahora se desgarran la vestiduras en la llamada “elección intermedia” o “elección del presidente Enrique Peña Nieto”.
  Aunque, eso sí, salvo una pequeña o grande diferencia, según el cristal con que se observe. Hace tres años cuando los actuales diputados federales buscaban el voto popular la situación financiera en el país y, por ende, presupuestal, ofrecía cierta dosis de credibilidad a las promesas de campaña. Actualmente, las condiciones económicas son diametralmente opuestas como consecuencia de la caída del precio del petróleo, la principal fuente de financiamiento del gobierno federal.
    En otras palabras, si antes los candidatos no cumplieron lo prometido, las plataformas electorales en el actual proceso eleccionario, en consecuencia, tienden a ser inviables.
      De lo que no queda ninguna duda es que las nuevas reglas de la competencia electoral obligan a los aspirantes a la diputación federal a realizar un mayor esfuerzo en la labor de convencimiento en busca del voto popular.
    Los recorridos de casa por casa en distintas colonias, centros comerciales, brigadas de impacto, entrevistas con medios de comunicación y reuniones con diversas organizaciones civiles, han sido el pan de cada día en los 14 días de proselitismo electoral.
     La fiscalización de los gastos de campaña por parte del Instituto Nacional Electoral, obliga a partidos y abanderados a intensificar el trabajo de campo y olvidarse de las ventajas que significaban los constantes spots publicitarios, salidas a cuadro en las televisoras locales y los desplegados en medios impresos.
     Ni hablar.
    Y hasta la próxima.
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Editores periodico frontera

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