-México y el Presidente en la
mira internacional.
-Nada cambiará el descrédito
provocado por los normalistas desaparecidos.
El Estado Mexicano es el
responsable de la tragedia en Guerrero.
AL
margen del desenlace final en el triste caso de los 43 normalistas
desaparecidos en el estado de Guerrero, de lo que no queda ninguna duda es que
el gobierno del presidente ENRIQUE PEÑA NIETO ha sido impactado en su línea de
flotación.
El escándalo internacional que la barbarie
ha ocasionado, lógicamente, ha puesto a México en el centro de atención de la Unión Europea y la comunidad
internacional.
Ni la licencia solicitada por el gobernador
ANGEL AGUIRRE RIVERA al Congreso Local, ni el nombramiento del mandatario
interino ni la aparición de los cadáveres de los normalistas de Ayotzinapa,
devolverán al país y sus gobernantes el prestigio perdido.
El Parlamento Europeo, además de
solidarizarse con la sociedad azteca, ha calificado como una desaparición
“inaceptable” el triste caso de los 43 normalistas que fueron detenidos por la Policía Municipal
de Iguala.
El Alto Comisionado de la Organización de las
Naciones Unidas ha mostrado su consternación por la tragedia ocurrida en
aquella entidad federativa del Pacífico mexicano. Tal representación
internacional ha solicitado al presidente PEÑA NIETO reconocer la competencia
del Comité de la ONU
contra Desapariciones Forzadas, para dar entrada a las denuncias de los
familiares de las víctimas.
Como es evidente, el atentado a balazos en
contra de los estudiantes de la
Normal de Ayotzinapa, su encarcelación y posterior traslado a
un lugar hasta ahora desconocido, es un caso que se ha dimensionado y coloca a
México en muy mala posición en el plano internacional.
Para colmo de males, la información
recabada por el sacerdote y luchador social ALEJANDRO SOLALINDE, deja muy mal
parado al estado mexicano.
Según el religioso, los normalistas fueron
excarcelados y masacrados a golpes y balazos e, incluso, quemados vivos
aquellos que aún tenían hálitos de vida. SOLALINDE presentó su declaración
ministerial en la Procuraduría General
de la República
en base a información recibida por parte de sus feligreses.
Quiérase o no, lo cierto es que la tragedia
ha ensombrecido al gobierno peñista, justo cuando se analizan y preparan nuevas
reformas estructurales y leyes secundarias.
Con todo y que se pretenda responsabilizar
del atentado a un grupo delictivo guerrerense, de lo que no queda ninguna duda
es que el estado mexicano es el principal responsable.
Policías municipales de Iguala, Guerrero
fueron quienes abrieron fuego en contra de los estudiantes normalistas. La
misma fuerza policial los remitió a sus instalaciones en detención momentánea
y, finalmente, los oficiales municipales fueron quienes excarcelaron a los
detenidos y los llevaron con rumbo desconocido. Se presume que fueron
entregados a delincuentes que controlan esa región del país y que éstos los
ejecutaron e inhumaron clandestinamente.
En consecuencia, no es faltar a la
objetividad responsabilizar al estado mexicano de la agresión y posterior
desaparición forzada, tomando en cuenta que fue una corporación policial
municipal-integrante del estado mexicano en nivel local-la que actuó en contra
de los estudiantes. Si hubo participación directa de un grupo delictivo, simple
y sencillamente es que el estado mexicano, en esa instancia gubernamental, lo
permitió.
Así de sencillo.
Por lo pronto, como efecto colateral y para
disminuir la inconformidad social, se forzó la solicitud de licencia del
gobernador AGUIRRE RIVERO y se busca por mar y tierra al alcalde de Iguala JOSE
LUIS ABARCA VELAZQUEZ y a su esposa MARIA DE LOS ANGELES PINEDA VILLA, quienes
abandonaron el terruño una vez que la situación se salió de control.
En la terna que analizó la legislatura
guerrerense se encontraban la licenciada BEATRIZ MOJICA MORGA, quien se
desempeña como Secretaria de Desarrollo Social en esa entidad federativa, y
ROGELIO ORTEGA MARTINEZ, Secretario General de la Universidad Autónoma
de Guerrero, quien finalmente fue designado como el nuevo mandatario estatal.
Y hasta la próxima.
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