No dejan ir una
-Utilizan programas como catapulta
-Mónica, Homero y Edgar hacen lo suyo
-Lety y Biasi no quitan dedo del renglón
-¿En qué quedarán los zapatos con emblema?
LOS distintos
actores políticos de las corrientes ideológicas con mayor presencia en la
entidad andan en plena campaña proselitista, aprovechando sus respectivos
puestos de representación popular.
Tanto el PRI como
el PAN se preparan para la competencia eleccionaria federal de 2,015 y por la
gubernatura tamaulipeca el año siguiente.
Los programas
sociales de los tres niveles de gobierno se han convertido en catapultas para
quienes pretenden integrar la LXIII
Legislatura en la Cámara
Federal de Diputados y relevar al ingeniero EGIDIO TORRE
CANTU en el Poder Ejecutivo.
Por el bando
tricolor se placean, aprovechando la Cruzada Nacional Contra el
Hambre, el delegado de la Sedesol Federal,
EDGAR MELHEM SALINAS; el secretario de Desarrollo Social Estatal, ingeniero
HOMERO DE LA GARZA TAMEZ;
y MONICA GONZALEZ GARCIA, secretaria de Economía y Turismo en el actual
sexenio.
El más reciente
escaparate político fue la inauguración de desayunaderos comunitarios, lugar
donde los antes mencionados sirvieron gentilmente los alimentos a los asistentes.
MONICA, HOMERO y
EDGAR pretenden competir con las siglas de su partido tricolor en los distritos
electorales que tienen su cabecera en
Matamoros, ciudad Reynosa y Río Bravo, respectivamente.
Pero no tan solo
ellos.
Aprovechando la labor
de trilla y los precios de los granos, el director de Aserca, BALTAZAR HINOJOSA
OCHOA, no deja pasar la ocasión para placearse en la entidad que desea
gobernar.
Del mismo modo, el
presidente de la Fundación Colosio,
ADRIAN GALLARDO LANDEROS, hace lo suyo llevando como bandera las reformas
constitucionales, sin negar que le gustaría representar en San Lázaro al IV
Distrito Electoral Federal.
Por supuesto que
en la misma frecuencia se sintoniza el diputado federal plurinominal MARCO
ANTONIO BERNAL GUTIERREZ, quien desde hace muchas lunas pretende llevar la
rienda política, social y económica en la esquina noreste mexicana.
En el bando
contrario, es decir, en el Partido Acción Nacional, tanto LETICIA SALAZAR
VAZQUEZ como LUIS ALFREDO BIASI hacen todo lo que está a su alcance para lograr
los reflectores políticos.
Mientras la dama no
niega su legítimo deseo de gobernar a los tamaulipecos, el próspero empresario
no le hace el feo a una curul en la Cámara
Baja del Congreso de la Unión.
Las ventajas que
otorgan el poder municipal y las acciones de desarrollo y bienestar social son
manejadas a la perfección por el binomio.
Ambos, como es de
esperarse en la disputa por el poder político, enfrentan críticas constructivas
y destructivas. Los bienquerientes alaban las diversas acciones de la política
social y, en contraparte, los malquerientes no se hacen del rogar a la hora de
manifestar sus notas discordantes.
La polémica más
reciente ha surgido del apoyo que la administración panista pretende otorgar a
los estudiantes de primaria en el próximo ciclo escolar.
Resulta que el
secretario de Desarrollo Social del Municipio mandó manufacturar varios miles
de calzado para ese fin. Sin embargo, el hecho de que los zapatos lleven en un
lugar visible el emblema del actual ayuntamiento ha polarizado la opinión
pública.
Obviamente, hay
quienes opinan que la “M” en nada perjudica a los portadores de ese calzado que
habrá de apoyar la economía de los padres de familia. Otro equidistante punto
de vista subraya que es un error imprimir el logotipo municipal porque podría
generar “bullying escolar” entre los propios estudiantes, sobre todo, generado
por aquellos cuyos padres tienen mejor posición económica y no requerirán del
zapato municipal.
Por cierto, cabe
señalar que la entrega de útiles escolares también está contemplada dentro de
la política social del actual ayuntamiento y que se verá reflejada en
septiembre próximo.
Como es evidente,
aunque de manera camuflada, lo cierto es que prácticamente ha iniciado la
carrera por las diputaciones federales y la gubernatura cueruda a pesar de que
aún no se abre el calendario que permite la autoridad en la materia.
Ni hablar.
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