Por Mario A. Díaz
¿De nada sirvió?
-Probables dos buenos resultados
-Que no costará manutención de soldados
-¿Y la primera estrategia?
-¿Mejorará la infraestructura urbana?
EL cambio de
estrategia del gobierno federal y estatal para frenar la violencia en
Tamaulipas sugiere dos grandes beneficios. Uno, el probable regreso de la
tranquilidad de los ciudadanos de buen vivir y, dos, el sustancial ahorro
presupuestal que pudiera convertirse en obras de beneficio colectivo.

La intervención
directa del gobierno del presidente ENRIQUE PEÑA NIETO en la esquina noreste
del país, obviamente, estará a cargo de la Federación, por lo que
los gastos inherentes no serán soportados por las finanzas estatales.
Como es sabido, la
estrategia anterior implementada en el sexenio del mandatario EGIDIO TORRE
CANTU consistió en solicitar apoyo al gobierno federal con el envío de personal
del Ejército Mexicano y la Policía Federal.
La Federación atendió el
llamado de auxilio del gobernante tamaulipeco y autorizó el envío de tropas y
vehículos bajo la condición que los gastos de hospedaje, alimentación,
refacciones y carburantes corrieran a cargo de las finanzas cuerudas.
En consecuencia,
por esa entendible razón, la administración estatal torrista ha enfrentado
problemas económicos que se han traducido en un estancamiento del progreso
urbano.
Una vez que el
gobierno estatal ha reconocido el grave problema que representa la inseguridad
pública en la mayor parte del territorio tamaulipeco y el gobierno de PEÑA
NIETO ha tomado cartas en el asunto, se da por hecho que los gastos de la nueva
estrategia ya no impactarán las arcas estatales.
Si las cosas se
dan como parece, dentro de lo malo, lo bueno será que el sustancial ahorro en
el rubro de manutención de tropas federales, teóricamente, deberá aterrizar en
obras de infraestructura urbana.
Vale la pena
mencionar que, a diferencia del estado de Michoacán, en Tamaulipas la Secretaría de
Gobernación integró tres ejes rectores y cuatro regiones focalizadas para
enfrentar al crimen organizado.
A diferencia de la
entidad purépecha en donde el presidente PEÑA NIETO designó un comisionado,
haciendo a un lado al gobernador FAUSTO VALLEJO, en Tamaulipas, a través de
OSORIO CHONG, se nombraron cuatro comisionados de alto rango provenientes de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Como es del
dominio público, el Ministro del Interior, previa radiografía de la entidad,
determinó que la región norte contempla los municipios de Reynosa, Río Bravo, Valle
Hermoso y Matamoros. En la costa, los focos rojos están encendidos en Tampico,
Madero y Altamira. En el sur Mante y puntos aledaños, y Victoria y Llera en el
centro tamaulipeco.
Sin ánimo de
comparativos odiosos, es objetivo y justo preguntarse ¿de qué sirvieron los
millones y millones de pesos que el gobierno de EGIDIO TORRE CANTU invirtió en
la manutención de fuerzas federales?
Durante alrededor
de tres años las finanzas tamaulipecas gastaron millonario presupuesto en ese
rubro, con nulo beneficio ciudadano en materia de seguridad pública.
Los asaltos
carreteros, los enfrentamientos armados en la zona conurbada, en la capital de
la entidad y en la frontera norte son claros ejemplos de que para maldita cosa
sirvió la sobrevigilancia de soldados, marinos y policías federales a lo largo
y ancho de esta entidad federativa.
Como una actitud
positiva sugiere no ver hacia atrás, los tamaulipecos esperan que la nueva
estrategia de seguridad regrese la tranquilidad que merecen los ciudadanos que
viven o que tienen necesidad de trasladarse por esta región noreste de la
república mexicana.
Aunque, claro está,
la pérdida de confianza y falta de credibilidad hacia los gobiernos federal y
estatal en el tema de la inseguridad provoca pocas manifestaciones de
entusiasmo ciudadano.
Para mala fortuna
de la flamante estrategia peñista, existe una percepción generalizada en el
sentido de que se trata de más de lo mismo y que en realidad el grave problema
no será atacado a fondo.
De ahí que, al menos,
tenga especial relevancia el ahorro en las finanzas estatales que teóricamente
traerá consigo el plan de trabajo federal para desarticular grupos
delincuenciales.
Es decir, los
ciudadanos tamaulipecos esperan que si no regresa la tranquilidad en las
carreteras y principales ciudades en la entidad, al menos se observe algún
avance en materia de obra pública y programas sociales.
En caso
contrario, será mayor la pérdida de confianza a estas dos instancias de
gobierno.
Y hasta la
próxima.
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