Este 8 de marzo se
conmemora el Día Internacional de la Mujer. Sin embargo, en México y el resto
de América Latina esta fecha se topa nuevamente con una realidad de
discriminación e injusticia. Afirmó Amnistía Internacional.
“Para
decenas de millones de niñas, jóvenes y mujeres en la región ser mujer puede
representar un peligro de muerte y una sentencia a una vida de injusticia
y discriminación” Afirmó Perseo Quiroz, Director Ejecutivo de Amnistía
Internacional en México.
Este Día
Internacional de la Mujer, Amnistía Internacional suma una vez más su voz a la
de cientos de personas que conmemoran en esta fecha su lucha por la igualdad y
la justicia.
Hoy la
organización hace un especial llamado a los Estados a garantizar sin más
dilaciones los derechos sexuales y reproductivos que están en constante peligro
y cuyas violaciones se cobran la vida y salud de miles de mujeres y niñas en el
mundo.
Así
mismo, Amnistía Internacional reitera enfáticamente su llamado a que los países
de la región tomen medidas inmediatas para asegurar que las niñas y mujeres
puedan vivir sin temor a ser víctimas de asesinatos o violencia sexual.
“No hay
excusas. El gobierno de México debe actuar ya para detener la epidemia de
violencia a la que se enfrentan las mujeres”. Expresó Quiroz
“En un
país donde seis mujeres son asesinadas cada día, cada día que transcurre sin
que se tomen medidas para poner un alto a esa tragedia representa una
vergonzosa falla de las autoridades hacia su obligación de proteger. Falla que
son las mujeres quienes terminan pagando con sus vidas.” agregó.
En México
y en el resto de la región, las persistentes desigualdades sociales y de género
son las principales causas de las alarmantes violaciones a los derechos sexuales
y reproductivos en la región, entre otras: mortalidad materna prevenible,
infecciones de transmisión sexual, así como de la falta de respuesta a las
necesidades de planificación familiar, particularmente de poblaciones
vulnerables como aquellas viviendo en pobreza, en áreas rurales, indígenas,
afro descendientes, adolescentes, migrantes y personas con discapacidad, entre
otros grupos.
La
situación es más grave entre las mujeres indígenas, quienes se enfrentan a los
más altos niveles de mortandad materna.
Como han
reconocido los Estados de la región en el Consenso de Montevideo de agosto de
2013, uno de los factores claves que explican que la mortalidad materna no baje
en la región es la penalización del aborto, que en la experiencia de algunos
países provoca el incremento de la mortalidad y morbilidad maternas y no
disminuye el número de abortos, sino que empuja a las mujeres a realizarlos de
forma clandestina e insegura.[i] Este dato es significativo en una
región en donde cinco países penalizan el aborto en toda circunstancia, donde
en promedio 1 de cada 10 mujeres de la región tiene demanda insatisfecha de
planificación familiar [ii] y donde 3 de cada 10 mujeres han sido
violentadas física o sexualmente por sus parejas y 1 de cada 10 por alguien no
relacionado a ellas.[1]
Los
movimientos, principalmente de mujeres y jóvenes, que luchan por la vigencia de
los derechos sexuales y reproductivos en la región han conseguido victorias
importantísimas y están más fuertes que nunca para enfrentar los continuos desafíos.
Desde Amnistía Internacional nos sumamos a esta lucha para evitar retrocesos y
exigir a los Estados que cumplan con sus obligaciones para que todas las
mujeres y niñas de la región puedan tomar decisiones sobre su sexualidad y
reproducción sin discriminación ni coacción.
[1]
Global Health Observatory, estimaciones realizadas por la OMS de acuerdo a las
encuestas realizadas. http://www.who.int/gho/women_and_health/violence/intimate_partner/en/index.html
[i]Mas
sobre el Acuerdo de Montevideo en: http://www.amnesty.org/es/library/asset/AMR01/001/2013/es/da73d51c-a1aa-45ef-8564-927b671235b8/amr010012013es.html
[ii]
Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL. La demanda insatisfecha de
planificación familiar expresa la proporción de fecundidad que resulta de
nacimientos no deseados respecto a la fecundidad observada. Se calcula haciendo
el cociente entre la tasa de fecundidad no deseada y la tasa global de
fecundidad, por cien
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