Suenan
las alarmas
Por:
Cecilia Lavalle* Cimacnoticias | México, DF.- 04/03/2014
Las alarmas se han prendido. Las consecuencias
son predecibles. El iceberg está a la vista. Pero en mi país no veo a quienes
gobiernan tomar las decisiones adecuadas para salvar el barco del naufragio.
Pensaba en el Titanic conforme leía el informe que recién difundió la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), titulado “Trabajo decente y
juventud en América Latina. Políticas para la acción”.
Resulta que América Latina (AL) y el Caribe se califica como “el continente
joven”, ya que 7 de cada 10 personas tienen menos de 40 años. ¡Un lujo
comparado con Europa! Por ejemplo.
Resulta también que contamos con la generación de jóvenes más preparada que haya
existido en la historia.
Total, es un Titanic extraordinario. Pero las políticas económicas han dejado
enfrente un iceberg enorme. El mercado laboral es tan limitado que ofrece
desempleo o, en el mejor de los casos, trabajos mal pagados, autoempleo o la
informalidad.
En 2013, según el informe de la OIT, en AL y el Caribe contábamos con 108
millones de jóvenes entre 15 y 24 años de edad, y buena parte ya está en
problemas.
Del total de personas desempleadas, 40 por ciento son jóvenes. Hay 7.8 millones
de personas jóvenes desempleadas. Y de las empleadas, más de la mitad (55.6 por
ciento) trabaja en la informalidad, y sólo 4 de cada 10 cotizan a un seguro de
salud y a un sistema de pensiones.
Por si fuera poco, todo indica que la pobreza pasará a la siguiente generación,
a pesar de que jóvenes de muchas familias pobres hayan concluido estudios
universitarios.
La tasa de desempleo para jóvenes que pertenecen a familias pobres es de 25.5
por ciento; mientras que es de 8.5 por ciento para jóvenes que pertenecen a
familias con los mayores recursos.
Asimismo, jóvenes del quintil más bajo tienen 77 por ciento más posibilidades
de caer en la informalidad en comparación con jóvenes que pertenecen a familias
con más recursos, quienes tienen 41 por ciento de posibilidades.
Pero no es todo. El informe precisa que en este contexto adverso a las mujeres
les va peor a que a los hombres.
Las jóvenes en la región presentan altos niveles de educación, pero tienen
menos posibilidades de empleo formal y ganan menos que los hombres.
La tasa de desempleo para las jóvenes a nivel regional alcanzó 17.7 por ciento,
comparado con 11.4 por ciento en el caso de los jóvenes.
Además, 20 por ciento de las jóvenes se ocupan de tareas domésticas en
comparación con sólo 2 por ciento de los jóvenes.
De hecho, las tareas domésticas y de cuidado que históricamente se han asignado
a las mujeres sólo por nacer con este sexo, implican para las jóvenes
limitaciones en las perspectivas para obtener un empleo formal o mejor pagado.
Todas estas brechas, que son reflejo y origen de la desigualdad en nuestra
región, son brutales porque evidencian que no se parte del mismo piso, que no
es verdad que todo dependa del esfuerzo personal. Ni entre mujeres y hombres,
ni entre personas ricas y pobres.
En este escenario es previsible la frustración, decepción, enojo social y
conflictos de gobernabilidad.
La emergencia está a la vista. Y es evidente que se requieren acciones
inmediatas. ¿Usted ve a nuestros gobernantes tomando decisiones para prevenir
el desastre?
Puede consultar el informe en: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents....
*Periodista y feminista en Quintana Roo, México, e integrante de la Red
Internacional de Periodistas con Visión de Género.
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