Por Mario A. Díaz
Mal se ve
Peña Nieto
QUIERASE o no, la
verdad es que la violencia en el estado de Michoacán deja muy mal parado al
gobierno del presidente ENRIQUE PEÑA NIETO y, lógicamente, a las fuerzas
castrenses.
Resulta que el
combate frontal de las ciudadanos autodefensas de esa entidad federativa en
contra del crimen organizado, prácticamente hicieron el trabajo que realmente
correspondía al Ejército Mexicano, a la Secretaría de Marina Armada de México y la Policía Federal.
Lo malo del caso
es que, a pesar de que las fuerzas federales franquearon el paso de los civiles
armados para enfrentar a los denominados Caballeros Templarios, ahora resulta
que el gobierno federal, por medio de la Secretaría de la Defensa Nacional , ha ordenado
el desarme de los civiles que llevaron acciones de autodefensa en contra de ese
grupo de la delincuencia organizada.
Argumentando
respaldar y hacer valer el estado de derecho, el secretario de Gobernación,
MIGUEL ANGEL OSORIO CHONG, dio a conocer la postura del gobierno peñista.
Como era de
esperarse, los guardias comunitarios liderados por el doctor MIRELES han
manifestado su descontento ante lo que consideran un agravio por parte del
gobierno federal.
En ese contexto,
bien valen algunas reflexiones que, a decir verdad, hacen ver mal gobierno
federal y a la propia SEDENA.
Al margen de la
desnudada que a la instancia gubernamental e instituto armado hace el doctor
MIRELES, líder de las llamados autodefensas, a través de las redes sociales, el
asunto lleva a cuestionamientos derivados de la lógica simple.
¿Porque el Ejército
Mexicano permitió y protegió el avance de los civiles armados para enfrentar y
desterrar a los Caballeros Templarios en varias ciudades importantes del estado
de Michoacán?
Si se trataba de
hacer respetar la gobernabilidad y el estado de derecho, como ahora pregona la Secretaría de
Gobernación, luego entonces porqué no se procedió a su desarme.
Tal parece que el
gobierno federal mañosamente permitió que los ciudadanos michoacanos hicieran
el trabajo peligroso, para luego autorizar el ingreso de las fuerzas federales
para tomar el control de las comunidades, ya sin la presencia de los
delincuentes.
Peor aún, cuando
posterior a su mediático ingreso, el gobierno del presidente PEÑA NIETO anuncia
con bombo y platillo que procederá al desarme de las autodefensas y de los
policías municipales, pero omite informar de alguna acción que permita, al
menos suponer, que perseguirá y encarcelará a los verdaderos culpables que
mantuvieron en su manos al gobierno y población michoacanos.
Con justa razón,
los ciudadanos de todos los estratos sociales de esa entidad federativa, no
confían en la honorabilidad del Ejército Mexicano y la Policía Federal , por su descarada
complicidad con el cártel de los Caballeros Templarios, como bien lo señala el
doctor MIRELES en entrevista, editada en algunos medios electrónicos, pero al
pie de la letra en las redes sociales.
Respecto al
financiamiento de las autodefensas purépechas para enfrentar al crimen
organizado, han surgido distintas versiones.
Una de ellas tiene
que ver con el sostén de empresarios que han sido afectados por ese grupo
delictivo. Otra más habla del apoyo monetario y bélico del Cártel Jalisco Nueva
Generación, enemigos acérrimos de los Caballeros Templarios y, una tercera, da
por hecho que el gobierno federal aportó personal militar y armamento, para
desterrar al grupo delincuencial que mantuvo en jaque al propio gobernador
FAUSTO VALLEJO.
Sea como fuere, lo
único cierto es que los delincuentes tuvieron que abandonar las ciudades y huir
a despoblado.
La duda-con justa
razón de los michoacanos-es en el sentido de cuánto tiempo aguantarán las
fuerzas federales en no sucumbir ante la
corrupción, que a su vez genera impunidad.
Y hasta la próxima.
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