PALACIO
Por Mario A. Díaz
LA asunción del segundo ayuntamiento panista en esta ciudad
fronteriza ha dejado un par de lecturas que merecen el análisis y la reflexión.
Una, que el saliente, priísta, presidido por ALFONSO SANCHEZ GARZA, no se
preparó para un resultado adverso y, la otra, deja al descubierto la voracidad
de algunos funcionarios tricolores que insisten en el pago de la indemnización,
como condicionante para su renuncia.
En efecto, SANCHEZ
GARZA y su equipo de trabajo nunca se preocuparon por establecer un plan B en
el pasado proceso electoral, cuyo resultado es de sobra conocido;
particularmente por la cantidad de damnificados políticos.
Asimismo,
acostumbrados a las mieles del poder y las canonjías propias del “tren de la
revolución”, empleados municipales de distintos niveles han decidido vender
cara su derrota exigiendo una legal indemnización desde la perspectiva del
derecho laboral, aunque amoral si se analiza con objetividad y se reconoce que tales
cargos obedecieron a cuestiones partidistas.
En consecuencia,
mientras el exalcalde fronterizo resiente el trago amargo de la derrota con
todo y las consecuencias políticas y de responsabilidad como servidor público,
ex empleados tricolores se exhiben como pésimos perdedores al condicionar su
salida para dar paso al equipo ganador.
Pero, vayamos por
partes.
Sin lugar a dudas,
es más que evidente que el ingeniero SANCHEZ GARZA, aún contra lo que muchos
suponen, jamás se imaginó que las votaciones de julio pasado fueran desastrosas
para su Partido Revolucionario Institucional.
Ante la seguridad
de que seguiría “más de lo mismo” con SALVADOR TREVIÑO GARZA como su relevo en
la alcaldía, el constructor de naves industriales ni tan siquiera se tomó la
molestia de establecer una estrategia en caso de que el resultado fuera
adverso, como finalmente sucedió.
La experiencia en
maquillaje de números del exauditor superior de Hacienda del Congreso Local,
SERGIO ZERMEÑO, no fue requerida por el ex Jefe de la Comuna ni tampoco sugerida
por el ex tesorero municipal.
Resultado: Una
pésima salida del ingeniero ALFONSO SANCHEZ, quien prácticamente tiró por la
borda el capital político ganado en 2 años nueves meses que duró su gestión al
frente del ayuntamiento en la tierra de Rigo Tovar.
Tan simple,
analizar cómo durante la cena que ofreció como despedida el gobernador EGIDIO
TORRE CANTU a los presidentes municipales priístas salientes, SANCHEZ GARZA y
su esposa fueron colocados en un lugar distante en la mesa del mandatario en el
ágape celebrado en Casa de Gobierno, días antes de la entrega de poderes.
En cambio, EFRAIN
DE LEON LEON y EVERARDO VILLARREAL, de Valle Hermoso y ciudad Reynosa,
respectivamente, ocuparon lugares preferenciales en la cena de despedida.
El desbarajuste
financiero y deudas a proveedores, forman parte de la herencia de SANCHEZ GARZA
a LETICIA SALAZAR VAZQUEZ. Aunque, eso sí, cheques firmados por SERGIO ZERMEÑO
y ANTONIO HERNANDEZ, tesorero y primer síndico en el pasado trienio, fueron
cobrados en Banorte de la partida presupuestal correspondiente al mes de
octubre, depositada en esa institución bancaria al nuevo ayuntamiento.
Lo que también es
altamente cuestionable, es la voracidad de ex empleados menores y funcionarios
municipales que exigen indemnización antes de firmar sus renuncias.
Argumentando un
derecho laboral entre 3 y quince años se olvidan que durante ese tiempo fueron
beneficiados con salarios y otros beneficios para fines meramente partidistas.
Cierto es que legalmente, como cualquier
trabajador, se gana un derecho al trabajar y desquitar un salario. Sin embargo,
en la función pública la perspectiva debería ser en base a intereses políticos
y no en lo que establece la Ley Federal
del Trabajo.
Justo y equitativo es que así como los
perdedores gozaron de las mieles del poder, ahora le toca a la alternancia
ganadora.
Así de simple.
Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx
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