Por: Mario Diaz
PALACIO
CADA día es más comentada la diferencia de
estrategias de los altos mandos del PRI y del PAN con miras a la competencia
eleccionaria de julio próximo.
Mientras en el tricolor aún no se ponen de
acuerdo acerca de quién será su abanderado a la presidencia municipal en la
tres veces heroica Matamoros, en el albiazul se da por descontado que la
candidata será la ex legisladora federal LETICIA SALAZAR VAZQUEZ.
A lo más que ha llegado, hasta el momento,
el partido en el poder, es que quien porte la estafeta surgirá de una selección
mediante el método de convención de delegados, quienes evaluarán las
probabilidades de cinco aspirantes: SALVADOR TREVIÑO GARZA, JESUS DE LA
GARZA DIAZ DEL GUANTE, RAUL CESAR GONZALEZ GARCIA,
DANIEL SAMPAYO SANCHEZ y, de último minuto, MIGUEL GONZALEZ MEDRANO.
De acuerdo a instrucciones de quien manda
en Tamaulipas, los priístas antes señalados han desplegado sendas campañas de
posicionamiento de su instituto político con el objeto de influir en el ánimo
de los ciudadanos con credencial de votar.

El problema estriba en que la mayoría de
los aspirantes antes descritos, a la hora de “amarrar” grupos han establecido
compromisos que difícilmente podrán cumplir si el fiel de la balanza finalmente
no los favorece.
Ante la falta de un rumbo definido y en
base a experiencias electorales pasadas, quienes consideran frustrado su
proyecto político generalmente manifiestan su inconformidad jugando la contra y
no apoyando a quien se designe como candidato.
Resulta imposible que los simpatizantes de SALVADOR, CHUCHIN, RAUL,
DANIEL y MIGUEL sean debidamente atendidos en el grupo político de quien
resulte triunfador en la selección interna.
Muy distinto sería una campaña intensiva de
posicionamiento partidista en la que participaran como comparsa aquellos que de
antemano ya conocieran la decisión del primer priísta de la entidad.
Al presentarse una situación de esa
naturaleza, lógicamente, el competidor de enfrente es quien capitaliza la
inconformidad interna surgida en torno al rival.
En ese contexto, lleva ventaja el Partido
Acción Nacional y la eventual candidatura de LETICIA SALAZAR VAZQUEZ, toda vez
que CARLOS GARCIA GONZALEZ, CESAR RENDON y RAMON ANTONIO SAMPAYO han cerrado
filas a favor de la ex diputada federal.
Además, tampoco se debe perder de vista que
partido y candidatos albicelestes mantienen una estructura que funciona sin
muchas complejidades. Los comités panistas en las colonias están perfectamente
definidos sin tanta cadena de mando.
En cambio, en el PRI y su maquinaria
electoral, en muchas de las ocasiones su engranaje se atora como resultado de
diferentes criterios que inician con el jefe político municipal, el líder del
partido, las estructuras paralelas del instituto político y el ayuntamiento, el
padrino de módulo, el Representante Territorial, el Asesor Territorial y el
presidente de la colonia.
La debacle tricolor en el pasado proceso
electoral federal en este puerto fronterizo es un claro ejemplo de cómo una maquinaria
demasiado sofisticada no es suficiente para garantizar un resultado favorable
durante la jornada comicial.
Como es evidente, al menos en el arranque
del proceso, el Partido Acción Nacional podría haber tomado ventaja como
consecuencia de la ausencia de lucha interna y la sencillez del manejo de su
estructura electoral.
En contraparte, la causa tricolor enfrenta
el riesgo inminente de “fuego amigo” ante la falta de un rumbo definido y
reglas de juego claras en el actual proceso interno de posicionamiento del
Partido Revolucionario Institucional.
La experiencia de otras jornadas eleccionarias
es clara en cuanto a la inconformidad que surge luego de una selección interna
en convención de delegados o de consulta a la base. En la mayoría de los casos,
aspirantes y militancia no beneficiados apoyan al rival o, al menos, nada hacen
para favorecer a su compañero de partido.
En el entendido de que en el relevo de
ayuntamiento y diputaciones locales que se avecina no necesariamente podría
ocurrir lo antes expuesto.
Y hasta la próxima.
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