Por : Jaime sosa
"Nos
quedamos sorprendidos, cuando se da cuenta en periódicos o radio, que el sicario no superaba los 18 años.
Cuando los cuerpos de los 3 o
4 ejecutados, correspondían a adolescentes de hasta 14 años de edad.
Yo me preguntaría y plantearía la siguiente pregunta: ¿cómo eduqué o estoy
educando a mis hijos? ¿Qué valores inculco o inculqué a mis hijos?
A los jóvenes de este siglo hay
que llamarlos varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela y, digo
llevarlos porque no tienen que tomar el camión o caminar larguísimas distancias
para llegar a ella.
Se levantan generalmente irritados porque se acuestan muy tarde, viendo
televisión por cable, jugando playstation, hablando o enviando mensajes por
teléfono o chateando por la
Internet.
No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en poner un dedo en nada
que tenga que ver con arreglar algo en el hogar.
Tienen los juegos y equipos digitales más modernos del mercado, Ipod,
blackberry y computadora no pueden faltar, como tampoco el pago por su
actualización.Hoy los hijos, muchas veces sin merecerlo, presumen el celular
más novedoso. El nextel más costoso. La
Lap más equipada. Nada
les costó. Si se descomponen, para eso estamos, no faltaba más, hay que pagar
la reparación, a la brevedad y sin chistar.
Idolatran amigos y a falsos personajes de realitys de mtv. ¡Ah! pero viven encontrándole defectos a los
padres, a quienes acusan a diario de que sus ideas y métodos están pasados de
moda.
Se cierran automáticamente a quien les hable de moral, honor y buenas
costumbres, y mucho menos de religión. Lo consideran aburrido. Ya saben todo y, lo que no ¡Lo consultan en
internet!
Si son estudiantes, siempre inventan trabajos
de equipo o paseos de campo, que lo menos que uno sospecha, es que regresarán
con un embarazo, habiendo
probado éxtasis, coca, marihuana o cuando mínimo alcoholizados.
Y cuando les exiges lo más mínimo en el hogar o en la escuela, lejos de ser agradecidos te contestan,
con desfachatez: yo no pedí nacer, es tu obligación mantenerme .
Definitivamente estamos mal, pues la
tasa de que hagan su vida independiente se aleja cada vez más, pues aún graduados y con trabajo, hay
que seguirlos manteniendo, pagándoles deudas, servicios y hasta los partos de
sus hijos.
Con lo anterior, me refiero a un estudio que indica que este problema es mayor en chicos de
la sociedad de clase media o media alta (o de capas medias urbanas) que bien
pudieran estar entre los 14 y los 28 años, si es correcto 28 años o más ¿lo
pueden creer? y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos
constituyen un verdadero dolor de cabeza.
¿Entonces en qué estamos fallando?
Yo sé, dirán que los tiempos y
las oportunidades son diferentes, pues
para los nacidos en los años 60 y 70, el orgullo reiterado era levantarse de
madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que tenían que ayudar a limpiar la
casa; no se frustraban por no tener vehículo, andaban
a pie a donde fuera, siempre lustraban sus zapatos, los estudiantes no se
avergonzaban de no tener trabajos
Lo que le pasó a nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa frase que no
dio resultado y mandó todo al diablo:
¡Yo no quiero que mis hijos pasen, los trabajos y carencias que yo pasé!
Nuestros hijos no conocen la verdadera escasez, el hambre. Se criaron en la
cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero.
Muchos de los nuestros hijos, a los
10 años ya habían ido a Disneyworld mínimo dos veces,cuando nosotros a
los 20 si bien nos iba conocíamos
la Ciudad de
México, con su hoy vetusto y atiborrado Metro.
El dame y el cómprame, siempre fue generosamente complacido convirtiendo a
nuestros hijos en habitantes de una pensión, con sirviente (a) y todo incluido, que
después intentamos que funcionara como hogar.
Es alarmante el índice de divorcios que se está generando, van a la
conquista de su pareja y vuelven al hogar, sólo unos meses más tarde,
divorciados porque la cosa no funcionó; ninguno de los dos quiere servir al
otro en su nueva vida. Como nunca batallaron en la pensión con sirviente
incluido, en la que se les convirtió el hogar paterno, a las primeras carencias
en el propio, avientan el
paquete y regresan a la casa para que la mamá y el papá continúen
resolviéndoles la vida.
Este mensaje es para los que tienen hijos y que pueden todavía moldearlos,
edúquenlos con principios y responsabilidades. háganles el hábito del ser
agradecidos.
Háganles el hábito de saber ganarse el dinero con honestidad, la comida, la
ropa, el costo de la estancia en la casa en la cual no aportan para el pago de
servicios. Háganles saber lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de
luz, agua, renta. Háganles sentir en su casa, cómo se comportarían ustedes en
casa ajena cuando van de visita.
Por ese domingo o cuota semanal o mensual, edúquenlos en la cultura de la
correspondencia y el agradecimiento. Que los sábados o domingos laven el carro,
ayuden a limpiar la casa, NO
SU CUARTO,esa debe ser obligación de siempre sin pago de por medio. Háganles la costumbre de limpiar sus
zapatos, de que paguen
simbólicamente, por todo lo que gratuitamente reciben, implántenles la ideología de
ameritar una especie de beca escolar que ustedes pagan, y por la que ellos no
pagan ni un centavo, eso puede generar una relación en sus mentes trabajo=bienestar.
Que entiendan que asistir a la escuela, es un compromiso con la vida, que no es
ningún mérito asistir a ella. De la responsabilidad con que cumplan ese
compromiso, dependerá su calidad de vida futura.
Todos los niños deben desde temprano aprender a lavar, planchar y cocinar, para
que entiendan la economía doméstica en tiempos que podrían ser más difíciles.
Cuida lo que ven y ves con ellos en la televisión, y evita caer en el vicio
social llamado telenovelas, los videojuegos violentos, la moda excesiva y toda
la electrónica de la comunicación, que han creado un marco de referencia muy
diferente al que nos tocó. Cuando
ocupes corregirlos, aconséjalos, platica con ellos, no los ofendas, no los
reprendas en público. Si lo haces, nunca lo olvidarán. Nunca te lo perdonarán.
Estamos comprometidos a revisar los resultados, si fuimos muy permisivos, o
sencillamente hemos trabajado tanto, que el cuidado de nuestros hijos queda en
manos de las empleadas domésticas y en un medio ambiente cada vez más
deformante.
Ojalá que este mensaje llegue a los que tienen la oportunidad de cambiar o
hacer algo al respecto. Ya los abuelos pagaron. Nosotros estamos pagando con
sangre la transición.
Que cada quien tome lo que le corresponda. Que haga lo que pueda y quiera. Recuerda que para que triunfe el
mal, solo se necesita que la gente buena lo permita..."
Saludos. Su amigo jaime sosa correo: jaimesosa2008@hotmail.com
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