H, Matamoros, Tamaulipas:

PALACIO


MIERCOLES 4 DE JULIO I…..

              ¿De virreyes a cortesanos?

    DIGASE lo que se diga, lo cierto es que, en mayor o menor medida, el centralismo que traerá consigo el regreso del priato a Los Pinos, habrá de reducir los cotos de poder en las entidades federativas.
    En efecto, definida la sucesión presidencial, proceso que sólo está en espera de su validez legal por parte de la autoridad electoral, el PRI, con ENRIQUE PEÑA NIETO, habrá de revivir viejos vicios, obviamente, matizados y actualizados a los nuevos tiempos.
     En consecuencia, los amos y señores priístas que aún gobiernan en los estertores de la primera alternancia partidista en México habrán de aceptar la cruda realidad que les acotará su forma de ejercer la administración pública.
   El ejercicio del erario y el control político ya no dependerá en plenitud de los mandatarios estatales, convertidos prácticamente en virreyes en los dos últimos sexenios, como representa el caso concreto de Tamaulipas.
     Cuestión de analizar el saqueo despiadado de las finanzas públicas y el autoritarismo político que caracteriza hoy en día los períodos constitucionales de TOMAS YARRINGTON RUVALCABA y EUGENIO HERNANDEZ FLORES.
     Al respecto, sin ánimo de comparativos odiosos, las administraciones de MANUEL CAVAZOS LERMA, AMERICO VILLARREAL GUERRA y EMILIO MARTINEZ MANAOUTOU, en estricto orden regresivo, no registran el brutal manoteo a las arcas públicas. Los gobernantes seguramente serán recordados por otros excesos, más no por su personal enriquecimiento.
    Sobra decir que los priístas, una vez aprendida la lección, no se dejarán arrebatar de nueva cuenta el poder presidencial. Es un hecho que PEÑA NIETO habrá ser cauto a lo largo de su sexenio, por tratarse de la etapa de consolidación. Sin embargo, asegurar que las viejas prácticas serán reducidas a su mínima expresión sería como pedirle peras al olmo.
    Con el priato se da como seguro el manipuleo de los recursos federales a los estados, la asignación de los millonarios contratos de obras públicas, la designación de las candidaturas al Congreso de la Unión y, por supuesto, llevará mano en lo que respecta al relevo de los mandatarios estatales.
     En la eventualidad de que MANLIO FABIO BELTRONES sea quien lleve la política interna a partir del próximo primero de diciembre, es imaginable la forma en que se ejercerá la política durante la segunda alternancia.
    Del mismo modo, con un dirigente nacional del PRI surgido desde Los Pinos, también es fácil predecir quién y cómo se habrán de llevar los procesos electorales federales.
    Es decir, volverá la vieja práctica en donde los gobernadores no tengan que pedir permiso para la renovación de diputaciones locales y alcaldías, pero con la consigna de no meterse para nada en lo que respecta a las sucesiones federales.
     Con el ejemplo tamaulipeco, si TOMAS impuso  EUGENIO y éste al doctor RODOLFO TORRE CANTU y por las causas de sobra conocidas al ingeniero EGIDIO, como sus respectivos relevos en el Ejecutivo Estatal, son situaciones políticas que habrán de quedar para la historia.
     Asimismo, se da por descontada la participación directa y decisiva del Comité Ejecutivo Nacional Tricolor, en casos de resultados eleccionarios funestos, como los ocurridos en Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz, apenas el pasado domingo.
     En conclusión, para bien o para mal, lo cierto es que con el regreso del PRI a Los Pinos terminan en automático los virreinatos en las entidades federativas.
    Por cierto, con relación al proceso que marcó la debacle tricolor en el territorio tamaulipeco, lo único que el gobierno cuerudo cumplió fue aceptar la imposición de MANUEL CAVAZOS LERMA encabezando la fórmula con GUADALUPE FLORES VALDEZ, asegurándole su escaño en el Senado de la República.
    En la negociación con el CEN del PRI el gobernador TORRE CANTU logró que la profesora ocupara el lugar número 12 en el listado plurinonimal a la Cámara Alta, para garantizarle su lugar durante el proceso de reparto en las circunscripciones.
    Aportar una cuota relevante de votos a favor del candidato presidencial, así como sacar adelante las candidaturas en los ocho distritos electorales son promesas incumplidas, salvo, claro está, que si en realidad se trató de una concertacesión que colocara como “nacidos para perder” a los abanderados tricolores.
    Ni hablar.
    Y hasta la próxima.

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Editores periodico frontera

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