LUNES 2 DE JULIO I……..
¿Con el enemigo en casa?
A RESERVA de abordar el importante tema que
significa el resultado del proceso electoral de ayer domingo, bien vale la pena
comentar algo que nunca antes había ocurrido en una elección
constitucional.
Resulta que, como resultado de la lucha
interna partidista, en vísperas de la jornada comicial, desde el viernes, para
ser exactos, se tomó a la Fiscalía
Especializada
Representantes Territoriales (RT) de la
estructura local del Partido Revolucionario Institucional-vía telefónica-fueron
amenazados por alguien que se identificó como funcionario de esa instancia
dependiente de la Procuraduría Generalla República.
Una voz de correcta expresión pero con
firme tono advertía a los activistas tricolores que serían arrestados y
encarcelados en caso de que fueron sorprendidos acarreando gente a las urnas
electorales.
La amenaza del presunto funcionario federal
se sustentaba en que tenía informes plenamente documentados de que realizaban
labores proselitistas fuera del plazo establecido por el Instituto Federal
Electoral.
Asimismo, la voz amenazante subrayaba que
tenía conocimiento, además, de que poseían teléfonos celulares y tarjetas de
tiempo-aire, supuestamente provenientes de la autoridad estatal, para operar
durante la jornada eleccionaria.
La duda y preocupación hizo mella entre
los representantes territoriales del PRI, toda vez que quien se identificaba
como funcionario de la FEPADE
los llamaba por su nombre, les ubicaba sus domicilios, obviamente sus números
telefónicos de casa y móviles, su cargo en la estructura tricolor y, además,
concretamente, la labor que desarrollaban e implementos de trabajo de origen
gubernamental.
La certeza de la información, como si
tuviera origen en la base de datos del alto mando tricolor, provocó que más de
un activista priísta entrara en la paranoia.
Además, la clave Lada con número 55 y el
acento chilango de quien hablaba no dejaban lugar a dudas de que se trataba de
una llamada telefónica con origen en el Distrito Federal.
Como consecuencia de ello, las llamadas al
dirigente municipal del PRI, GUADALUPE REYES, no se hicieron esperar.
Repuestos de lo que consideraron un
“descontón político”, el líder tricolor llamó a la calma a sus integrantes de
la maquinaria electoral y los conminó a “mandar a freír espárragos” al supuesto
funcionario de la Fiscalía Especializada
No obstante, el inédito hecho logró su
cometido, adjudicándose el mismo como una estrategia electorera surgida del
“cuarto de guerra” del Partido Acción Nacional.
Pasado el desconcierto y como es lógico,
las huestes de REYES coincidieron en que habían sido víctimas de un engaño
derivado de la lucha eleccionaria.
Y es que resulta ilógico tan solo suponer
que la FEPADE
actúe con advertencias con evidencias de la comisión de delitos electorales.
Lo malo del caso para la causa priísta es
que el supuesto funcionario de la
Fiscalía tiene en su poder información muy precisa acerca de
su maquinaria electoral.
Tal situación es lo que realmente mantiene
en alerta y preocupados a los activistas tricolores, ante la muy alta
probabilidad de que tienen un traidor entre sus filas.
En opinión de militantes de hueso colorado,
el PRI estaría pasando por una situación
nunca antes vista que, además, ha sembrado la semilla de la duda entre
la cúpula por aquello de la fuga de información.
Acéptese o no, lo cierto es que el
desconcierto ocasionado por las llamadas telefónicas a los Representantes
Territoriales del PRI en alguna medida influyó en los resultados electorales de
ayer domingo.
El hecho de que información confidencial
se encuentre en manos políticas rivales es lo que preocupa al alto mando
tricolor, al margen de la decisión de los ciudadanos en edad votar que
externaron en las urnas.
Es de suponerse que los sabuesos
tricolores se encuentren trabajando arduamente desde el pasado viernes, con el
objeto de identificar al traidor priísta.
La celeridad de la investigación estriba
en que el próximo año, en Tamaulipas, se llevarán a cabo elecciones para la
renovación de ayuntamientos y diputaciones locales.
Ni hablar.
Y hasta la próxima.
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