TERRITORIO
ESTATAL.
Por Oscar Díaz Salazar
En ocasión de una de las múltiples visitas del presidente Vicente Fox a Reynosa, escribí una columna que pudiera parecer absurda, si se leyera superficialmente y en estricto sentido literal. Decía en esa ocasión que ya había transcurrido mucho tiempo sin que un jefe del ejecutivo federal visitara nuestra ciudad, a pesar de que el señor Fox acudía de dos a tres veces al año a este municipio fronterizo. Para explicar esta afirmación absurda en apariencia, escribí que el presidente venia a Reynosa para atender asuntos que tenían relevancia y repercusión en otras latitudes geográficas, comenté que el mandatario guanajuatense, cuando nos visitaba, se dedicaba a cumplir compromisos y resolver problemas ajenos a quienes residimos en la frontera.
El presidente venia a Reynosa para dictar las medidas que permitían facilitar la entrada de los paisanos (que viven en el interior de la republica); para supervisar el trabajo de modernización de la aduana (que utilizan mayormente los empresarios del interior); para inaugurar obras en Petróleos Mexicanos y para otras dos o tres actividades – no mas – que tienen que ver con las responsabilidades del gobierno federal, que si bien ocurren en la frontera, afectan, benefician o perjudican, principalmente, a los mexicanos del centro y sur del país.
Vicente Fox solo presidia actos en Reynosa, dentro de las instalaciones de las dependencias federales, y nunca lo hizo en los terrenos por donde transcurre la vida educativa, laboral, recreativa o de descanso de los reynosenses. De ahí que no faltaba a la verdad si decía que el presidente no había estado en Reynosa, con los reynosenses.
La similitud que utilicé en varias ocasiones para sustentar mi opinión fue la de los parientes que vienen a visitarnos a Reynosa, y que pasan completito el fin de semana en McAllen, sin darse un tiempecito para platicar, convivir y ponerse al día en los afectos y los chismes familiares con nosotros.
Comparto con ustedes estos recuerdos porque algo similar ocurre ahora con el gobernador de Tamaulipas. Egidio Torre no acude, cuando visita Reynosa, a las colonias, a los barrios, a las escuelas, a los hospitales, a las casas de los reynosenses, a los restaurantes, a las calles.
Al gobernador tamaulipeco lo encierran en el Centro Cultural de Reynosa, un complejo arquitectónico que ha venido funcionando en este último año y medio como una especie de embajada de Ciudad Victoria en Reynosa, un territorio en el que se siente cómodo y seguro el ingeniero Torre Cantú, quizás porque desde ese lugar no se observan las carencias y necesidades de los reynosenses.
El sitio, con ser agradable, cómodo, funcional, bonito, no refleja de ninguna manera la realidad que vivimos los reynosenses, no se asemeja ni tantito a la imagen de anarquía, deterioro y abandono que observamos en la mayor parte de la mancha urbana más grande e importante del estado.
Por eso es válido decir, aunque no sea estrictamente cierto, que Egidio Torre no ha venido a Reynosa en el año y medio que lleva de ejercer el cargo de gobernador de Tamaulipas. Si acaso ha estado en el territorio estatal que administra la Maestra Leticia Terán de Robinson, pero sigue sin conocer nuestras calles, sin visitar ni ocuparse de los edificios públicos en los que funcionan las instituciones educativas, de salud y administrativas.
La gira de campaña que anunciaron los voceros oficiales y oficiosos del Gobernador, esa si absurda pues se iba a realizar en fecha posterior a la elección, nomas no se llevó a cabo y por eso es que sigue siendo válido afirmar que si “soltaran” al señor Torre Cantú en la colonia la Joya de Reynosa, la Nueva Era de Nuevo Laredo o la Borreguera de Tampico, lo más seguro es que no podría regresar a su casa, a menos que activara el GPS de su Blackberri
En resumen, les comparto la opinión, que es a la vez queja, por el abandono en que tiene a Reynosa el señor ingeniero Egidio Torre, quien es gobernador del estado de Tamaulipas, de todo Tamaulipas y no solo de la capital.
Reynosa, Tamaulipas a 16 de mayo de 2012
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