PALACIO MIERCOLES 1 DE
FEBRERO ….
SIN lugar a dudas, la guerra política que
representa la renovación de los poderes constitucionales ha iniciado las
primeras batallas para la continuidad, o segunda alternancia en Los Pinos.
El misil lanzado por el gobierno federal -vía
Procuraduría General de la República- y estallado en el corazón de la causa priísta,
prácticamente representa el inicio de las hostilidades.
La prohibición para salir del país a los
exgobernadores MANUEL CAVAZOS LERMA, TOMAS YARRINGTON RUVALCABA y EUGENIO
HERNANDEZ FLORES, además de familiares y cercanos colaboradores, ha provocado
inquietud en el “búnker” tricolor del presidenciable ENRIQUE PEÑA NIETO.
El impacto mediático resultante del oficio
de la PGR a la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes para evitar la salida al extranjero de los
exmandatarios a través de aeropuertos, como era de esperarse, ha levantado
ámpula en el mundo político local y nacional.
El origen, según se ha manejado
oficialmente, obedece a una investigación de la Subprocuraduría de
Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) que relaciona a
CAVAZOS, YARRINGTON y HERNANDEZ con el crimen organizado.
Por lo pronto, el primer zarpazo del
gobierno y partido en el poder, quiérase o no, ha destanteado a los priístas y a
su candidato justo cuando se manejan
algunos puntos a la baja en la preferencia electoral, aunque, eso sí, manteniéndose
muy por encima de sus contrarios políticos de la izquierda y derecha azteca.
Mientras el PAN-gobierno se lava las manos
y argumenta una investigación policial a favor de la alerta migratoria lanzada
por la Procuraduría Generalla República ,
los priístas, como es natural, afirman que se trata del inicio de la guerra
sucia preelectoral.
MANUEL CAVAZOS LERMA, exgobernante
tamaulipeco y aspirante a una candidatura al senado de la república, en cuanto
la especie se hizo pública en los medios cibernéticos, de inmediato reviró y
lanzó candentes dardos al gobierno federal ante su presunta responsabilidad.
En conferencia de prensa, el matamorense
dijo que no teme a ninguna investigación policial o proceso penal y que su equipo
jurídico prepara una contrademanda sobre quien resulte responsable de la campaña
mediática en su contra.
Al margen de elementos de juicio que
resultaran probatorios de la comisión de ilícitos cometidos por los
exgobernadores tamaulipecos, es más que evidente que la bomba política surge en
los momentos en que se prepara la batalla electoral sexenal.
La pregunta obligada es ¿por qué el
gobierno federal y su brazo armado de la
PGR no ejercieron antes acción penal en contra de los
exvirreyes cuerudos?
Si bien es cierto que la estrategia
mediática panista ha logrado impactar e inquietar a los priístas, también es
una verdad de a kilo que lo burdo del tinglado pudiera provocar el llamado
“efecto boomerang”.
Ahora que, no hay que pasar por alto, la
aseveración del presidente de la república FELIPE CALDERON HINOJOSA en el sentido
de que por ningún motivo el PRI regresaría a Los Pinos.
A juzgar por lo que se observa, tal parece
que el Jefe del Ejecutivo Federal ha sacado uno de los ases que esconde en sus
mangas, apenas en el arranque de las hostilidades.
La exhibida a los gobernantes tricolores y
la amenaza de proceder jurídicamente en contra de éstos y de algunos otros
políticos del exinvencible, muy seguramente los pondrá contra las cuerdas.
No obstante, estará por verse si en los
meses por venir y hasta antes del domingo primero de julio, la guerra sucia
surte los efectos deseados y la causa panista revierte los momios que por ahora
le pintan muy desfavorables.
Ahora que, si los planes resultan lomas y
ENRIQUE PEÑA NIETO y el salinismo salen triunfantes en la justa electoral
federal que se avecina, Dios agarre confesados a CALDERON HINOJOSA y su
principal equipo de colaboradores, incluyendo gobernadores.
Sin pasar por alto la podredumbre que
impera en el gobierno federal y en los estatales y las muy seguras componendas
con el crimen organizado, lo cierto es que la competencia eleccionaria en
puerta, según parece, no pasará a la historia como un proceso ejemplar, sino
todo lo contrario.
Ni hablar.
Y hasta la próxima.
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