Por Ambrosio Garza Dragustinovis
Carga una voracidad por lo ajeno
***Desde su arribo a la política, descubrió en la práctica lo delicioso que es el disfrute del dinero mal habido, sobre todo cuando fue tesorero y después director de Obras Públicas en el municipio de Díaz Ordaz
Dicen que Abdies Pineda Morín, fue forjado en el yunque de los negocios turbios y templado en el quemante fuego de la corrupción, por eso ha escalado mucho más alto que su pares, apresurando el paso para convertirse en que nuevo cacique tamaulipeco.
Desde su arribo a la política, descubrió en la práctica lo delicioso que es el disfrute del dinero mal habido, sobre todo cuando fue tesorero y después director de Obras Públicas en el municipio de Díaz Ordaz.
Cuenta la “leyenda” de un sujeto gris y enano que llegó al ayuntamiento de Camargo con una mano atrás y adelante y que a los pocos meses se convirtió en uno de los más ricos del municipio.
Siendo del municipio de Camargo, también se cuentan historias de sus nexos con personas que viven al margen de la ley, que mucho le han servido para abonarle el camino en su ascenso en la política.
REPARTO DE ATOLE CON EL DEDO
Abdies Pineda Morín ha hecho del reparto de atole con el dedo una práctica muy rentable. Ha sabido jugar el dedo en la boca a los burócratas adheríos a la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicios del Estado, usando el dinero de las cuotas y el cargo como trampolín amén de financiamiento de su campaña.
Se sabe por versiones que salen de la misma Federación, que al ser presidente de la Comisión de Finanzas del CEN, ha podido meter mano más allá del límite al dinero para darse vida de lujo a costillas del burocratismo sindical…
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