En el panorama político tamaulipeco, la contienda por la alcaldía de Nuevo Laredo presenta un escenario de “PAN comido” para MORENA, luego que hoy se diera a conocer que el partido ha decidido apostar por Yahleel Abdala Carmona, una exfuncionaria con un historial electoral más marcado por derrotas que por victorias.
La decisión del PAN de postular a Abdala Carmona, junto con Leticia Salazar en Matamoros y Luis Cantú Galván en Reynosa, refleja uno de los peores momentos de «vacas flacas» para el partido en la región fronteriza. Al igual que en el relato bíblico en el que José soñaba con vacas flacas que representaban escases y dificultad, el PAN parece enfrentar una hambruna de liderazgo y credibilidad, alineándose con candidatos cuyo pasado y presente es, en el mejor de los casos, cuestionable.
En el caso específico de Yahleel Abdala Carmona, su historial como parte de la administración de Francisco García Cabeza de Vaca arroja sombras de corrupción y desfalco. Luego de su gestión en la Secretaría de Bienestar Social (SEBIEN), se presentaron 27 denuncias por inconsistencias, principalmente en el Programa de Despensas. La administración actual, liderada por el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera y Económica (UIFE), Raúl Hernández Chavarría, reveló en 2023 un patrón de corrupción y malversación de fondos, implicando a exfuncionarios de la administración anterior en desfalcos por más de 500 millones de pesos así como diversas investigaciones a empresas fachada, factureras y huachicoleras que tuvieron operaciones con ciertas dependencias de la administración estatal anterior, entre ellas la Secretaría de Bienestar Social.
La gravedad de estas acusaciones no puede subestimarse. Estamos hablando de un daño patrimonial al erario estatal significativo, con implicaciones directas en la calidad de vida de los ciudadanos de Tamaulipas. También el año pasado, la asesora jurídica del Gobierno estatal, Tania Contreras López, reveló que más de mil millones de pesos fueron desfalcados, con 500 millones malversados específicamente en la entrega de despensas, un programa directamente bajo la supervisión de la SEBIEN.
Por cierto, que ¿Cuándo se pondrá esa mujer a hacer su chamba, si los imputados como Yahleel se están registrando para la próxima contienda electoral cuando deberían estar rindiendo cuentas ante la justicia? Pongase pilas Tania Contreras y si no puede, pues renuncie.
Por otro lado, regresando con la panista, al decidir contender por la alcaldía de Nuevo Laredo, con su historial de derrotas electorales y con su participación en una administración ahora acusada de corrupción y malversación de fondos públicos, Yahleel no solo le falta al respeto a los electores, sino que se burla de ellos pues al ser cuestionada el día de hoy aseguró no conocer las denuncias que pesan en su contra tanto en el ámbito municipal como en el estatal.
Y con el descaro que da la ambición y el hambre de poder, aseguró a los medios que la cuestionaron que es una mujer “honrada, honesta, trabajadora”. Esta afirmación, sonó más a una ironía digna del día de los inocentes que a una declaración seria; una especie de broma que, dadas las circunstancias y su historial, difícilmente podría ser tomada en serio incluso dentro de su mismo equipo político, que seguramente se carcajearon para adentro al escuchar sus respuestas.
La elección de candidatos con negros pasados, deja ver la crisis de un partido que lucha por mantener su relevancia en una región donde antes era fuerte. Este momento de «vacas flacas» para el panismo fronterizo, no es más que el resultado de las imposiciones y mala gobernanza del grupo cabecista que hace años secuestró casi todo el PAN en Tamaulipas.
Con candidatos como estos, el PAN no solo anticipa su derrota, sino que también firma su sentencia de autodestrucción. Francisco selló el destino del panismo en la frontera, dejándolo como un reflejo desgastado de sus glorias pasadas, incapaz de recuperar su esencia o su relevancia, y con Yahleel representándolos en Nuevo Laredo, el partido parece resignarse a un futuro de mediocridad, descalabros y olvido.
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