Por: Mauricio Fernández Díaz / Ciudad Victoria
Si la permanencia de un coordinador parlamentario se midiera como la de un director técnico de futbol, Armando Zertuche Zuani debería ser despedido inmediatamente.
Ya son cuatro los diputados locales de Morena que dejan el partido o deciden votar libremente. Este último caso es el de Marco Gallegos, quien anunció hace poco que únicamente aprobará las propuestas de su bancada cuando se convenza de su utilidad.
4-0, así va el marcador para legislatura morenista bajo la coordinación de Armando Zertuche. Pésimo estratega.
La última renuncia la acaba de protagonizar la diputada Nancy Ruiz Martínez este martes 8, en el Día Internacional de la Mujer, nada menos.
“No estoy renunciando a la militancia del partido Morena”, declaró Nancy a los medios informativos. “Lo que estoy haciendo es renunciando a un grupo parlamentario que no representa los valores y principios de nuestro partido”.
En ningún equipo unido, fuerte, armonizado, reflejo exacto de las cualidades de su líder, ocurren estas deserciones. No se necesita ser un experto para adivinar que en el grupo parlamentario de Morena reinan la desconfianza, los celos y la antipatía.
Prueba del desorden interno es el testimonio de Nancy Ruiz:
“El propio coordinador del grupo parlamentario de Morena y presidente de la Jucopo (Junta de Coordinación Política), ha dado la instrucción de impulsar proyectos de ley que tienen como única finalidad golpear políticamente a los adversarios, aún a sabiendas que dichos proyectos son de imposible trascendencia”.
No faltarán los malos perdedores que la acusen de obedecer al PAN, a Cabeza de Vaca o al ingeniero Verástegui; cualquier pretexto les servirá para ocultar sus errores. Pero la verdad les estallará, tarde o temprano, en la cara: quien ha favorecido más los intereses de la derecha por su incompetencia y su falta de liderazgo es Armando Zertuche. No puede ser casualidad que desde su llegada a la 65 Legislatura el gobernador ha restaurado su poder cuando antes estuvo a un paso de ser destituido.
En verdad, la salida de Nancy ha sorprendido profundamente porque ella había legislado con una clara línea izquierdista. Impulsó un punto de acuerdo para exhortar al gobernador a adherirse al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI); también exigió cuentas a los municipios panistas sobre las concesiones de espacios públicos, y pidió, a fin de salvar a Morena del escándalo, que el poder judicial estatal y las instancias correspondientes esclarecieran la participación de los hermanos Sergio y Julio Carmona Angulo en las pasadas campañas electorales. Siempre estuvo, pues, a favor del movimiento y de sus intereses, pero terminó por chocar con su coordinador y líder, Armando Zertuche.
A ella la precedieron sus ex compañeras Leticia Sánchez Guillermo y Lidia Martínez López, quienes renunciaron a la bancada de Morena el mismo día que tomaban protesta a la Legislatura. Nancy Ruiz seguirá en la Cuarta Transformación, pero con ella suman ya tres legisladoras que se cansaron del coordinador.
Otro que se rebeló es Marco Gallegos Galván. Aunque continúa en la bancada de Morena, el legislador ha votado en contra de propuestas de su partido, como la iniciativa de fortalecer la facultad de los alcaldes para elaborar reglamentos, acción por la cual se le tachó de traidor. Eso no lo arredró, y ha adelantado que seguirá apoyando proyectos por juicio propio y no por consigna.
Pero la principal repercusión del 4-0 a Armando Zertuche es otra: la alianza Morena-PT ha perdido la mayoría simple en la asamblea local. Se queda ahora con 17 legisladores, los mismos que el PAN, su adversario y principal opositor. Sin embargo, si tomamos en cuenta que Marco Gallegos Galván votará de manera libre, a Morena le quedarán solo 16 votos seguros.
Es un hecho inaudito que un grupo parlamentario y su aliado ganen 20 diputados el día de la elección, y terminen siendo 17 después de seis meses. Incluso, ya se les puede ir de las manos la presidencia de la Jucopo. Un fracaso histórico, inédito y trascendente, que perseguirá a Armando Zertuche hasta el último de sus días.
Porque conviene recordar también a los responsables indirectos. Zertuche Zuani no es más que el juguete que Mario Delgado y Erasmo González colocaron como líder del Congreso Local para influir sobre los presidentes municipales. Es grande el poder que ejerce el calificador de las cuentas públicas sobre los alcaldes. Quizás por eso Sergio Carmona era preferentemente amigo de Mario y Erasmo. ¿O acaso le interesaba seguir los ideales de José María Morelos, de Francisco I. Madero?
Es sabido que José Braña pidió ser el presidente de la Jucopo días antes de iniciar la nueva legislatura. Pero, Ernesto Palacios, el delegado nacional de Morena, le dijo que aún estaba “verde”. ¿Más que Armando Zertuche, como se alcanza a ver?
Ya suenan las alarmas en el cuarto de guerra morenista. A un mes de la campaña para elegir al gobernador de Tamaulipas, la unidad de la izquierda se resquebraja. Si han sido incapaces de proteger la mayoría legislativa, ganada con esfuerzo en 2021, ¿cómo podrán defender la ventaja que dicen tener en las encuestas de 2022?
Urge un líder parlamentario en Morena con talento, carácter y, sobre todo, sed de triunfo.
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