-Se darán con todo PRI y MORENA
-Dan pocas posibilidades a Osorio
-La tercera y última de López Obrador
A JUZGAR por lo que se observa actualmente en el
tablero político nacional, todo hace indicar que la real competencia por la
silla presidencial será entre el actual partido en el poder, el PRI, y el
Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
La seria
fractura que resiente el Partido Acción Nacional, prácticamente coloca fuera
del match eleccionario a ese instituto político que tuvo representación en Los
Pinos en un par de sexenios continuos.
En
consecuencia, desde esa perspectiva, el relevo de ENRIQUE PEÑA NIETO surgirá
del centro y de la izquierda mexicana, una vez concluida la jornada comicial de
julio próximo.
Como es del dominio público, ANDRES MANUEL LOPEZ
OBRADOR será el candidato de MORENA, quien intentará por tercera ocasión ser el
nuevo inquilino en la residencia oficial azteca.
En contraparte, se da como un hecho que el portador de
la estafeta tricolor será quien triunfe en la competencia interna. El
secretario de Gobernación, MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG, y el de Hacienda, JOSE
ANTONIO MEADE, son quienes se perfilan como las cartas fuertes del PRI a la
presidencia de la república.
Sobra decir que en ese escenario
solo LOPEZ OBRADOR tiene asegurada su participación en la elección federal de
2018. El resto de los aspirantes con representación partidista aún no gozan de
visto bueno de sus respectivas cúpulas, mientras que los candidatos independientes,
prácticamente solo contribuirán a hacer el “caldo gordo” a la democracia
mexicana.
Respecto a
la esquina priísta una corriente de opinión sugiere que el candidato del PRI
sería el exsecretario de Desarrollo Social y actual titular de Hacienda, JOSE
ANTONIO MEADE. Se presume que MEADE lograría el apoyo de priístas y panistas,
instituciones partidistas a las que no pertenece, pero en donde centra sus
principales relaciones políticas.
La estrategia de los “ingenieros electorales” al
servicio de quienes realmente mandan y gobiernan el país consiste en, primero,
dividir y neutralizar al PAN y, segundo, concentrar toda su fuerza en
descarrilar el proyecto presidencial del tabasqueño.
Los yerros del OSORIO CHONG en lo que a seguridad
pública se refiere, además de los casos de corrupción e impunidad, son un
pesado lastre para la aspiración presidencial del responsable de la política
interior en nuestro país.
A medida que se acaba el tiempo pre electoral, poco a
poco vuelve a tomar fuerza la frase antilopezobradorcista que reza que “es un
peligro para México”. Los enemigos de ANDRES MANUEL lo equiparan con FIDEL
CASTRO y HUGO CHAVEZ en una intentona por restarle popularidad.
El líder de
MORENA no se ha quedado atrás y argumenta en su favor que a más de 80 años ni
el PRI ni el PAN han sabido gobernar, dejando entrever que es hora que la
izquierda mexicana lleve el timón de la barca azteca. Sin embargo, sus
detractores insisten en subrayar que la intolerancia es uno de los principales
factores negativos que podrían hacer zozobrar su tercera intentona por llegar
al Palacio Nacional.
Programado o no, lo cierto es que el divisionismo en
el panismo mexicano prácticamente aleja a ese instituto político del privilegio
de gobernar nuevamente el “cuerno de la abundancia”.
Desde ese ángulo, la perspectiva indica que la
competencia eleccionaria del año próximo será entre el PRI-Gobierno y ANDRES
MANUEL en su último intento (por la edad biológica) por ser el presidente de
los mexicanos.
Y hasta la
próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx
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