Lic.
Luis Gerardo González Álvarez
AL RESCATE DE LA MORAL
Hola que tal
amables lectores hace algunos días en un asiduo programa radiofónico se tocó el
tema; el por qué hoy en día se están perdiendo las normas básicas de actuación
encaminadas a la urbanidad y la moral.
Como el saludar
cortésmente, el pedir permiso con un pequeño toquido antes de ingresar a una
oficina o inclusive a alguna recamara, ya no se diga el buenos días a la vecina
o al vecino encarrerado que se le hace tarde para ir a su trabajo.
Que me dicen
ustedes de aquella vieja costumbre de levantarse el caballero de su asiento y
cedérselo a la guapa dama en el trasporte público, el acto de acomodarle la silla para que la dama
se siente correctamente en el restaurant, o el cederle el lado de la pared
cuando se camina por alguna banqueta citadina y así nos pudiéramos pasar un
buen de horas recordando tantas y tantas normas o formalismos que hoy en día se
han perdido.
Para algunos
son parte de esta aborigen social de cambios en nuestras maneras de pensar y de
actuar de estos nuevos siglos, otras de las circunstancias podría decirse una
falta total de educación cívica que ya
no está dentro de la curricula de enseñanza de las jóvenes y los jóvenes
estudiantes de hoy en día.
Hoy se hace
necesario rescatar estos valores morales que deben de estar por ahí muy
guardados en nuestro yó interno, que para algunos si nos tocó vivirlos y
aplicarlos y para otros ya han pasado de moda porque así lo han considerado que
era una etapa o moda de antaño.

NORMAS DE COMPORTAMIENTO
SOCIAL
Las normas de
comportamiento social hacen parte de una estructura comportamental de cada ser humano
y estas posibilitan que las relaciones entre las personas sean efectivas y se
logren una mejor convivencia.
A
este conjunto de normas morales se les denomina como moralidad
objetiva (existen como hechos sociales más allá de que el
sujeto decida acatarlas). En cambio, los actos a través de los cuales la
persona respeta o viola la norma moral conforman la moralidad subjetiva.
El término moral
también puede utilizarse como sinónimo de ética, por lo que adquiere sentido
como disciplina filosófica o como sinónimo de la teología moral (una disciplina
teológica).
Tenemos que volver al pasado para
recuperar, con carácter generalizado, la urbanidad y el civismo, pero no sólo
en las aulas, como parece que se quiere conseguir (o se debería perseguir) con
la nueva asignatura de formación ciudadana, sino en el seno de las familias, de
las empresas, de los sindicatos, de las formaciones políticas y hasta en las
comunidades de vecinos.
Urbanidad y
civismo no son la misma cosa, pero suelen ir de la mano. Cualquiera habrá
comprobado que aquellas personas que, en el trato social, se muestran amables y
educadas, también se comportan como buenos ciudadanos. Los chicos que no sólo
no saludan cuando se cruzan con vecinos, sino que ni siquiera contestan al
saludo de éstos, lo más probable es que sean los autores de las pintadas en los
ascensores.
Muchos autores han planteado que el
problema de convivencia entre los seres humanos en la falta de tolerancia y
respecto a lo que quieren pero lo que hagan no pueden perjudicar a los otros ni
a uno mismo, esto es que cualquier cosa que uno haga debe apuntar hacer el bien
y evitar el mal como principio fundamental de las relaciones entre los seres
humanos.
Todos los
seres humanos deben tratar de alcanzar y construir un mundo cada vez más justo
y donde se pueda vivir más en paz para la cual es necesario tener como
referente el cumplimiento de unas normas sociales básicas que ayudan a una sana
convivencia.
Un ochenta
por ciento de conciudadanos, aproximadamente, no se digna pedir perdón cuando
invade la zona por donde deambulas y te da un empujón del carajo ni aun cuando
seas tú el que dice «perdone», una reacción automática de urbanidad que se mama
en casa (ya que no en la escuela) o ya no se adquiere jamás.
La urbanidad
podría ser un antídoto contra la crispación, si ser cortés y caballeroso es una
antigualla, es preciso un esfuerzo de los diseñadores del futuro para recuperar
(como se hace con la moda) esos valores para la pasarela de una sociedad que ha
perdido el norte, el sur, el este y el oeste, vamos que está desorientada. Se
supone que somos más cultos que nunca, pero no es creíble mientras suspendamos
en urbanidad y civismo, dos asignaturas que hay que implantar de nuevo.
RECORDANDO EL MANUAL DE
CARREÑO
Manuel
Antonio Carreño Muñoz nació en Caracas, Venezuela en el año de 1812 y muere en París,
Francia el 4 de septiembre de 1874, fue un músico, pedagogo y diplomático
venezolano.
Fundó el
prestigioso Colegio Roscio y tradujo al castellano obras como: Catecismo
razonado, histórico y dogmático del abate Thériou, y la Introducción al método
para estudiar la lengua latina de Jean-Louis Burnouf. No obstante, fue en 1853, con la publicación de su Manual de Urbanidad
y Buenas Costumbres, que pasaría a la historia con el sobrenombre de «Manual de
Carreño», un escrito centenario, que enseña y adiestra al individuo en el
manejo de las buenas costumbres, fundamental para la educación de decenas de
generaciones y reeditado en numerosas ocasiones.
El Manual de
Urbanidad y buenas maneras, para uso de la juventud de ambos sexos; en el cual
se encuentran las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben
observarse en las diversas situaciones sociales; precedido de un breve tratado
sobre los deberes morales del hombre. o simplemente Manual de Carreño.
Fundamentó normas en las cuales se
encuentran las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse
en las diversas situaciones sociales, precedido de un breve tratado sobre los
deberes morales del hombre, es un texto clásico sobre etiqueta y buenas
maneras. Obra que le valió un gran reconocimiento y fama. Dicho texto, ha sido
reeditado numerosas veces en muchos países de Latinoamérica y fue un libro de
referencia fundamental para diversas generaciones en el mundo. El 14 de marzo
de 1855, el Congreso Nacional acordó la recomendación especial para el uso de
esta obra.
Hoy en día
todas estas recomendaciones o modelos de actuación se consideran como obsoletas
al crearse nuevos usos, actos y costumbres sociales, por lo que se tendrán que
rescatar con urgencia las normas morales.
Hasta la próxima mi
correo es archivomunicipal@gmail.com
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