H, Matamoros, Tamaulipas:

MATAMOROS DE AYER Y HOY

Lic. Luis Gerardo González Álvarez


LA DECENA TRÁGICA
FRANCISCO I. MADERO
                                                                                 
      Hola que tal amables lectores se cumplen 101 años de aquel acontecimiento que estremeció a todo México, en el que un grupo de traidores derrocaron y asesinaros al Presidente Francisco I. Madero y al Vicepresidente José María Pino Suarez. Este cuartelazo es conocido en nuestra historia como “La Decena Trágica”, por su duración y consecuencias
El acontecimiento histórico abarca del día 9 al 19 de febrero de 1913, en que esta asonada militar que encabezaban desleales, y lo que originó la formación de un nuevo ejército popular mexicano (El Ejercito Constitucionalista), que se integro  con mexicanos (principalmente norteños).
      El 19 de febrero es una fecha importante dentro del calendario cívico, al conmemorarse hoy 101 años del derrocamiento de Francisco I Madero y José María Pino Suarez, Vicepresidente que fueron obligados a firmar la renuncia a sus cargos (conocida en nuestra historia como la Decena Trágica).
Pedro Lascuráin se hizo cargo de poder por escasos 45 minutos, en los que su único acto de gobierno fue nombrar Secretario de Gobernación a Huerta. Acto seguido renuncio Lascuráin y Victoriano Huerta ocupo la presidencia.
El 22 de febrero de 1913 pese a la promesa de los golpistas de respetar su vida y facilitar su exilio a la isla de Cuba, Madero y el Vicepresidente José María Pino Suarez  fueron asesinados a un costado del Palacio de Lecumberri. 
LA ASONADA
      La madrugada del domingo 9 de febrero de 1913, simultáneamente empezó la revuelta en dos frentes: los alumnos de la Escuela Militar de Aspirantes, salieron de Tlalpan y se posesionaron del Palacio Nacional; los generales Manuel Mondragón y Gregorio Ruiz, acompañados del Lic. Rodolfo Reyes, quien era hijo del Gral. Bernardo Reyes, partieron de Tacubaya rumbo a la prisión militar de Santiago donde pusieron en libertad al Gral. Bernardo Reyes, enseguida se trasladaron a la penitenciaria de Lecumberri y liberaron al Gral. Félix Díaz.
     El comandante militar de la plaza Gral. Lauro Villar estaba convaleciente en su casa; tan pronto le avisaron de que había iniciado la insurrección se dirigió rumbo a Palacio Nacional en un coche cerrado, por lo que paso inadvertido frente los aspirantes que se habían apoderado del palacio, dirigiéndose al cuarte de San Pedro y San Pablo donde estaba el 20* batallón, comandado por el coronel Juan G. Morelos, a quien envió el Gral. Villar para recuperar Palacio Nacional. Lauro Villar se traslado al cuartel de Teresitas, donde estaba el 24* batallón; con una fracción de ese grupo avanzó hacia el cuartel de zapadores, ubicado en la sección posterior del Palacio Nacional. Asimismo, envió al Gral. Manuel Villarreal con el reato del grupo y algunos gendarmes a ocupar la ciudad.
     Don Gustavo Madero había llegado a palacio a las 4:30 horas, para dar aviso de los levantamientos en Tacubaya pero fue aprehendido y recluido en el cuarto de guardia de la puerta principal, para ser fusilado al amanecer. El Gral. Ángel García Peña, ministro de guerra llegó un poco después y logro someter al orden a algunos soldados del 1er regimiento y a un batallón de aspirantes que se encontraba en la azotea de Palacio. Al bajar al patio central fue herido y hecho prisionero encerrándolo en el cuarto de la guardia con dos centinelas.      
Mientras tanto llegaba el Gral. Lauro Villar a palacio por la puerta de zapadores, rompiéndola para poder entrar, al mismo tiempo que el coronel Morelos entraba por la Secretaria de Guerra.
      Con enérgicas voces de mando el Gral. Villar logro dominar en pocas en pocos momentos a los insurrectos partidarios de Bernardo Reyes y Félix Díaz, a los que enfrentó en el patio principal y en el corredor que une ese patio con la Secretaria de Hacienda. El Gral. García Peña al escuchar las voces de mando del Gral. Lauro Villar sacó una pistola que traía oculta y sometió a los centinelas que lo vigilaban, saliendo al patio para apoyar a Lauro Villar y restablecer el control de las tropas; desarmaron a todos los sublevados. Liberaron a Don  Gustavo Madero y enviaron un grupo de soldados del 20*  a subir a las torres de Catedral para tener un control mejor sobre el Zócalo. El Gral. Ángel García Peña se trasladó en automóvil al castillo de Chapultepec, lugar de residencia del Presidente Medero, para avisarle de los acontecimientos.
     El Gral. Lauro Villar procedió a organizar la defensa de Palacio Nacional distribuyendo sus soldados en dos líneas de tiradores; un pecho entierra, a unos seis metros de la acera; la otra en la orilla de la acera, rodilla en tierra. Ayudado por el intendente de palacio, Adolfo Bassó, emplazó una ametralladora a cada lado de la puerta principal y espero. La fuerza del Gral. Villa era de 150 soldados, de los cuales 20 estaban custodiando a los 300 prisioneros que estaban en las cocheras, y unos 120 los tenía en línea de tiradores.
El primero en presentarse frente a palacio fue el Gral. Gregorio Ruiz, quien mandaba las avanzadas de los sublevados: dos escuadrones del 1* de caballería se colocaron frente a la puerta principal, el Gral. Ruiz avanzó en su caballo hasta encontrar al Gral. Villar, gritándoles que se rindiera, haciéndole algunas proposiciones, si se unía a los rebeldes. Villar hombre de honor contestó en forma enérgica pero cortes, mientras el Gral. Ruiz continuaba avanzando en su caballo y rebasó la línea de defensa.
El día 9 de febrero de 1913 fue uno de eso días aciagos en la historia de México en los que se viven, en unas cuantas horas, acontecimientos extraordinarios en los que los grandes hombres demuestran y actúan de acuerdo a sus convicciones, valores morales, raciocinio y sentido común; se presentan como lo que verdaderamente son, sin caretas y sin maquillajes. Mientras que los hombres ruines, miserables y pequeños se comportan de acuerdo a sus primitivos instintos, su bajeza, ambición desmedida, ingratitud y deslealtad, demostrando su hipocresía, inmoralidad y traición, contra sus jefes y contra su patria. Indudablemente que el traidor Victoriano Huerta.
      El valiente y ponderoso Gral. Lauro Villar Ochoa pertenece al primer grupo, el de los grandes hombres al grupo de los hombres leales y cabales, a los que hace alusión en el Himno a Tamaulipas (que originalmente fue compuesto en Matamoros, tierra natal del Gral. Lauro Villar en el que dice “fuiste cuna de nobles varones”.
Lauro Villar defendió la institución llamada Presidencia de la República y a su legítimo represéntate electo por voluntad popular, el Presidente Francisco Ignacio Madero. Por lealtad y por gratitud, cualidades de un hombre bien nacido, Lauro Villar defendió a su jefe el comandante supremo de todos los ejércitos del país. Pero también defendió la institución y la democracia, por que sabía que si le iba mal al presidente le iría mal a México lo cual desafortunadamente sucedió.
     

Hoy recordamos al Presidente Demócrata Francisco I. Madero,  y estos lamentables hechos que ensombrecieron la vida democrática e institucional de México.
El Gral. Lauro Villar hombre leal y patriota defendió con su vida y honor a la Presidencia Democrática de México. 
Hasta la próxima mi correo es archivo.mpal@matamoros.gob.mx
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Editores periodico frontera

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