H, Matamoros, Tamaulipas:

Hermandad…¿de dónde?


PALACIO


Por Mario A. Díaz

PUES sí, efectivamente, la política migratoria de los Estados Unidos de Norteamérica, afectará, sin duda, las relaciones entre autoridades y habitantes de las ciudades fronterizas entre México y el país del norte.

La inminente militarización de la frontera sur norteamericana con el pretexto de la seguridad nacional, recrudecerá los mecanismos de revisión para quienes ingresen al territorio yanqui.

En consecuencia, cada día es más probable que, al menos, caduque el término de “ciudades hermanas” como pomposamente se definen algunas ciudades en ambos lados de la frontera.

Matamoros y Brownsville, por ejemplo, en cada celebración de las Fiestas Mexicanas o Charro Days, sus respectivas autoridades locales continúan con la tradición del saludo fraternal, intercambio de presentes y el grito de alegría en la inmediación del Puente Nuevo Internacional.

Tradición que, desde 1948, surgió como una manera del comercio gringo para atraer a los clientes mexicanos.

En aquella época bastaba alguna identificación para cruzar al lado americano aprovechando el “paso libre” que traía consigo el “Charro Days”.

Al paso de los años, como consecuencia de la política migratoria del país más poderoso del planeta, el acceso al país del norte se hizo cada año más difícil, hasta aniquilar el “paso libre”.

Actualmente, el presidente y el mayor en turno de Matamoros y Brownsville continúan con el tradicional saludo, aunque, eso sí, bajo estrictas medidas de seguridad que opacan aquello de “ciudades hermanas”.

Cada vez es más arraigado el criterio de las autoridades de seguridad en el vecino país que les hace suponer que cada visitante a su línea divisoria es un potencial enemigo o terrorista.

Cierto, los atentados que se han registrado en ciudades importantes en la tierra del Tío Sam han obligado a reforzar las medidas de seguridad. Sin embargo, tal parece que el gobierno de OBAMA exagera al blindar, entorpecer y ensombrecer el tradicional saludo que antes sí tenía indicios de fraternal y que de algún modo unía a ambas ciudades fronterizas.

Agentes de distintas agencias de seguridad armados hasta los dientes y la deportación masiva, justo a la hora del “abrazo fraternal”, son evidencias que echan por los suelos esa ridiculez llamada “ciudades hermanas”.
Con la asunción de LETICIA SALAZAR VAZQUEZ como alcaldesa de Matamoros y sus conocimientos en asuntos migratorios tras su paso por la Cámara Federal de Diputados, probablemente la tradición registre un giro importante en logística y términos.

Llamar pan al pan y vino al vino no tan sólo actualizaría el protocolo sino que, además, contribuiría ha dejar a un lado las cursilerías y aceptar la triste y pesimista realidad.

Tan simple que sería utilizar ese escenario internacional para dejar clara la inconformidad de los ciudadanos mexicanos por los abusos de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos y los inspectores de migración en los cruces internacionales.

Vejaciones a indocumentados y mal trato a poseedores de visa de turista, es el pan de cada día como consecuencia de la actual política estadounidense.

Obviamente, habrá opiniones respetables que sugieran que nada tiene que ver un tema con el otro. Es decir, que la política migratoria yanqui no tiene porqué enrarecer una tradición entre dos ciudades fronterizas.

Desde esa óptica, pudiera asistirles la razón. No obstante, tampoco hay que pasar por alto los abusos y, menos, por ejemplo, que a la hora del tradicional saludo se lleven a cabo deportaciones masivas.

La fanfarria y cursilería por el carril de “ida” y la triste realidad por el de “vuelta”.

Será por demás interesante conocer la actitud al respecto de la autoridad municipal panista que tomará posesión a partir del cada vez más próximo primero de octubre.
 
   Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx




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Editores periodico frontera

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