Minutos antes de la media noche de ayer, 18
de agosto, falleció Alicia Escalante de Zama, fundadora de la Sección Mexicana
de Amnistía Internacional (AI), a los 89 años de edad en la Ciudad de
México. Desde 1971, año de la fundación de la organización en México, Alicia
trabajo de forma activa en favor de la defensa de los derechos humanos.
Quienes conforman la Sección Mexicana de
Amnistía Internacional expresan sus más sinceras condolecías y la más profunda
admiración por los más de 42 años de incansable trabajo a favor de los derechos
humanos de doña Alicia.
Alicia Escalante de Zama fundó en mayo de
1971 la Sección Mexicana de Amnistía Internacional tras haber sido testigo del
efecto del trabajo de la organización sobre su hijo, Arturo Zama Escalante,
líder estudiantil detenido en 1968 por haber participado en protestas públicas.
En 1971 Arturo fue liberado y con el apoyo de activistas de Amnistía
Internacional consiguió refugio en Canadá. Alicia, conmovida por el impacto en
la vida de su hijo que había tenido la labor de activistas de AI en todo el
mundo, decidió incorporarse de forma activa a la defensa de los derechos
humanos, fundando en 1971 la Sección Mexicana de Amnistía Internacional, una de
las primeras organizaciones de derechos humanos en el país.
Arturo Zama Escalante falleció el 24 de
octubre del 2010.
Durante los primeros años de su historia en
México, Amnistía Internacional, junto a organizaciones como el Comité Eureka, acompañó
cientos de casos de personas detenidas y desaparecidas durante la guerra sucia.
Alicia, junto a con otros activistas de
Amnistía Internacional, también brindó un apoyo cercano, que incluyó el
facilitar alimentos y hospedaje a numerosas personas que llegaban a México
buscando escapar de las atrocidades cometidas por las dictaduras en Sudamérica.
Su labor en defensa de los derechos humanos llegó a hacerle objeto de
intimidaciones por parte de representantes del gobierno mexicano.
A 42 años de su fundación, el
movimiento que Alicia inició en México ha sido participe de la liberación de
más 100 personas consideradas presas de conciencia en México y muchos más en
otros países y contribuyó a acercar a la justicia a miles de víctimas de
diversos abusos.
“Para quienes participamos en Amnistía
Internacional Alicia es un símbolo del trabajo desinteresado a favor de los
derechos de otras personas. Su labor ha sido y será la inspiración de miles de
activistas en México que día a día luchan por hacer de este mundo un mundo de
verdadera justicia y esperanza.” Afirmó Daniel Zapico, representante en México
de Amnistía Internacional.
“Alicia dejó atrás un mundo diferente al
que ella encontró. Sus 42 años de lucha a favor de los derechos humanos dejaron
una profunda huella en la vida de incontables personas y sentaron las bases
para un movimiento nunca descansará hasta ver los derechos humanos convertirse
en una realidad para todas y para todos.”, concluyó Zapico.
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