“Más vale solo que mal acompañado”, reza un refrán popular
al que por cierto recurre mucho mi madre, y le doy la razón ya que bien le
acomodaría a uno de los candidatos que andan en busca del voto popular, del
sufragio ciudadano y es que, a veces como es el caso que nos ocupa, “las buena
o malas compañías” se vuelven un lastre
en vez de un estimulo o aliciente para seguirlo y apoyarlo.
Y es que quizás las muestras de “unidad” que se dieron en el
seno del exinvensible partido tricolor en Altamira, que ha “conjugado” las
fuerzas políticas de siempre, que se significan en los grupos que dicen representar la y los
exalcaldes que pretenden imponer su cuota de poder para sacar tajada sea un
lastre para el ahora abanderado de la coalición tripartita, PRI-VERDE-PANAL,
Armando López Flores, que si bien es cierto
ha evitado siga el golpeteo y desgaste interno sumando todas las
vertientes, al exterior le genera merma, pues la mala imagen pública de la
mayoría de ellos, por no decir de todos, más que ayudarle le afecta.
Y es que la presencia
por ejemplo de Genaro de la Portilla, (trásfuga priista, que ha jugado con
otros colores en búsqueda de sus intereses muy personales)ahora en las
caminatas por populosos sectores para avalar la posición de su junior como
regidor, no es bien vista por propios y extraños, ya que se sabe que durante
sus gestiones como tanto como alcalde y diputado en partida doble le sirvió
para amasar cuantiosa fortuna obteniendo pingues ganancias de los negocios que
hizo a la sombra del poder y que le ha dado para vivir cómodamente sin trabajar
realmente por muchos años.
De Romana Flores que decir, también anda apoyando a su
vástago, y de su gestión como alcaldesa caramba, que decir, la historia es de
todos conocida y más aún que De la Portilla siempre se ha ufanado de ser él
quien la gano desde la cárcel jugandola con otro partido, amén de la gestión
que hizo la señora. De Juvenal Hernández Llanos, caramba, el pobre capital
político y sus afines o personeros apenas se cuentan con los dedos de las
manos, porque lamentable o afortunadamente trascendieron sus manejos que el
rumor popular recuerda con desprecio todavía; solo faltaría como cereza del
pastel para que se genere una completa repulsa al candidato la presencia del
repudiadisimo Javier Gil quien en un solo año de gobierno causo el hartazgo de
la sociedad altamirense, aunque haya quien lo defienda por recibir favores
personales.
Recordábamos hace unos días, las palabras dichas durante el
discurso oficial de toma de protesta del aún alcalde de esta urbe industrial,
quien sumo a su favor en ese entonces –hace tres años- el apoyo de los que
ahora son sus más acérrimos detractores, porque no les dio tajada, pero que se
confabularon en contra de la pretendida imposición de la entonces primera dama,
Elizabeth Humphrey, que trascendió al mandato de su cónyuge a pesar de ser otro
el alcalde. Y que a decir de muchos la querían poner de “candidata” para a la
postre hacerla alcaldesa con la venia del primo mayor, el entonces gobernador
Eugenio Flores. En primera fila estaban aplaudiendo a quien sentían su “aliado”
cuando él decía palabras más, palabras
menso, “que serian sus asesores, guías y
ejemplo a seguir”. Meses después, completo la frase, tras el golpeteo del que
fue objeto y que para sus adentros le causaba hilaridad, “si ejemplo de lo que
no se debe hacer”, generándose un divorcio con el ex cacique local, tanto que
lo llevo a jugar con los colores del PRD, historia de muchos conocida.
Es necesario por ello que el “equipo de confianza” que trae
el abanderado del Partido Verde Ecologista de México, avalado por el PRI y
PANAL hagan un escrutinio en los resultados de las pasadas elecciones tanto
municipales como federales para realmente sopesar el peso político de cada uno
de los aduladores de los que se ha rodeado y no se vaya con el canto de las
Sirenas que hoy lo rodean.
Él, no cabe duda, es una buena persona, un buen candidato,
lo avala su trayectoria política, su quehacer en las diferentes trincheras
dentro y fuera del servicio público; sería una pena que por escuchar las
zalamerías de quienes dicen traer “la gente” pierda la oportunidad de oro que
tiene de darle un vuelco al quehacer político y social en la trasformación del
municipio y que sea como se lo ha propuesto lograr un solo Altamira.
Que recuerde las sabias palabras vertidas durante el sermón
que le ofreciera el sacerdote Ángel Vargas en la misa de acción de gracias, y
que busque a la sociedad civil para fortalecer su campaña; que se aleje de los espíritus chocarreros que
lo rodean y que es sabido de todos van solamente a sacar provecho. He dicho.
quecosahedro@hotmail.es
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