H, Matamoros, Tamaulipas:

¿Atentado?

Por: Mario Diaz
PALACIO 
    A escasos par de meses de haber asumido su mandato constitucional, el presidente ENRIQUE PEÑA NIETO enfrenta el primer gran reto al frente del Ejecutivo Federal.
    La explosión ocurrida, la semana pasada, en la torre B2 del complejo de Petróleos Mexicanos, y que ha dado la vuelta al mundo por el alto saldo mortal, se constituye en la primer encrucijada del sexenio.
     El gobierno peñista analiza aún si se trata de un fatal accidente como consecuencia de alguna negligencia, o si el régimen federal azteca enfrenta un acto terrorista con la intención de doblegarlo ante un fin determinado.
     Hasta el momento, el gabinete de seguridad integrado por la Secretaría de Gobernación, Secretaría de la Defensa Nacional, Secretaría de Marina Armada de México y la Procuraduría General de la República, no ha anunciado oficialmente las causas de la terrible y mortal explosión que motivó tres días de duelo nacional.
     Ante el natural hermetismo gubernamental tendiente a no generar sicosis, obviamente, han surgido las especulaciones en torno al caso ante la ausencia de información oficial.
    Sin embargo, existen indicios que permiten suponer que el estado mexicano enfrenta un reto de grandes dimensiones que requiere de un análisis profundo y, por supuesto, decisiones precisas y concretas.
     Pensar que la explosión tuvo como origen una falla en el sistema del aire acondicionado o exceso de acumulación de un gas tóxico en el sótano del edificio del complejo de PEMEX, simple y sencillamente se consideran como argumentos infantiles que no engañan a la población civil.
    Además, a juzgar por el operativo que se llevó a cabo en la Cámara Federal de Diputados para la detección de artefactos explosivos, apenas algunas horas después de la explosión, bien pudiera presumirse que las autoridades federales encontraron evidencia que no se trató de un lamentable y mortal accidente sino de un atentado directo a la paraestatal y al todavía flamante gobierno federal priísta.
    En las siguientes horas o días, el presidente ENRIQUE PEÑA NIETO está obligado a dar una explicación oficial y convincente a los mexicanos por muy cruda que ésta sea, para, al menos, ganar credibilidad ciudadana.
   Es preferible que gobierno y sus representados sepan a ciencia cierta el reto que enfrentan, al margen de los motivos externos que presumiblemente originaron la tragedia y los tres días de luto nacional.
    Dadas las dimensiones de los daños provocados por la terrible explosión, es lógico suponer que la liberación de energía no derivó por una falla en un aire acondicionado o bien en una fuga de gas que, lógicamente, hubiese provocado un incendio.
    Si las investigaciones concluyen que en el edificio B2 del complejo de PEMEX en la capital del país se utilizó un poderoso artefacto explosivo, por lógica simple, las miradas se orientarían hacia el crimen organizado.
    Pensar que la inconformidad magisterial, el malestar del Sindicato Mexicano de Electricistas, el grupo subversivo que encabeza el comandante Marcos, el Ejército Popular Revolucionario, la recién derrota panista, el surgimiento de MORENA o bien la reforma energética con la supuesta privatización de Petróleos Mexicanos podrían estar atrás de la explosión, simplemente sería faltar a la objetividad y, además, lo más lamentable, representaría un reverendo y sonoro insulto a la inteligencia de los mexicanos.
    Es por ello que la Presidencia de la República tiene un duro paquete en sus manos que obliga a una explicación convincente de lo que ocurrió en las instalaciones capitalinas de Petróleos Mexicanos.
    En torno al caso, no resulta temerario afirmar que en los primeros 60 días de gobierno del presidente PEÑA NIETO la violencia no ha cedido en la geografía mexicana y, por lo menos, continúa igual el baño de sangre como ocurrió durante el gobierno de FELIPE CALDERON HINOJOSA.
     Si bien es cierto que el complejo problema requiere de tiempo y una cirugía mayor, también es una verdad de a kilo que en los primeros dos meses del mandato peñista no se nota ningún avance que permita suponer el regreso de la tranquilidad a corto o mediano plazo.
    Del mismo modo, desde una perspectiva lo más objetiva posible, no sería remoto que el gabinete de seguridad mexicano anuncie lo que a todas luces parece ser: un atentado a PEMEX y al gobierno federal.
    Y hasta la próxima.

Compartir en Google Plus

Editores periodico frontera

0 comentarios: