Razones y Palabras…
Por: María Jaramillo Alanís
Altamira,
Tamaulipas.-La incógnita y la duda, quedaron sembradas, eso nadie cuestiona, la
pregunta es a qué hora empieza la justicia a ser imparcial y aplicar la máxima de
Justiniano: “La Justicia
es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”
Y eso es
justamente lo que se espera del órgano administrador de justicia, que la Procuraduría Genera
de Justicia de Tamaulipas, inicie las indagatorias para dar seguimiento a la denuncia de
violación perpetrado contra una menor, presunto delito del que fue acusado el
vocero del gobierno de Tamaulipas, que acá entre nos no es lo mismo que ser
directivo del club de futbol Tigres.
No han
faltado las llamadas para preguntar a la qué escribe, dónde fue la violación de
la que se le acusa a Memo Martínez “El Metro”, y como yo no fui la almohada ni
su bebida espirituosa, los he remitido a la PGJT con el Abogado de los tamaulipecos, Bolívar
Hernández Garza para que él de santo y seña y les informe -si así lo decide su
mercé- cuándo, a qué hora y en qué sitio se dio el delito.
El mismo
día de la manifestación de la señora Marisol Contreras, denunciando a viva voz
el delito presuntamente cometido por Martínez García, se tiraron recursos del
erario para seguir controlando a los medios de comunicación y acallar la
denuncia hecha por la
Sra. Contreras.
La
manifestación en sí fue un hecho periodístico y ni por error fue publicado por
los medios. Y raya en el cinismo Memo Martínez, pues a sabiendo de lo que se le
acusaba, debió tener tantita vergüenza y
ausentarse de su cargo para no seguir manchando el nombre de
Tamaulipas-que está agujerado y lleno de sangre- y defenderse como cualquier
ciudadano de lo que se imputa, pero no, usó el consabido “no saben con quien se
meten hijos de la chingada” y claro, la PGJT sigue sin investigar.
Los
amanuenses de Memo Martínez no miran más allá del último peso que les unta y
tan simplistas como su amo, se tiraron un culebrón contra Morelos Canseco
Gómez, Secretario General de Gobierno, claro,
desde el inicio de la administración, ambos, han tenido diferendos,
mismos que no han llegado a más pues en lo fundamental son iguales, tan burdo
fue que por eso miso se cayó el dicho que Canseco Gómez había orquestado la
manifestación.
Para su
capacidad era demasiado, cosa de ver el grado de vulnerabilidad política y
social en la que está Tamaulipas para saber que a Morelos Canseco el
puesto-cualquiera- le queda grande.
Había
qué indagar, hurgar ¿Quién es tan osado cómo para venir a Victoria, entrar a
Palacio de gobierno y acusar de violador al vocero del gobernador? Cierto, olía
a fuego amigo, pero tan, tan amigo, jamás lo imaginamos.
No son
enemigos de poca monta, a Martínez García lo tienen de los cojones nada más y
nada menos que los cuñados del gobernador Egidio Torre Cantú; Fernando Heftye
Etienne y José Basave.
Todo se
armó en la colonia Unidos Avanzamos Más,
acá en la Joya
de la Corona ,
acá donde los ciudadanos están en manos de una familia árabe con todo y harem-pero ese
es cuento aparte, que ya contaremos- los cuñados incomodos para los
tamaulipecos, partiendo de un hecho que acá se da como cierto, movilizaron a
decenas de habitantes de esa colonia y cuya responsabilidad recayó en José Luis “El Chilero” Vargas.
A los
cuñados incomodos les ha parecido que su empleado, Martínez García se tomó atribuciones que no le correspondían al
filtrar que Heftye Etienne y el mismo Basave dejarían cada uno su
responsabilidad, creyendo que pasada la elección federal y creyéndose buen
pescado, echó sus redes pensando que a río revuelto la ganancia sería mayor, y
hoy el vocero del gobernador está entrampado, desprestigiado, pero tirando el
dinero público para tratar de limpiar su imagen.
Y los
ciudadanos, sólo esperan que la
PGJT cumpla con su trabajo que para eso se le paga al abogado
de los Tamaulipecos.
Es en la
cancha de la PGJT
donde recae la mayor responsabilidad, si Memo Martínez fuese cualquier hijo de
vecina acusado de violación, ya estaría
en la penitenciaria estatal, aplicándosele el diente por diente. ¿O no?
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