H, Matamoros, Tamaulipas:

Como viajaba el candidato



El helicóptero.
Al menos en dos ocasiones rechazó el ofrecimiento de un helicóptero -en calidad de préstamo-  para facilitar los múltiples traslados que le demandaba su condición de candidato del PRI al gobierno del estado de Tamaulipas.
La oferta de suministrarle el helicóptero, a quien en ese momento se consideraba el inminente titular del poder ejecutivo tamaulipeco, se realizó pocos días después del “destape” del Doctor, y el conducto fue uno de sus colaboradores más cercanos, un asistente a quien Rodolfo Torre encomendó la tarea de asegurarse que el propietario de la aeronave fuera en efecto un empresario “limpio”, sin nexos con grupos delincuenciales y sin estar involucrado en negocios ilícitos.
En ambos casos, el emisario de los dos empresarios, uno de Monterrey y otro del Distrito Federal, realizó una exhaustiva indagación para garantizar que no le causaría problema alguno a su jefe (el candidato), por lo que al termino de sus pesquisas no tuvo reserva alguna para recomendarle, aun mas para insistirle en la conveniencia de tomar en préstamo la aeronave que les facilitaría cumplir a tiempo con los recorridos y los compromisos que se multiplicaban geométricamente a medida que avanzaba la campaña.
Luego de pensarlo detenidamente, el Doctor Rodolfo Torre le explicó a su colaborador que no aceptaría el helicóptero, aun sabiendo que sería un instrumento muy valioso para cumplir con las extenuantes jornadas que atendía en cada día de la campaña política.
“Dales las gracias de mi parte y diles que en la primera oportunidad lo hare yo personalmente”, instruyó el candidato a su colaborador. 
“Si de por si la gente nos critica por las camionetas que usamos y por el tamaño de la comitiva, ya me imagino lo que dirán si me traslado en helicóptero”, agregó el Doctor Torre.

Las camionetas.
Los amigos y colaboradores del Doctor Torre se siguen lamentando por no haber sido más cuidadosos con su seguridad, por no haber atendido las medidas y protocolos que quizás, de haberse cubierto, le habrían permitido seguir con vida y superar ileso el atentado criminal en el que le arrebataron la existencia.
Los que vivieron de cerca la campaña, saben que con regularidad el Doctor Torre abandonaba la capsula de protección que le ofrecían las dos camionetas blindadas que integraban el parque vehicular a su disposición, para viajar con algún colaborador y aprovechar el tiempo de los traslados para decidir algunas cosas, girar instrucciones de último momento o simplemente intercambiar opiniones respecto al avance del trabajo proselitista.
Los del primer círculo saben que el día de su muerte se quedó una camioneta blindada esperándolo en Matamoros, y que Rodolfo Torre ya no pudo estrenar un par de vehículos dotados del mayor blindaje, que se iban a integrar a la flotilla del candidato.
Al Doctor Rodolfo Torre no le gustaba trasladarse en carros o camionetas muy ostentosas. Le gustaba la discreción y le “podía” la crítica y la opinión de la gente. Su imagen de hombre sencillo, amable, discreto, austero y bondadoso la cultivaba y mantenía con esmero, evitando derroches, despilfarros y ostentaciones. 
Los herederos
Por asociación de ideas es que me vienen a  la mente estas historias, en un tiempo en el que el tema de las campañas presidenciales se relaciona con los vehículos que utilizan los candidatos de los diferentes partidos para viajar por la republica. También evoco estos recuerdos al escuchar con mucha atención la conversación de un victorense que indignado me platicó un detalle que tiene que ver con el tipo de vehículos que utilizan los políticos y/o sus familiares.
Resulta que la persona que me informó sobre este asunto, asistió a la boda de la hija de un empresario victorense del ramo gastronómico, para mayores señas les diré que acudió al festejo nupcial de la heredera de un franquicitario del “Pollo Loco”, celebrado un par de semanas atrás en la ciudad de San Miguel Allende.
A la fiesta acudieron varias decenas de parejas victorenses que pueden constatar la veracidad de los hechos, pues incluso fue tema de conversación e indignación en el mismo banquete nupcial.
A pesar de ser una sociedad “cerrada”, pequeña y muy comunicativa, y de haber desarrollado una cierta tolerancia a los usos y abusos de los recursos públicos, por la dedicación casi en exclusiva a las labores burocráticas, la reprobación fue general para el mozalbete que sin tener una responsabilidad en el servicio público (vedada por sus lazos consanguíneos) llegó en un vehículo oficial al salón en el que se celebró la boda.
En esta materia es muy fuerte el contraste entre el Doctor Rodolfo Torre, que por cuestiones de imagen, de prudencia y de humildad se abstenía de usar ciertos vehículos, y el caso de este “junior” regiomontano que no tiene empacho en utilizar lujosas camionetas y choferes pagados por el gobierno de Tamaulipas, para sus viajes de placer.
En voz baja, para no exponerse a las venganzas de un gobierno represivo, los victorenses afirman que los “pajiris” se quedaron cortos frente a las hazañas de los “basavitos”.
oscardiaz482@msn.com
Reynosa, Tamaulipas a 19 de abril de 2012
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Editores periodico frontera

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