Por:
María Jaramillo Alanís
Razones
y Palabras…
Reynosa, Tamaulipas.- La tarde
está metida en agua y hace frío. Las calles ahora están silenciadas y los pocos
que cruzan en la bocacalle ni voltean a verse entre sí. No hay mucho por ver,
las vidrieras ofertan ropa, calzado, baratijas, todo con descuentos, pero no
hay dinero. A lo lejos se escucha el hipar de una sirena quizá de policía, o
ambulancia o de bomberos, a nadie le importa.
Da la impresión de ser fantasmas
que andan por andar pero que a nadie
asustan.
El casco urbano huele a abandono, su
calle peatonal está lleno de suciedad, los gringos de fin de semana toman fotos
de los vendedores de elotes, sin gastar un dólar. Los negocios
antes boyantes, bajaron
la cortina y sus paredes lucen grafitis con consignas indescifrables.
Pegada al puente yace la zona
rosa, aquella donde Ernesto Gómez Lira decía “ya se me revolvió el ganado” hoy,
ni las muchachas de la roja ni las de la ex nice colonia del Prado, aparecen,
pues todos y cada uno de los centros nocturnos han desaparecido.
A decir de un taxista, la zona
rosa fue lo primero que “se acabaron, ésos cabrones. Y Nadie les dice nada, el
pueblo es de ellos, pero nadie sabe quienes son. Antes de perdido sabíamos que
los Leal, Lira, López, Salinas, eran los buenos, ahora ellos se han ido a vivir a Texas y nos
quedamos los jodidos. Nos necesitan para que sigamos votando, nomás”
La cruz de la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe esta ladeada, como casi todo en esa ciudad
patituerta. A sus costados, como sino de lo que ha sido este pueblo, dos
negocios, como si la religión no fuese suficiente.
Las cifras son escalofriantes, -lo
que está a buen resguardo-: 568 empresas de Camargo a la gran metrópoli, han
cerrado sus puertas, y el mismo número de propietarios de los que nadie sabe si
se fueron al otro lado o simplemente se hicieron ojo de hormiga ante los ojos
de las fuerzas policiales.
Pero aquí no pasa nada, sólo que
las hordas legales e ilegales, irrumpen en las maquiladoras, de una se sabe
que robaron 20 mil BlackBerry, todo sea como eso, pues a pesar del susto,
los inversionistas le terquean y
sostienen los empleos.
Las gavillas siguen ahí, al
acecho, saboreando sus pírricos triunfos embriagados con el autismo ¿o
complicidad? de la autoridad.
Antes de que empiece la música,
los huéspedes del hotel de postín son desalojados amablemente “es que hay una
boda y se rentó todo el hotel” ya en otro sitio y a buen resguardo, la música
interrumpe el sueño, José José interpreta como en los buenos tiempos,
luego la bachata y salsa…suena y suena
hasta el amanecer, el pueblo celebra -sin saber-una boda por todo lo alto.
Desaparecida a gobernabilidad y la
responsabilidad constitucional en el Tamaulipas que todos queremos y un poco
más, alzamos el vuelo a una ciudad donde sí hay tranquilidad y que además, es
lo más bonito de nuestra tierra; McAllen.
Al fin y al cabo, allá se puede
entrevistar a los alcaldes, diputados, regidores, dirigentes partidistas y
camarales, todos dejaron sus ciudades. Acá como dijo el amigo del taxi, quedó
el infeliciaje listo para echarles porras e ir a las urnas.
Y como estamos en guerra, pos el
parte debe decir un número equis de muertitos, pero para no herir la
susceptibilidad del ejercito regular y del ilegal es mejor informar que la
guerra no ha dejado ni muertos, ni heridos, ni desaparecidos, sólo negocios
cerrados, autoridades en fuga porque no saben qué rayos hacer, miles en
pobreza, locura multitudinaria, horror, pánico… es decir, nada para nadie.
La Costa del Seno Mexicano aguanta
todo y más…
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