El
año 2011 terminó con fuertes esténtores políticos en cuanto al tema de la elección
interna de las 3 principales corrientes ideológicas para definir sus candidatos
a la Presidencia de la República.
Para iniciar, el PAN jugó a
irse con 3 precandidatos para colocarse en la opción de estar con más
contundencia en los medios de comunicación promoviendo la imagen de los 3 en
spots que el IFE permite sólo al partido que no vaya con candidato único. Todo
indica que el PAN ganó la estrategia y ahora vemos a Ernesto, Josefina y a
Santiago en la televisión, radio y prensa escrita divulgando sus mensajes a la
militancia panista. Pronto veremos hasta donde les funcionó la maniobra.
El PRI procedió con la misma
táctica de sus primos del PRD. La alineación del Senador Manlio Fabio Beltrones
con su compañero de partido Enrique Peña Nieto, impidió, al igual que en el
PRD, estar en los medios de comunicación en forma masiva. La unidad pactada al
interior de la clase política pocos creen que sea tan auténtica como los
priístas quieren que se perciba. Sin embargo, la cúpula le apuesta a la fuerza
de sus gobernadores y al control que tienen de la estructura electoral. Pero
saben también que su voto duro ya no les alcanza para ganar. Esto les preocupa
sobremanera.
Por otro lado, el PRD alumbró
a su abanderado presidencial por medio de un parto sicoprofiláctico, donde la
aceptación de Marcelo Ebrard de no haber ganado la encuesta para definir el
candidato de la izquierda, fue tomada como señal de madurez por tirios y
troyanos. Hoy como nunca, la izquierda mexicana da muestras de seriedad para ir
a la conquista de la silla presidencial. Los expertos opinan que Ebrard dejó
pasar a Andrés Manuel, como pago a los favores que recibió del tabasqueño y
porque también sabe, que si el famoso “Peje” se lleva el premio mayor, el puede
ser el próximo candidato a presidente de México. Entonces, Marcelo, quien no
corre prisa, piensa que la espera bien vale la pena.
En el mes de enero de este
incipiente 2012, el tiempo de los partidos políticos se irá entre estires y
aflojes de los grupos que los conforman para lograr la mayor parte de la tajada
en la selección de candidatos al Senado y a la Cámara baja. Las cúpulas esperan
que las alianzas pactadas con otros partidos no provoquen tensión entre sus
militantes y que sobre todo, no haya escurrimientos hacia otros partidos en
caso de no salir beneficiados con las posiciones que demandan. Al final de
cuenta, buscaran por todos los medios lograr la cohesión necesaria para evitar
las fracturas que tanto dañan a las instituciones y así poder llegar al inicio
de la campaña con los menos rasguños posibles.
La repetición de las cartas
jugadas ya es un lastre para quienes llenan las listas. Es claro que la
militancia espera una oxigenación de las posiciones, pero también ignoran o
prefieren no enterarse, de los compromisos
que las cúpulas tienen y hacen, con los actores principales de esas
agrupaciones políticas. De tal forma, veremos en la mayoría de las candidaturas
a los mismos de siempre, o sea, a los que han usufructuado el poder y las
posiciones al interior y exterior de los partidos.
Bien es cierto que la
institución presidencial no ha sabido ni querido mantenerse al margen de los
procesos electorales. Invariablemente, la tentación de dejar sucesor y
prolongar el mandato transexenal, ha sido y es, una excitación política para quienes
ejercen cualquier nivel del poder ejecutivo.
Todo indica que la prolongación de su influencia ha sido para probar su
astucia y su fuerza. Es claro que ejercer el poder con el exceso de mando que
brinda un sistema presidencial como el nuestro, deriva en el ejercicio de la
autoridad de manera enfermiza. Esa es la única explicación que podemos
encontrar para explicar la reiterada acción de querer influir en lo que sigue.
Afortunadamente, el equilibrio
empieza a darse hacia y entre los poderes públicos, pero la preocupación de que
regrese el Ogro Filantrópico, es real. Cada día el ejercicio de la libertad de
expresión a ultranza, fortalece al Estado, pero incomoda a muchos políticos que
no han entendido lo que beneficia a la colectividad el señalar desvíos, malas
acciones y políticos que se apartan de la ley.
Y si, el 2012 inicia con
expectativas distintas, pero lo peor que nos puede suceder, es que los días
avancen y todo siga igual. Las perspectivas de crecimiento del PIB de este
país, o sea entre el 3 y 4%, es bueno, pero de acuerdo al tamaño de esta gran
nación, es insuficiente. Eso quiere decir que no se crearan los empleos que las
generaciones que salen de las universidades demandan y que todos queremos.
Pero como sea, siempre el
inicio de un año, marca la pauta para que nos propongamos ser mejores y cumplir
metas y objetivos.
Todos debemos crear conciencia
de la necesidad de construir mejores instituciones y crear ambientes de unidad
y concordia con el fin de hacer un gran país.
Pensar en el orden como hecho
consustancial al avance de un país, el respeto a la necesidad de ser de los
demás y trabajar con ahínco, son 3 ingredientes básicos para lograr que el
2012, traiga a México, grandes oportunidades y un mejor futuro.
Vayamos por ellos.
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