H, Matamoros, Tamaulipas:

La farsa del IFE ciudadano El órgano electoral hoy parece el campeón de las nuevas instituciones en producir aspirantes presidenciales.


Al tiempo que —a los ojos de todos— se agudiza la crisis de confianza, credibilidad y legalidad que vive el Instituto Federal Electoral, se confirma que la cacareada “ciudadanización” de ese árbitro, en realidad, siempre fue una simulación, si no es que una farsa. ¿Por qué? Porque a la vuelta de los años, se confirma que no pocos consejeros del llamado “IFE ciudadano” no eran sino simuladores de ciudadanos sin partido que, luego de dejar el cargo en el Instituto Electoral, revelaron su verdadera militancia y filiación partidista. Más aún, el IFE hoy parece el campeón de las nuevas instituciones en producir aspirantes presidenciales. Y, si tienen dudas, vale recordar que el Instituto produjo dos precandidatos presidenciales a la contienda de 2012. ¿Ya los identificaron? En efecto, se trata de los precandidatos presidencialesAlonso Lujambio y Santiago Creel. El primero ya fue destronado y, el segundo, se mantiene en la pelea de los pretensos del PAN.

 Vale recordar que los señores Creel y Lujambio juraron y perjuraron que no tenían militancia partidista. Años después, se confirmó su profunda militancia azul. Pero no son todos. 

También pertenecieron al llamado IFE de consejeros ciudadanos el hoy locuaz diputado del PT, Jaime Cárdenas. ¿Se imaginan en manos de qué clase de consejeros ciudadanos estaba el IFE, si vemos el desempeño político del locuaz y descocado diputado de filiación lopezobradorista Jaime Cárdenas? Tampoco es todo. De igual manera, perteneció a ese IFE ciudadano el señor Juan Molinar Horcasitas, un panista por todos los costados, quien se ha desempeñado como legislador, cuadro directivo de su partido, director del IMSS y hasta secretario de Estado. Otros consejeros han sido candidatos a gobiernos estatales, diputados y senadores, además de que otros en realidad sólo utilizaron el cargo de consejero electoral como trampolín a otras posiciones. 

 Lo cierto es que la llamada “ciudadanización del IFE” en realidad es una mala broma, una burla para los ciudadanos y potenciales electores. ¿Por qué? Porque, nos guste o no, es casi imposible la existencia de un ciudadano sin militancia partidista. Y, en sentido contrario, sería ingenuo suponer que los partidos políticos iban a dejar, en manos de ciudadanos sin partido, un asunto tan delicado como el arbitraje electoral. En realidad, el gran logro de la aplaudida reforma electoral de 1996-1997 fue —en el caso del árbitro— la nada despreciable garantía de permanencia, de que dotó la Constitución a los consejeros del IFE. En otras palabras, que al darles la garantía de que no serían removidos, los consejeros tenían una mayor independencia, respecto del partido que los había impulsado a esa posición.

 Pero resulta —como todos saben— que en la contrarreforma de 2007, los senadores del PRI, el PAN y el PRD destruyeron esa garantía y se apropiaron el IFE. Y hoy la crisis de confianza, credibilidad y constitucionalidad que vive el árbitro electoral es producto de ese golpe que le asestaron los políticos con la contrarreforma de 2007. Sin embargo, el mayor agravio al proceso electoral se localiza en la grave violación constitucional a la que los partidos políticos han llevado al IFE. Vale recordar que el artículo 41 constitucional establece que la organización de las elecciones federales estará a cargo del IFE… y que “en el ejercicio de esa función estatal, la certeza, legalidad, independencia, parcialidad y objetividad serán principios rectores”. Por eso la pregunta: ¿cómo se puede garantizar certeza, legalidad, independencia, parcialidad y objetividad, en un IFE que no tiene siquiera sus nueve integrantes; que se ha convertido en botín o rapiña de los partidos; que en lugar de consejeros electorales apartidistas, tiene delegados de partido? En realidad los partidos han llevado al IFE a violar los principios de certeza, legalidad, independencia, parcialidad y objetividad. Y, claro, nos podrán decir misa, pero lo cierto es que nadie puede dar garantías. ¿Y cómo podemos creer —con todas esas violaciones constitucionales— en la legalidad de las elecciones de 2012? Al tiempo.

 EN EL CAMINO Siguen los muertos, ejecuciones y el exterminio en Veracruz, a pesar de que las autoridades federales detuvieron a los presuntos jefes de Los Zetas y Los Matazetas. Mientras tanto, Veracruz se suma a los estados, en manos del PRI, que pueden ser utilizados como ejemplo de lo que no puede estar de vuelta. ¿Qué tal una campaña como “no votes por gobiernos como el de Veracruz
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Editores periodico frontera

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