H, Matamoros, Tamaulipas:

Escenarios MigueL de la Rosa


Tácticas partidistas

La sucesión presidencial comenzó formalmente a partir del 7 de octubre, es decir que ya estamos en los tiempos que el Instituto Federal Electoral se vuelve el el árbitro para regular todo lo relacionado con la campaña presidencial.

Aunque el ex candidato del PRD a la presidencia de la república, Andrés Manuel López Obrador empezó su campaña hacia la conquista de la presidencia del 2012 poco después que Felipe Calderón tomó posesión, los demás han sido más precavidos y cautos.

Las tácticas de los partidos ya empiezan a salir al escrutinio público y por lo tanto, ya es más fácil entender cómo y porqué jugaron como lo hicieron.

El PAN se sometió al juego del presidente Felipe Calderón, quien desde el inició su administración, apostó a ser el protagonista principal de la película sexenal. Por lo tanto, lo único que logró fue que nadie de su gabinete creciera lo suficiente como para dar la pelea. Ahora, el tan anhelado sueño de Calderón de ser el presidente del autentico cambio y no convertirse en el “Zedillo” de esta época, lo tiene jugando al ataque sistemático a los contrarios, donde el uso de la perversidad sólo provoca tensión y resistencia entre los actores políticos. La pasarela de siete supuestos pre candidatos a suceder a su jefe, lo hicieron con el ánimo de permanecer en los medios. La parafernalia demuestra poca creatividad y debilidad en sus propuestas. Al final de cuentas, poco ganaron y sus candidatos se esfuerzan por hacerse notar.

La estrategia del PRI se concretó desde el palacio de gobierno de Toluca. El equipo que está detrás de Enrique Peña Nieto, el tan famoso “Grupo Atlacomulco”, planeó un acercamiento con una de las televisoras para la conquista de las simpatías electorales con bastante tiempo de anticipación y así contrarrestar el arranque anticipado de Andrés Manuel. La campaña por “aire”, su unión sentimental con una afamada artista del momento y el cuidado de su imagen personal, dio los dividendos esperados al ubicarlo como el primero en las encuestas. Su principal opositor al interior de su partido, el influyente líder de la bancada de senadores del PRI, Manlio Fabio Beltrones, se tendrá que conformar con la aspiración legítima de ser considerado en el próximo gabinete ante la eventualidad de que gané el PRI la presidencia de la república. En ese tenor, la aproximación de Humberto Moreira, a la presidencia de comité ejecutivo nacional del tricolor, es una muestra de la influencia del hombre de Toluca y la aceptación de los gobernadores de ese partido a que el sea quien desde ahora, mande. En esa tesitura, lo deseable es que prevalezca la unidad entre los priistas para que puedan ganar. La lección del pasado reciente así lo obliga. Ellos mismos saben que si lo logran, pueden vencer, y si no, habría que esperar o conformarse con ser el partido de los dominios regionales.

La percepción de la población sobre la izquierda mexicana, es que no han logrado que López Obrador esté dispuesto a ceder el espacio al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, inclusive en el caso de llegar a ganar la encuesta para determinar quien está al frente de las preferencias. La “tribus” que conforman al PRD, se dividen entre el jefe de gobierno y el ex candidato presidencial y no han logrado la unidad que ellos también saben es necesaria para meterse a la contienda. El gran dilema es la posible alianza con el acérrimo enemigo de siempre, que no es otro que el PAN, de las que el ex presidente de ese partido, Jesús Ortega, sacó tanto provecho. La decisión de utilizar el “voto útil” a la hora de conocer las tendencias a favor del PRI, habrá de provocarles un nuevo cisma de magnitudes impredecibles. El esfuerzo que hacen los dirigentes morales del PRD para llegar unidos a la campaña, estaría en la verdadera madurez que tanto, las tribus, como los simpatizantes de ambos precandidatos estén dispuestos a demostrar en el futuro inmediato.

Para febrero del 2012, habrá concluido el proceso de selección interna de candidatos de los partidos políticos y se iniciaran las campañas de un presidente de la república, de 128 senadores y 500 diputados federales. Todos ellos, habrán de hacer propuestas, compromisos y alguna que otra promesa para lograr que los electores lleguen a las urnas y voten por ellos. Pero es necesario reconocer que cada día, los compromisos incumplidos y la poca respuesta de los partidos a la demanda ciudadana, hace que gane la abstención.

Una amplia votación legitima el estado de cosas y por el contrario, una votación escasa demuestra una apatía que a la larga, comprime el rencor social y se corre el peligro de violentar lo social.

La responsabilidad está en los partidos políticos, quienes ostentan el monopolio de la representación y en su habilidad de presentar candidatos que estén dispuestos a asistir a las sesiones, a reducirse el salario y a legislar a favor de los ciudadanos y no a los intereses de grupos.

Gane quien gane, lo importante es que llegue al cargo por la vía legal y así empiece con el pie derecho y haga un buen gobierno.

Ya nos lo merecemos.

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Editores periodico frontera

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