Por :Mario A.
Díaz
-Mal y de malas a lo largo de 24 años
-Manuel, Tomás, Eugenio y Egidio hundieron la entidad
-Dos se enriquecieron pero disolvieron sus matrimonios
EN Tamaulipas,
hasta el sexenio del ingeniero AMERICO VILLARREAL GUERRA todo transcurría con
cierta tranquilidad, sin manifestaciones de la galopante inseguridad,
corrupción e impunidad que trajeron consigo los mandatarios estatales
siguientes.
En tan solo 24 años que envolvieron los
cuatro períodos constitucionales, Tamaulipas y los tamaulipecos han sido
traicionados por el incumplimiento de quienes llegaron al Ejecutivo Estatal por
mandato del voto popular; obviamente, cuando el PRI hacía y deshacía en la
entidad.
Dos matamorense ocuparon los dos primeros
lugares de los cuatro gobernadores que han contribuido a dañar la imagen y el
mal uso del erario.
En efecto, el gobierno de MANUEL CAVAZOS
LERMA es tristemente recordado por el autoritarismo impuesto durante su mandato
y permitir los primeros pasos de los grupos delictivos de la época. La
informalidad del gobernante al vestir estilo vaquero en eventos relevantes
tanto oficiales como de la iniciativa privada, todavía es recordada en el
territorio tamaulipeco. Además, su gusto de enamorar a jovencitas menores de
edad, todavía genera palabras y pensamientos malsonantes por padres de familia
agraviados.
Seis años después, con el término del
cavacismo, otro matamorense, TOMAS YARRINGTON RUVALCABA, toma las riendas
política, social y económica en la esquina noreste mexicana. El egresado del
Tecnológico de Monterrey no tan solo gobierna de manera autoritaria, sino que
vende al mejor postor puestos claves de su gobierno, para
favorecer al crimen organizado. De ahí en adelante, con la inyección de
recursos de procedencia ilícita para el proselitismo y en la función oficial la
suerte de Tamaulipas quedó echada, al grado de que a 18 años de distancia las
consecuencias se siguen pagando.
Derivado de sus excesos, YARRINGTON
RUVALCABA prácticamente en el pecado llevó la penitencia.
Actualmente, el exmandatario cuerudo es
reclamado por la justicia mexicana y la norteamericana por lo que es
considerado un prófugo de la ley. No obstante, aunque sin la necesaria
tranquilidad, goza del poder económico que logró con el primer brutal saqueo de
las arcas estatales.
Posteriormente, tocó a EUGENIO HERNANDEZ
FLORES gobernar a los tamaulipecos. Con la herencia de su antecesor en lo que
al contubernio con el crimen organizado se refiere, continuó con la misma
práctica que tanto beneficio económico generara a quien relevó.
La situación se
tornó tan complicada que a pocas semanas de concluir su mandato constitucional,
el crimen organizado asesinó al candidato RODOLFO TORRE CANTU. La disputa por
el poder de dos grupos delictivos rivales impactó de manera brutal la seguridad
ciudadana.
El enriquecimiento inexplicable o
explicable, según el cristal con que se observe, es otro sello distintivo del
gobierno geñista. El monumento a la corrupción e impunidad está representado en
el parque Bicentenario.
Asimismo, el poder político y económico
fueron determinantes para el rompimiento del vínculo matrimonial, posterior al
relevo gubernamental.
Quien dicen
robó menos en comparación a sus antecesores pero que le tocó bailar con la más
fea en materia de seguridad pública, es el exgobernador EGIDIO TORRE CANTU. El
victorense pasará a la historia como el gobernante con menos tablas políticas.
El saqueo del presupuesto estatal, producto de la corrupción e impunidad,
también caracteriza a quien se benefició con el asesinato de su hermano.
Para su desgracia o buena fortuna, de
acuerdo a distintas perspectivas, su paso por el gobierno tamaulipeco también
le generó, al igual que su antecesor, el rompimiento matrimonial.
Ni hablar.
Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx
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